Este año nos toca Eurocopa, una competición que viene a ser como el campeonato del mundo de fútbol, pero sin Argentina ni Brasil. En alguna entrada antigua, que no me voy a poner a buscar, he citado mi primer recuerdo de esta competición, en 1964 , la mítica final contra Rusia (entonces Unión Soviética) con el no menos mítico gol de Marcelino , a pase de Chus Pereda. La selección española vistió de azul, ya que los rojos (con la leyenda CCCP, que jamás quiso decir currucucú paloma) eran los otros. Algunos años después comprendí el porqué asistí, en directo, a ese partido, el motivo real era ver ondear la bandera roja con la hoz y el martillo en presencia de Franco y que, igualmente en su presencia sonara La Internacional, sin saber que había dejado de ser el himno de la URSS en 1944, y que incluso tras la muerte de Stalin se había cambiado la letra para eliminar toda referencia a su nombre, afortunadamente mi padre no conocía esta historia del cambio de letra porque le hubiera disgustado dada la, nunca oculta, admiración que tenía por el georgiano, al que únicamente criticaba el que hubiera detenido los tanques del Ejército Rojo en Berlín. Mi familia era así, en el verano del 74 (Mundial de Alemania) con las ventanas abiertas dimos estruendosos gritos de alegria cuando Sparwasser marcó el gol que daba el triunfo a la RDA frente a la RFA. a los buenos de la Alemania Comunista contra los malos de la Alemania Imperialista. Al día siguiente los vecinos nos miraban intrigados preguntándose por los lazos familiares o culturales que nos unían con Alemania.
Desde aquel lejano 1964 hasta 1984 el papel de la selección española fue bastante mediocre, en aquella edición bajo la dirección de Miguel Muñoz se llegó hasta la final, perdida con la anfitriona Francia, y después de nuevo la nada hasta la explosión de 2008 con el gol del niño Torres.
2008, Campeones de Europa, 2010, Campeones del mundo. Y una de las mayores explosiones de nacionalpapanatismo que uno ha visto. Madrid, y supongo que el resto de España, se tiñó de rojigualdo, con la grima que me da, y añadido al rojigualdo que había soportado de las senyeras del Barça triomfant, lo siento pero el color es el que es, acabé mas que hastiado hasta el ombligo (palmo arriba palmo abajo), de banderas, banderitas y banderolas. Es un dato que a lo mejor no tiene relevancia pero en Alpedrete, mi pueblo, el facherío más irredento se lo pasó bomba con tanta exhibición banderil.
Se me paran los pulsos, se me erizan los vellos y se me hiela hasta el conducto seminal con la posibilidad, y la posibilidad ¡Ay Dios mío! existe, y la probabilidad no es pequeña de que los gladiadores patrios reediten fazaña.
No puedo negar mi carácter afrancesado, en la, mal llamada, guerra de la independencia, que nos devolvió al trono a una familia de degenerados, vagos y corruptos, las hubiera pasado más que putas. Por tanto Francia es mi candidata favorita. Y si no ahí tenemos a Portugal , con dos de mis jugadores favoritos Cristiano Ronaldo y Pepe, sin olvidar al también madridista Coentrao.
Si se diera el improbable caso de que la ganadora fuera Inglaterra, no descarto ir a celebrarlo al Peñon de Gibraltar, con los macacos.
Allez la France!
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