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viernes, 10 de diciembre de 2010

Deporte bajo sospecha

Tras la caida del muro de Berlín, el mundo libre, libre de dignidad, se apresuró a echarse encima de los logros deportivos del mundo del socialismo real. El mundo libre, libre de vergüenza, que de la mano de un falangista, es decir un fascista, en este caso catalán, que no dudó en convertir el deporte en un gigantesco negocio, arremetió contra las medallas que, sobre todo, la DDR había ganado en Olimpiadas y Campeonatos Mundiales. Como caballo de batalla: el uso de anabolizantes, esteroides y otras substancias dopantes. El mundo libre, libre de decencia, presumía: Contra atletas limpios, que solo tenían la ayuda del entrenamiento y el pundonor, teniendo como horizonte el altius, citius, fortius, se habían estado enfrentando atletas tramposos que, probablemente obligados por el dictatorial y tiránico régimen comunista, se habian envenenado para obtener mejores resultados. La desaparición de tan odioso sistema, que tanto ha beneficiado (¿el sistema o su desaparición?) a la humanidad no podía tener más resultado, en lo que a lo deportivo se refiere, que la llegada de la limpieza absoluta.
No más ayuda ilegal a los deportistas.
Mentira, mentira y mentira.
No seré yo quien justifique el dopaje. Ni siquiera estoy, del todo, de acuerdo con las premisas del barón de Coubertain, padre del Olimpismo Moderno, que llevadas a la práctica de forma absoluta significaban que la práctica deportiva de alto nivel sólo quedaria al alcance de los gentlemen, de las clases pudientes, en definitiva. Pero la absoluta profesionalización del deporte tenía que, necesariamente, llevarnos hasta este punto. Los deportistas profesionales tienen que seguir, a toda costa, a un alto nivel, porque, en caso contrario, tienen que despedirse de becas, ayudas ADO, etc..., en definitiva, su modus vivendi, que también incluye sponsors y patrocinios. Y no sólo es el atletismo, o el ciclismo, ¿alguien se acuerda del paso por Italia de ese modélico entrenador, que desde su púlpito nos da, al común de los mortales, continuas lecciones de ética y comportamiento, y que atiende al nombre de Pep Guardiola?

martes, 15 de junio de 2010

El Mundial

Ha echado a andar, como cada cuatro años, el Mundial de Fútbol, una competición que sigo con relativo interés al no participar en ella el equipo de mis preferencias. Si bien muchos de sus componentes integran diferentes selecciones, y suelen ser esas las que más suscitan mi atención. Así pués me interesa lo que pueda hacer el 23 de Paises Bajos, Van der Vaart, el 9 de Argentina, Higuain, el 10 de Brasil, Kaká, el 15 de Portugal, Pepe, y también el 7 de la misma selección, C. Ronaldo, probablemente el jugador actual más completo. Y por supuesto, jugando con España, el 1, Casillas, el 2, Albiol, el 14, X. Alonso, el 15, Sergio Ramos y el 17, Arbeloa.
Mi absoluta falta de identificación hacia los símbolos que representan el Reino de España, su bandera y su himno. Es más, mi completo desprecio hacia ellos hace que me sea muy difícil implicarme tribalmente. Después de un año de haber soportado el blaugranismo más provinciano, con reiteradas y cansinas alusiones a los seis, títulos,seis, obtenidos por el F. C. Barcelona, merecidísimamente, nadie lo duda, un posible escenario con la selección del Reino de España ganando el Mundial, con el consiguiente estallido de rojigualdismo casposo, me asusta mucho, incluso llega a conturbarme y preocuparme. En tiempos, desgraciadamente, pasados no tenía demasiadas dificultades en encontrar referentes deportivos, tanto en el Mundial de Fútbol, como en los Juegos Olímpicos, como en el evento deportivo que fuera. Yo iba con la URSS, la DDR, Checoslovaquia o Bulgaria sin demasiadas dificultades. Su desaparición, al menos como países caracterizados como socialistas ha provocado que tenga que haber construido un protocolo de simpatías con unas determinadas reglas de prelación para clasificar los equipos participantes por la simpatía que me despiertan:
1º) La selección que contenga más jugadores de mi equipo participando activamente en cada partido.
2º) Las selecciones de mi entorno cultural, fundamentalmente idiomático.
3º) las selecciones que jueguen bien al fútbol.
No es difícil deducir, que mis mayores simpatías son para la selección española, en la que Casillas, Xabi Alonso y Sergio Ramos son habituales titulares, no siendo infrecuentes las participaciones de Arbeloa y Albiol, despues vendrían, por el orden que cito:Portugal, Argentina, Brasil, Holanda a continuación Méjico, Uruguay, Paraguay, Honduras, Chile, sin olvidar a Francia, Italia y Grecia. Del resto, la que aparentemente juega mejor es Alemania, y como ya juegan turcos e incluso un afroalemán, es decir un negro,la he retirado mi tradicional veto.
Es una forma absurda e infantil de implicarse pero responde fielmente a mi forma de ser que no deja de ser infantil y absurda, no soporto la neutralidad, si llego a nacer suizo (¡ojo con las bromas y los bollos!) hubiera acabado exiliándome. Incluso cuando veo, un partido de solteros contra casados, que en mi oficina siguen haciéndose por la celebración de San Isidoro, patrono de Estadística, tengo que tomar partido, y no lo hago necesariamente con el colectivo al que pertenezco. Por cierto ¿no debería hacerse un triangular contando con los divorciados que es el colectivo mayoritario?
Por concluir, por no hablar de la crisis, de la inevitable Huelga General, que intentaremos organizar mejor que la de empleados públicos, voy a intentar relajarme, los pocos ratos que permite mi, ya complicadísima, agenda, viendo los partidos que pueda de este Mundial, combinándolos con Wimblendon, me encanta Nadal, admirando a Federer, que es inexplicablemente suizo para terminar con el Tour de France, en el que espero que gane Contador pero que, sobre todo, deseo que no lo haga Amstrong. Así concibo yo el deporte desde el sillón y con mando a distancia.

viernes, 30 de abril de 2010

Jogging

Creo que se llama así, jogging, que supongo que viene de jog, trote. Por tanto cuando alguien dice que hace jogging, lo primero que está haciendo es atentar contra la lengua española, o con la lengua que utilice cotidianamente siempre que no sea el inglés, y no solo por el uso del extranjerismo en cuestión. Una traducción aproximada nos llevaria a la barbaridad sintáctica de decir: yo practico trotando. ¿Y que es lo que practica trotando? sería la pregunta que surge de forma inmediata. Por otra parte una formulación más conforme con la sintaxis de la lengua española nos llevaría a decir: Yo practico el trote, actividad esta, el trote, que en español es:
Modo de andar de las caballerías y otros cuadrúpedos a paso ligero, con pequeños saltos y levantando a la vez el pie y la mano contrapuesta.
Mal empezamos.
Viene esta introducción a cuento con la época del año, estacionalmente hablando, en la que estamos, y somos los que hemos optado por alejarnos de las grandes ciudades los que percibimos, más nítidamente tan curioso fenómeno. Si tras los rigores del estío, con las primeras lluvias, brotan por doquier las setas, y los campos se pueblan de infinidad de individuos provistos de navaja y cesta, los primeros rayos de sol primaverales pueblan esos mismos campos de individuos de uno y otro sexo, de ambos sexos hay pocos y yo no he visto ninguno, practicando esa actividad, que en principio se circunscribe a las caballerías, pudiendo extenderse a otros cuadrúpedos. Claro es, que hay notorias diferencias entre ambos casos. Mientras los primeros buscan boletus edulis o calocybe gambosa, con el indisimulado objetivo de terminar con una colación nada frugal, los segundos, a los que bien podríamos llamar trotones parecen empeñados en demostrar que, efectivamente, el ser humano tiene un notable componente autodestructivo que gusta teñir de masoquismo. Este componente se pone de manifiesto, con extraordinaria crudeza, en determinados momentos de práctica religiosa, fundamentalmente coincidentes con aquellos que pretenden conmemorar la muerte del supuesto mesias. Es el momento de picaos con espaldas sangrantes, empalaos con carnes amoratadas y pertinaces percusionistas con los nudillos despellejados. Sin olvidar, aunque podríamos clasificarlos en un nivel de automartirio inferior, a aquellos que se destrozan vértebras lumbares o cervicales cargando, durante interminables madrugás enormes pesos para cuyo acarreo el ser humano domesticó bestias como el buey o el borrico y llegó a crear algunas como la mula. A día de hoy, los indudables avances científico-técnicos han permitido la creación de sofisticadísimos artilugios con los que transportar, por ejemplo, la Esperanza de Triana sería una sencillísima tarea. Ni hay que olvidar, por supuesto, a aquellos candidatos a pie de atleta (tiña pedis) o papiloma de pie (verruga plantar) que buscan el hongo correcto o el papilovirus adecuado, por el método de circular descalzos por pavimentos de dudosa salubridad, al ritmo de cajas, tambores, fanfarrias y clarines.Y fuera de la época folclórico-religiosa conocida como Semana Santa, de todos es sabido que, hay ciudadanos que de forma consuetudinaria, como algo habitual, mortifican sus carnes con cilicios, disciplinas y otros elementos de autotortura. Y esta afición a hacerse pupa no es privativa de la religión mayoritaria de nuestro pais, con la que el estado debe mantener especiales relaciones de colaboración, segun dicta nuestra constitución, a la que algunos desinformados creen laica. También otras religiones practican la autolesión mortificadora y salvífica. Los musulmanes, sin ir más lejos, una vez al año, y, aproximadamente durante un mes, Ramadan, deciden trastocar el ritmo alimentario, además de dañarse la vista intentando distinguir el dichoso hilo negro del blanco, puesto que parece ser que es a partir del momento en el que estos dos hilos se hacen indistinguibles, cuando pueden empezar a comer como Dios, Allah, manda. Siempre que Dios, Allah, Yaveh, o quien sea, esté pendiente de tamañas memeces. Concluyendo, al ser humano le encanta putearse, y si encuentra un motivo religioso que le permita suponer que el sufrimiento coadyuvará a su salvación eterna, miel sobre hojuelas, y si no hay tal motivo, pues se busca otro pretexto, y listo. ¿Y que pretexto tienen esos pobres desgraciados que, solos o en pareja, agitan sus lorzas y michelines, con un trote, de ahí su denominación anglosajona, que definiríamos como cochinero, con penosos rictus de sufrimiento, embutidos en incomodísimos atuendos que tienden a poner de manifiesto lo mal que les ha tratado la vida desde el punto de vista estético? Los hay que utilizan como pretexto la salud, pero ni ellos mismos llegan a creerse del todo esta monserga. ¿Como va a ser sano hacer trabajar al corazón a un ritmo enloquecido? ¿Como va a ser sano el elevarse, sin ton ni son, los níveles de ácido láctico? Cualquier experto en salud, incluso un médico, dirá que el fatigarse nunca es bueno,y aunque hay fatigas que proceden de esfuerzos muy placenteros, no se aprecia placer alguno, y si dolor y sufrimiento. La salud no es un pretexto válido. Otros utilizan pretextos estéticos. A simple vista puede parecer que esta absurda práctica provoca, por si misma, gordura, puesto que todos los que la practican están, en mayor o menor medida, gordos. Es una impresión equivocada, es al revés, son gordos que quieren dejar esta condición, los que se somenten a riesgos cardiovasculares sin medida ni control, por más que algunos de ellos lleven adheridos al cuerpo varias clases de instrumentos destinados a medir constantes básicas. La necesidad que sienten de dejar de ser gordo viene determinada por la dictadura de la esbeltez, que hace mucho que padecemos, y esto lo sé yo muy bien, que al fin y al cabo soy un gordo profesional. A mí, como a tantos gordos, asumir mi condición me ha costado lo mio. Pero nunca me ha dado por correr. No sé si es cierta la anécdota de un jugador del Betis, Rogelio, de gran calidad técnica, que acuciado por su entrenador para corriera tras un balón contestó:"Correr es de cobardes". No sé si la anécdota es cierta, ni siquiera sé si se debe a ese jugador. Es igual. La asumo como propia. En no pocas ocasiones he intentado hacerme delgado, ¿buscando mayor aceptación social? ¿para que me hiciera caso alguna moza que me gustaba y me ignoraba?, puede. Y dada mi renuencia, cada vez mayor, al ejercicio, opté por otra forma de tortura: La dieta: el martirio de la ensalada y el pescado a la plancha, de la renuncia al dulce y al alcohol, y esto último para mí, durante una parte importante de mi vida, era un suplicio. ¿Conseguí algo? Poca cosa. Durante algún tiempo perdía kilos, a veces muchos, condenados a reaparecer en cuanto recuperaba mis hábitos, y no sólo los alcohólicos. Durante esos periodos me convertía en un ser más amargado, huraño e irritable, de lo que habitualmente soy. Mi aceptación social se desplomaba y del otro objetivo mejor no hablar. Hubo alguien que me dijo que para estar razonablemente delgado, o mejor para no estar excesivamente gordo, debería estar siempre a dieta. Me hizo un gran favor. Tomé una decisión y en absoluto me arrepiento de ella.
Pueden darse un paseo por Alpedrete cuando quieran, nunca se van a llevar el susto de verme haciendo jogging. Me quiero demasiado.

lunes, 11 de junio de 2007

Cansancio de fin de semana

Despues de las elecciones, con el gasto físico, pero sobre todo intelectual que supone, me apetecía un fin de semana, dedicado a fortalecer el cuerpo. Todavía el viernes tuvimos actividad política, le dimos un homenaje a Chema, el que durante muchos años ha sido el único concejal de Iu, en Alpedrete. Chema, durante esos años ha estado casi siempre en la oposición, sólo durante un periodo no muy grande una inestable coalación de PSOE, Iu y gentes de la derecha muy cabreados con el Pp, le permitió formar parte del equipo de gobierno, y su gestión fue impecable, pero los vaivenes de tan heterogénea mezcla, dieron al traste con aquello, quedó el PSOE gobernando en minoría, y el resultado fue la mayoría absoluta del Pp. A pesar de ello no se desanimó, se puso como objetivo dejar el proyecto de Iu en buenas manos, y ahí tenemos dos concejales de nuevo cuño, uno de ellos con veinticuatro años que le van a hacer sudar tinta a la petarda. Fue un acto muy emotivo, y cuando , engañado, entró en el restaurante en el que le esperabamos, él mismo se emocionó. Le engañamos como a un indio, nunca mejor empleada la expresión, ya que el mismo día de las elecciones, le regalamos, colchonero como es hasta los adentros, una camiseta del centenario del Atleti firmada por todos los jugadores de la primera plantilla, y con su nombre por detrás, ello le permitió dar el cante en el colegio electoral, y el ingenuo supuso que ese era su homenaje. Pero le quedaba lo del viernes, sabida es mi imposibilidad de catar los probablemente ricos caldos que se sirvieron, pero lo sustituí sin problemas por unos , no menos excelentes entrecots. Al final cantamos la Internacional, y como tenemos la letra sin unificar, unos subían a los parias de la tierra y otros a los pobres del mundo, y además no eramos precisamente el Orfeón Burgalés, quedó la cosa bastante deslucida, a pesar de lo cual yo también me emocioné. En definitiva, como trasnochamos algo más de lo habitual, que es nada, el sábado se presentaba poco propicio para hacer deporte, pero me sobrepuse y al mediodía ya estaba en Montmeló con los entrenamientos del Gran Premio de Cataluña. Me trasladé a Paris y no me defraudó el paseo triunfal de la belga Henin, aunque hay que decir que la muy guapa serbia Ivanovic no opuso demasiada resistencia. Con el fin de preparame para la final de dobles masculinos me fui un rato a la piscina, más que nada para descansar y refrescarme con el agua que, todo hay que decirlo estaba un pelín serrana. El partido de dobles estuvo interesante, teniendo que jugarse un tercer set, perdieron unos checos, y es que según nos informó el comentarista de TVE, los checos cuando llegan a la final de Roland Garros siempre pierden, debe ser la razón por la que Martina Navratilova e Iván Lendl insistieron tanto en hacerse norteamericanos. Como mi perro empezaba a presentar síntomas de impaciencia e hiperactividad, salí con él un rato, el imprescindible para que acometiera sus necesidades fisiológicas, por el campo nos cruzamos con una buena cantidad de individuos de ambos sexos, no quiero decir hermafroditas, sino que había hombres y mujeres, que había optado por una nueva modalidad de suicidio consistente en provocarse bien un infarto, bien un ictus o una congestión cerebral consistente en correr sin ton ni son, unos calzando una zapatillas probablemente carísimas, otros subidos en una bicicletas que cuestan casi lo mismo que una hipoteca. Las caras contraídas que presentan estas pobres gentes dan auténtica lástima. Mi perro, un labrador de unos cuarenta kilos que responde al nombre de Lenin, es poco amigo de extravagancias, y a la que ve alguien correr supone que lo hará detrás de un conejo, una liebre o cualquier otro animalillo susceptible de ser capturado, y con su afán colaborador, que los osados corredores desconocen, se pone a correr tras ellos. Ese desconocimiento les lleva a aumentar al límite la frecuencia de sus zancadas o el ritmo de sus pedaladas, dando en no pocas ocasiones con sus huesos en el suelo, con lo cual el cariñoso animalito se sube encima de ellos para, pasando la lengua por su cara varias veces, demostrarles su solidaridad y cariño. No suelen entenderlo, y a la que recuperan, aunque sea mínimamente el resuello, reanudan la carrera con más intensidad si cabe, es el momento en el que yo consigo, por fin, contener mis carcajadas llamo al perro y nos volvemos a casa. Una vez allí, y tras una frugal colación, en compañia de mi querida socia, que como no comparte conmigo las aficiones deportivas había dedicado la tarde a otros menesteres, más prosaicos, como leer o que sé yo que aberraciones, dejándome en soledad, al igual que mi hijo, que , inexplicablemente, había preferido a la piscina y sus amigos, me dispuse a simultanear los dos partidos que más me interesaban, comprar el del Sevilla en Pay per view me pareció un exceso. Nunca creí que hubiera podido llegar a sufrir tanto. Gracias a mi pericia a la hora de manejar el mando consegui ver solo las jugadas en las que atacaba el Madrid o el Espanyol, pero ¡Ay de mí! cuando por mor de un contrataque podía apreciar las innegables insuficiencias de Cannavaro o el mortal desparpajo de la pulga Messi. Cuando marcaron Messi, con el pie, y Diego Milito,el segundo, creí como a Asuranceturix que el cielo se iba a desplomar sobre mi cabeza, mi pericia trocose en torpeza de manera que el minuto glorioso em lo perdí de tal suerte que me enteré del segundo gol de Van Nistelroy conectado al Nou Camp y del empate de Tamudo viendo a los ocupantes del banquillo del Madrid pegando saltitos como idiotas. La noche se convirtió en larguísima ya que me ví todos los resumenes en todas las cadenas, y entre las cadenas análogicas, las digitales terrestres y Digital+ suman unas cuantas. Acabé acostándome a las tres de la mañana. Y eso que no me enteré de que el Madrid de baloncesto jugaba el cuarto partido del playoff semifinal contra el Joventut. El domingo fue un poco más relajado, solo llegué a fatigarme un poco con Nadal, aunque cuando llegó Montrèal y su fórmula 1 yo ya estaba un poco saturado. Quizás eso explique el 7º puesto. En fin, hoy lunes vuelta a la vida sedentaria despues de un agitado fin de semana.
Mens sana in Corpore sano