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lunes, 8 de junio de 2009

IUAlpedrete asume la realidad, y yo más

Y la asume con tranquilidad, o eso creo. Me estoy refiriendo, por supuesto, a los miembros de la Asamblea de Alpedrete que participamos activamente en la vida política de la misma, si los que se limitan a pagar la cuota, la mayoría de la asamblea para que negarlo, asume o no la realidad, triste realidad, francamente me importa un bledo, es más si mañana mismo se dieran de baja me quedaría tan a gusto. Si alguien que cree ser experto en la exploración de la mente humana está detectando un rastro de amargura o cabreo, puedo afirmar rotundamente que ha acertado de pleno, sin embargo es un acierto que no le concede, en modo alguno, una especial habilidad psicológica. Mi cabreo es indisimulable, entre otras cosas porque no tengo intención alguna de disfrazarlo ni ocultarlo, estoy jodido y muy, pero que muy, mosqueado. Y si hasta el día de ayer no había mostrado mi estado de ánimo, aunque, a mi juicio, hay silencios más que elocuentes, ha sido porque mi compromiso militante me lo ha impedido. Por más que las elecciones ayer celebradas tengan para mi la consideración de patochada de nivel planetario, dando como buena la terminología, un tanto kerigmática, de esa absoluta analfabeta política que, según parece, tiene a su cargo la organización del PSOE, y que responde al nombre de Leire Pajín, no puedo dejar de lado el hecho de que para muchos compañeros, de los que honestamente trabajan para sacar este proyecto adelante, son los resultados electorales, de estos chapuceros procesos de cartas marcadas, los prioritarios a lo hora de diseñar nuestra estrategia. No es mi manera de contemplar a IU, de hecho si fuera por los resultados electorales debería estar contento, en Alpedrete hemos subido electoralmente, de 201 votos a 226 (en las municipales multiplicamos por tres o cuatro estos resultados, algo tendrá que ver el trabajo cotidiano), y en la Sierra de Guadarrama, con las excepciones de Torrelodones y El Escorial, en general hemos subido, mientras el PSOE ha bajado. Por respeto y coherencia he estado callado durante el tiempo que ha durado la campaña electoral, no he manifestado mi preocupación por la deriva que ha tomado la postura de la izquierda real, esa que, teóricamente, no se ha rendido ante el capitalismo y no vota al PSOE. Me preocupa, me cabrea y me indigna su actitud, y no por el hecho, fácilmente constatable, de que muchos de ellos no acudiesen a votar, me parece muy legítima la abstención como postura política, aunque en la entrada anterior explique el porqué la consideraba una estrategia equivocada, me preocupa, me cabrea y me indigna su absoluta indeferencia por toda actividad social, su desaforado pasotismo a la hora de afrontar los retos que tenemos, da la sensación y muy particularmente en la Comunidad de Madrid de que tenemos, exactamente, el gobierno que nos merecemos. Empiezo a cansarme de ver las mismas caras, exactamente las mismas caras, entre la que está la mia, en Plataformas en defensa de lo público: la sanidad, la educación, etc, en Movimientos ciudadanos en defensa del Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible, en Foros de contenido social, etc...Somos, somos, siempre los mismos, y el juego empieza a cansar, a mi me empieza a cansar. Al fín y al cabo, un servidor tiene recursos personales y profesionales que le permiten vivir mucho mejor, y en algunos aspectos muchísimo mejor que la mayoría de los impresentables borregos seguidores del PP o PSOE, que a tenor de los resultados de ayer son aproximadamente la mitad de la población, y también mejor que la otra mitad, la que no solo no va a votar, que, insisto es lo de menos, sino que tampoco mueve un dedo para intentar transformar la realidad.
En esta sociedad capitalista e injusta, un servidor tiene un notable nivel de vida, en mi casa entra todos los meses una más que suficiente remuneración, y de pocos caprichos me privo. Estoy destinando esfuerzos a pelear por una sociedad en la que, con toda seguridad, mi familia y yo viviríamos peor, para que puedan vivir mejor aquellos a los que la situación parece importarles un bledo.
Y al cabo, nada os debo
me debeis cuanto escribo.
A mi trabajo acudo,
con mi dinero pago
el traje que me cubre
y la mansión que habito
el pan que me alimenta
y el lecho donde yago.
Empiezo a estar hasta el ombligo, palmo arriba, palmo abajo