lunes, 11 de junio de 2007

Cansancio de fin de semana

Despues de las elecciones, con el gasto físico, pero sobre todo intelectual que supone, me apetecía un fin de semana, dedicado a fortalecer el cuerpo. Todavía el viernes tuvimos actividad política, le dimos un homenaje a Chema, el que durante muchos años ha sido el único concejal de Iu, en Alpedrete. Chema, durante esos años ha estado casi siempre en la oposición, sólo durante un periodo no muy grande una inestable coalación de PSOE, Iu y gentes de la derecha muy cabreados con el Pp, le permitió formar parte del equipo de gobierno, y su gestión fue impecable, pero los vaivenes de tan heterogénea mezcla, dieron al traste con aquello, quedó el PSOE gobernando en minoría, y el resultado fue la mayoría absoluta del Pp. A pesar de ello no se desanimó, se puso como objetivo dejar el proyecto de Iu en buenas manos, y ahí tenemos dos concejales de nuevo cuño, uno de ellos con veinticuatro años que le van a hacer sudar tinta a la petarda. Fue un acto muy emotivo, y cuando , engañado, entró en el restaurante en el que le esperabamos, él mismo se emocionó. Le engañamos como a un indio, nunca mejor empleada la expresión, ya que el mismo día de las elecciones, le regalamos, colchonero como es hasta los adentros, una camiseta del centenario del Atleti firmada por todos los jugadores de la primera plantilla, y con su nombre por detrás, ello le permitió dar el cante en el colegio electoral, y el ingenuo supuso que ese era su homenaje. Pero le quedaba lo del viernes, sabida es mi imposibilidad de catar los probablemente ricos caldos que se sirvieron, pero lo sustituí sin problemas por unos , no menos excelentes entrecots. Al final cantamos la Internacional, y como tenemos la letra sin unificar, unos subían a los parias de la tierra y otros a los pobres del mundo, y además no eramos precisamente el Orfeón Burgalés, quedó la cosa bastante deslucida, a pesar de lo cual yo también me emocioné. En definitiva, como trasnochamos algo más de lo habitual, que es nada, el sábado se presentaba poco propicio para hacer deporte, pero me sobrepuse y al mediodía ya estaba en Montmeló con los entrenamientos del Gran Premio de Cataluña. Me trasladé a Paris y no me defraudó el paseo triunfal de la belga Henin, aunque hay que decir que la muy guapa serbia Ivanovic no opuso demasiada resistencia. Con el fin de preparame para la final de dobles masculinos me fui un rato a la piscina, más que nada para descansar y refrescarme con el agua que, todo hay que decirlo estaba un pelín serrana. El partido de dobles estuvo interesante, teniendo que jugarse un tercer set, perdieron unos checos, y es que según nos informó el comentarista de TVE, los checos cuando llegan a la final de Roland Garros siempre pierden, debe ser la razón por la que Martina Navratilova e Iván Lendl insistieron tanto en hacerse norteamericanos. Como mi perro empezaba a presentar síntomas de impaciencia e hiperactividad, salí con él un rato, el imprescindible para que acometiera sus necesidades fisiológicas, por el campo nos cruzamos con una buena cantidad de individuos de ambos sexos, no quiero decir hermafroditas, sino que había hombres y mujeres, que había optado por una nueva modalidad de suicidio consistente en provocarse bien un infarto, bien un ictus o una congestión cerebral consistente en correr sin ton ni son, unos calzando una zapatillas probablemente carísimas, otros subidos en una bicicletas que cuestan casi lo mismo que una hipoteca. Las caras contraídas que presentan estas pobres gentes dan auténtica lástima. Mi perro, un labrador de unos cuarenta kilos que responde al nombre de Lenin, es poco amigo de extravagancias, y a la que ve alguien correr supone que lo hará detrás de un conejo, una liebre o cualquier otro animalillo susceptible de ser capturado, y con su afán colaborador, que los osados corredores desconocen, se pone a correr tras ellos. Ese desconocimiento les lleva a aumentar al límite la frecuencia de sus zancadas o el ritmo de sus pedaladas, dando en no pocas ocasiones con sus huesos en el suelo, con lo cual el cariñoso animalito se sube encima de ellos para, pasando la lengua por su cara varias veces, demostrarles su solidaridad y cariño. No suelen entenderlo, y a la que recuperan, aunque sea mínimamente el resuello, reanudan la carrera con más intensidad si cabe, es el momento en el que yo consigo, por fin, contener mis carcajadas llamo al perro y nos volvemos a casa. Una vez allí, y tras una frugal colación, en compañia de mi querida socia, que como no comparte conmigo las aficiones deportivas había dedicado la tarde a otros menesteres, más prosaicos, como leer o que sé yo que aberraciones, dejándome en soledad, al igual que mi hijo, que , inexplicablemente, había preferido a la piscina y sus amigos, me dispuse a simultanear los dos partidos que más me interesaban, comprar el del Sevilla en Pay per view me pareció un exceso. Nunca creí que hubiera podido llegar a sufrir tanto. Gracias a mi pericia a la hora de manejar el mando consegui ver solo las jugadas en las que atacaba el Madrid o el Espanyol, pero ¡Ay de mí! cuando por mor de un contrataque podía apreciar las innegables insuficiencias de Cannavaro o el mortal desparpajo de la pulga Messi. Cuando marcaron Messi, con el pie, y Diego Milito,el segundo, creí como a Asuranceturix que el cielo se iba a desplomar sobre mi cabeza, mi pericia trocose en torpeza de manera que el minuto glorioso em lo perdí de tal suerte que me enteré del segundo gol de Van Nistelroy conectado al Nou Camp y del empate de Tamudo viendo a los ocupantes del banquillo del Madrid pegando saltitos como idiotas. La noche se convirtió en larguísima ya que me ví todos los resumenes en todas las cadenas, y entre las cadenas análogicas, las digitales terrestres y Digital+ suman unas cuantas. Acabé acostándome a las tres de la mañana. Y eso que no me enteré de que el Madrid de baloncesto jugaba el cuarto partido del playoff semifinal contra el Joventut. El domingo fue un poco más relajado, solo llegué a fatigarme un poco con Nadal, aunque cuando llegó Montrèal y su fórmula 1 yo ya estaba un poco saturado. Quizás eso explique el 7º puesto. En fin, hoy lunes vuelta a la vida sedentaria despues de un agitado fin de semana.
Mens sana in Corpore sano

2 comentarios:

Blanca dijo...

Ten cuidado, Javi, porque un día te nos matas... y de paso, contéstame a una proposición nada deshonesta que encontrarás en mi casa.

Buen fin de semana, vive dios, pero hasta el rabo... todo es toro.

Gracchus Babeuf dijo...

Madre del Amor hermoso..!!!

¡Qué agotamiento!. No le vuelvo a leer hasta dentro de dos o tres semanas, ¡stajanovista!