Voy a tener que seguir dándole vueltas a temas éticos o morales. Si en la entrada anterior he querido, no sé exactamente si lo he conseguido, refllexionar sobre el relativismo moral apostando por la existencia de diferentes catálogos morales y la inexistencia de una moral única o neutra, en esta me gustaría hacerlo sobre consecuencias. Y para ello me ha venido al pelo la actualidad, una actualidad que hoy es rabiosa por el estallido de las finanzas del PP, pero que ayer lo era por los supuestos viajes a Andorra, y no precisamente a hacer turismo, de un hijo de un expresidente de la Generalitat, antesdeayer por las irregularidades de un partido político democristiano catalán, y no ha mucho extraños Expedientes de Regulación de Empleo en Andalucia, no menos raras concesiones de ITV en Cataluña, aeropuertos sin aviones en Castellón y Ciudad Real, Pokemon, Gürtel, Malaya. y los que tenemos memoria tambien recordamos Fiesa, Malesa y Time Export. Como se puede ver hay variedad, en cuanto a las formaciones políticas metidas en el ajo, y uniformidad simultánea, ninguna e ellas cuestiona la estructura del sistema capitalista. El PP defiende el sistema sin ambages, es más, defiende su versión más radical y antiinsolidaria. Los que en su día fueron socialdemócratas, y pretendían avanzar hacia el socialismo utilizando las reglas del sistema, hoy no cuestionan el capitalismo, lo consideran imprescindible como complemento del sistema democrático, y persiguen, cada vez con menos éxito, una especie de capitalismo amable. En cuanto a los nacionalistas catalanes de derecha, pues que decir, defienden el mismo modelo que el PP, con mejores formas porque no tienen residuos del fascismo en sus filas, sustituyendo la burguesía española por la catalana.
El código de conducta que determina la actuacíon de estas fuerzas políticas es el derivado de la moral burguesa, y visto así tampoco es tan grave lo que han hecho. Quizás, estéticamente, un poco chapucero. La esencia del sistema capitalista es de un individualismo descarnado. El individuo por encima de todo, y entre sus derechos inalienables está el derecho a enriquecerse. ¿Porque es legal que un empresario extraiga plusvalía de la fuerza de trabajo de sus obreros y es ilegal cobrarle una comisión a una empresa por adjudicarle una obra pública? Simplemente porque está escrito en un Código elaborado por el propio sistema. A mí, desde mi moral, tan ilegítima me parece una cosa como la otra. Y como, a mi juicio, no hay frontera clara, más allá de lo escrito en ese código de justicia, la transgresión es casi inevitable. Estoy seguro de que los implicados en estas prácticas, en el fondo, estaban convencidos de que actuaban bien.
Tengo que suponer que los muchos millones de ciudadanos que votaron a estas fuerzas políticas sabían que eran defensoras del sistema capitalista, no deberían quejarse, si acaso arrepentirse. Está de absoluta actualidad: Si votas mierda no te quejes del olor
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