El espía otomano opina:
Lleva una temporada el dueño de la bitácora, Bolche, cariacontecido y apesadumbrado. Cada vez que alguien le pregunta sobre su opinión sobre el euro o más extensamente sobre la Unión Europea, adquiere la forma de ficus y además se pone de perfil. Indudablemente el hecho de que la organización en la que milita, el PCE, no se manifieste claramente al respecto le está generando incomodidad y sólo la posibilidad de que la próxima Conferencia Política proporcione respuestas le aporta cierto grado de serenidad.
Este espía, como no milita en organización alguna, no se siente obligado por ninguna disciplina de manera que, tras escrutar, observar y analizar, tal y como corresponde a su oficio, puede dar su opinión, tranquilamente. Son muchas las relaciones que tiene este espía, en su calidad de otomano, con Grecia y analiza con interés las posiciones de la izquierda griega, fundamentalmente del Partido Comunista de Grecia (KKE) y los socialdemócratas ( SYRIZA.) Tanto unos como otros son extrordinariamente críticos con la imbricación de Grecia en la UE, y los comunistas abiertamente hablan de la salida del Euro, que implicaría la de la UE, aunque los socialdemócratas se conforman, con renegociar la deuda, considerada como impagable, y abolir el llamado memorando de recortes, y no se debe ocultar que la abolición de este memorando en la práctica puede implicar no la salida sino la expulsión del euro. Y las elecciones griegas están al caer y de su resultado pueden depender muchas cosas, y a este espía le parece que un triunfo de la izquierda (excluyendo al PASOK de difícil clasificación) podría suponer el replanteamiento de la Europa de los Mercados, nacida después de Maastrich.
No va a ser menos importante el resultado de las legislativas francesas con un programa del PS, y que me perdone el dueño de la bitácora, más ambicioso que el presentado aquí para el 20-N, por IU, del que presenta el Frente de Izquierdas, del que forma parte el PCF , ni hablamos.
Parecen tener los españoles, los de izquierda, cierto pudor, casi miedo, al hablar de estas cuestiones. Y cree este espía que llamar al pan pan y al vino vino no puede hacerle daño a nadie. España aceptó un papel subsidiario desde el mismo momento en que se incorporó a la, entonces Comunidad Europea, CE. Felipe González cumplió, sobradamente. con el objetivo que le ordenaron: desmantelar el tejido industrial español y convertir España en una suerte de balneario con el turismo y la construcción como motores de la economía. Lo desastroso de esta decisión quedó, inicialmente, oculto por la llegada de los llamados fondos estructurales y de cohesion. Pero tras Maastrich, la moneda única, el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis, España se ha quedado como aquel rey, desnuda, por mucho que haya quien quera verla vestida con esperanzadores ropajes.
Si este espía fuera marxista, y los espías somos de ideología difusa, y hubiera leido la caracterización que hace Lenin de las fases del capitalismo, identificaría la estructura de la UE como característica del capitalismo monopolista de estado, es decir la fase en la que los monopolios se entralazan con los poderes del estado para asegurar beneficios. Hay que reformar radicalmente la estructura de la UE para que camine en la dirección de la Europa de los trabajadores y de los ciudadanos, no de los mercados. Y si esa reforma radical, que puede necesitar la destrucción de la estructura actual, implica el abandono de la moneda única deberían hacerlo los españoles, eso sí sabiendo que no se va a tratar de un camino de rosas. Lo que no pueden hacer, cree este espía, es seguir pagando una deuda, a todas luces, impagable, además de ilegítima. Y la izquierda tiene que decirlo, el PSOE, desde luego, no lo va a hacer.
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