Ajusticiando Piratas

... corsarios, bucaneros y lo que haga falta. Lo debe dar el cargo, recordemos aquello tan bonito de : Al Alba, con fuerte viento de levante... que nos regaló, para relatar la inmarcesible hazaña del islote Perejil, rescatado heroicamente de las garras agarenas, aquel ministro de Defensa, gran conocedor, se decía, de los grandes caldos procedentes de su región de origen (una cogorza Jumilla es una experiencia mística, créanme). Los ministros de Defensa, puede que inconscientemente, contagiados por el espíritu de la milicia, tienden a retrotraer el idioma a los tiempos en los que algún respeto infundían por el mundo, y hay que tener en cuenta, le pese a quien le pese, que desde la batalla de Rocroy en 1643, el Ejército de España o de Castilla o de Aragón, no ha hecho más que el ridículo; sin olvidar lo de los pececitos del Mediterráneo con la bandera cuatribarrada gracias a los Almogávares, a Roger de Flor, a Roger de Lauria o a todos juntos
Señor, no sólo no pienso que galera u otro bajel intente navegar por el mar sin salvoconducto del rey de Aragón, ni tampoco galera o leño, sino que no creo que pez alguno intente alzarse sobre el mar si no lleva un escudo con la enseña del rey de Aragón en la cola para mostrar el salvoconducto del rey aragonés
Desde aquellos tiempos heróicos, entre los siglos XIII y XVII, en los que, aquí podemos afirmarlo sin miedo, España era un concepto discutido y discutible, los gloriosos ejércitos de España no se han comido un rosco, excepto para masacrar a su propio pueblo, eso sí, con especial crueldad. Esa puede ser la explicación para la extraña jerga cuartelaria que se gastan los ministros. ¿A que queda chusco ese ¡mande firmes! dirgido a un general con la que el/la ministro/a de turno da muestra de su autoridad? Claro que hay ministros y ministros, el ¡Viva Honduras! del ministro jumillero al que antes hacíamos referencia nos llevó a cotas de descojono dificilmente superables, aunque el orgulloso hijo del alcalde falangista de Salobre tampoco se ahorró nada en gestos, por grandilocuentes y faraónicos, patéticamente ridículos.
Llegados a este punto, y aprovechando el retorno de las naves que aseguran que las aguas de Somalia puedan ser esquilmadas a gusto, financiando la seguridad de una actividad privada, la señora ministra propone que los piratas, ¿quienes son los piratas?, sean ajusticiados, en alta mar, según son apresados. Uno había creído que la pena de muerte estaba abolida y según la Real Academia de la Lengua, Ajusticiar es
(De justicia).
1. tr. Dar muerte al reo condenado a ella.
2. tr. desus. Condenar a alguna pena.
(Nótese que la segunda acepción está en desuso, y en cualquier caso implica una calificación de culpabilidad).Habrá quien pueda pensar que la señora ministra lo que quería decir era que los piratas deberían ser juzgados siendo este, juzgar, un término más acorde con lo dice la misma Real Academia:
(Del lat. iudicāre).
1. tr. Dicho de la persona que tiene autoridad para ello: Deliberar acerca de la culpabilidad de alguien, o de la razón que le asiste en un asunto, y sentenciar lo procedente.
2. tr. Formar opinión sobre algo o alguien.
3. tr. Fil. Afirmar, previa la comparación de dos o más ideas, las relaciones que existen entre ellas.
Y nos quedaríamos con la primera acepción.
Cruel dilema en el que hemos de movernos, o la señora ministra, de reciente pasado pacifista, se nos ha convertido en una almogóvara que al grito de Desperta Ferro! o peor aún matem! matem! pretende limpiar de piratas la mar océana, o, y va a ser eso, es persona de flaco conocimiento de la lengua española, lo cual siendo preferible no deja de ser triste y, además, termina poniendo de manifiesto la escasa talla intelectual de los ministros ¿socialistas? de cuya mediocridad se salva, y por los pelos, la vicepresidentaDe la Vega, y puede que, independientemente de que no compartamos, ni siquiera mínimamente, sus políticas, la ministra Garmendia. Lo demás es un desierto intelectual sin oasis.