En un comentario, que a mi me ha resultado muy emotivo Blanca nos ha contado porque se hizo "colchonera":
Te voy a contar por qué nunca fui ni simpatizante del Madrid: mi padre era una persona buenísima y muy cordial. Tenía la condición de ser atlético y siempre lo llevó con mucha honra y distinción. Tenía además una cafetería en la calle Lavapies con el mejor café del barrio, incluso lo tostaba el; lo traía en crudo de origen y lo tostaba en su tostadora, la única, ya no digo del barrio, debía de ser de todo Madrid, con lo cual su ropa se impregnaba de ese olor delicioso a café recien tostado... olor que tengo en mis pituitaria hasta el día que me muera...A esta cafetería venía todo el mundo, como no podía ser de otra manera, y los lunes, a veces yo escuchaba a algún "imbécil" preguntarle a mi padre con sorna: ¿D. Juan, qué hizo ayer "su aleti"? Evidentemente, "su" aleti era muy común que hubiera perdido a la manera clásica... Mi padre sonreía algo forzado y no contestaba, porque era todo un clásico y "el cliente tenía siempre razón", pero sufría mucho porque era un histórico seguidor colchonero.Es curioso como se forjan en el carácter, fundamentalmente en la infancia, determinadas aficiones o fobias. Blanca ha conseguido con ese extracto de su relato que yo mismo haya llegado a oler ese café tostado, y con ese aroma han llegado, como no, otros olores de mi infancia, el olor de la cocina
económica de mi casa en la calle Canarias, muy cerca de la Lavapiés de Blanca y también de don AF, y recuerdo muy bien a mi padre pegado a la radio Telefunken, escuchando los partidos del Madrid en la Copa de Europa, en mi casa no llegó la televisión hasta principios de los años 70. Era curioso el reparto de la radio en aquellos tiempos en mi casa, para mi padre eran
sagrados además de los partidos del Madrid, el
parte de las dos y media, la emisión en español de la
BBC de Londres y por supuesto, cuando conseguía sintonizarla,
Radio España Independiente, estación Pirenaica, muchos años después me enteré de que emitían desde Bucarest, de manera que lo de estación Pirenaica no era más que un eufemismo. Sin embargo, en las largas tardes de invierno, en verano estaba siempre en la calle y casi siempre en la plaza Luca de Tena o en los billares
Pasaje,al mismo tiempo que yo hacía los deberes del colegio, mi madre, mientrás hacía jerseys de lana, uno tras otro, o cosía puños y cuellos de camisa, para complementar la sufrida economía familiar, escuchaba uno tras otro los seriales de Radio Madrid:
"......la sociedad española de radiodifusión por su cadena de ondas propias y asociadas presenta:
.......Un arrabal junto al cielo,
de Guillermo Sautier Casaseca
con el cuadro de actores de Radio Madrid:
Pedro Pablo Ayuso
Matilde Conesa
Juana Ginzo
Matilde Vilariño
Eduardo de la Cueva
narrador: Teófilo Martínez...."
La vida, en mi casa, y en muchas otras giraba alrededor de la radio, y una parte muy importante era el fútbol.
Pero ¿que había llevado a mi padre, un derrotado y represaliado combatiente comunista a hacerse seguidor de un equipo que a base de ganar Copas de Europa se había convertido en el único activo que podía presentar el régimen?. Cuando creía yo, ingenuamente, que había salido de la niñez y ya era un hombrecito, recien aprobada la reválida de 4º, comencé a vincularme, un poco sin darme cuenta, a los círculos de estudio de las juventudes comunistas, y en cuanto dije que era socio del Madrid me llovieron críticas por todas partes, unas por ser aficionado al fútbol, potente alienador de las masas, y además por ser madridista el equipo de Franco. Trasladé a mi padre, con bastantes precauciones, dado su carácter, mis tribulaciones futboleras y después de reirse un buen rato, lo que me tranquilizó, se puso a contarme una historia, que dado lo poco aficionado que era a hacerlo, tomé como cierta entonces, y sigo tomando ahora, aún siendo consciente de que toda historia traida del pasado con intenciones didácticas, tiende, poco o mucho a deformaciones o exageraciones.
Para un combatiente comunista derrotado , reprimido y represaliado, entre otras cosas fue expusado de Ferrocarriles (MZA era su empresa) al nacer RENFE, el encontrar donde trabajar era un problema, y si además se tienen dos hijos de corta edad, mi hermano nacido en 1938 y mi hermana en 1940, la situación es angustiosa. Por otra parte, hay quien sabe sacar provecho de cualquier situación, y no pocos empresarios sin demasiados escrúpulos, contrataban a "no adictos al régimen" pagándoles auténticas miserias. Así dió mi padre con una pequeña empresa de transporte por carretera llamada pomposamente
"La Veloz Biosca" que hacía el trayecto de mercancías entre Alicante y Madrid. Cuando mi padre y otros "rojos necesitados" entraron en esta empresa, ubicada entoces en la calle Huertas, no disponía ni de camiones, ni de camionetas, el transporte se hacía por ferrocarril, y el reparto en Madrid y Alicante, mediante un carro de mano, del que tiraban mi padre y sus compañeros, cuando muchos años despues mi padre se jubiló,
"La Veloz Biosca" ,ubicada entonces en la calle Canarias 8, tras pasar muchos años en Palos de Moguer (hoy Palos de la Frontera) 32, tenía mas de una docena de camiones de gran tonelaje e innumerables camionetas y furgonetas de reparto tanto en Madrid, como en Alicante.Fue el progreso de la España de Franco El dueño de la empresa don Manuel Biosca residía en Alicante, y la agencia de Madrid la dirigía su cuñada,
doña Adela, viuda de un hermano del general Álvarez-Arenas, y con ella su hijo, de don Manuel, tambien llamado Manuel, y apodado
Manolito, aunque mi padre toda la vida le llamó don Manuel. Recien acabada la guerra, el tal
Manolito aprobó de modo fulminante la carrera de Ingeniero Aeronaútico, puede que el cabar la guerra de
alférez provisional tuviera algo que ver, el caso es que al tener poca confianza en sus conocimientos el joven ingeniero ingresó en el ejército del aire. Y ahí fue donde le conoció mi padre, siendo un impenitente forofo del Atlético Aviación, y que ni decir tiene que los más
pelotas de la empresa se hicieron rápidamente forofos del equipo rojiblanco. El estar tanto tiempo en la calle hizo que el Partido le encargase la tarea de ir, periódicamente, a la embajada británica para tener un conocimiento real de como iba la guerra, algo que ocultaba la presa oficial del régimen cuando las noticias eran contrarias al
eje Alemania-Italia-Japón. Como en los primeros tiempos las victorias del
eje se sucedían coincidiendo , y reconozco que es pura casualidad, con la época dorada del Atlético Aviación, de manera que las celebraciones en la pequeña oficina de la empresa se sucedían bien por un motivo, bien por otro. Cuando mi padre tuvo conocimiento, mucho antes de que la prensa oficial lo divulgara, de la derrota de Stalingrado, que cambió el curso de la guerra, esperó, con cierta ansiedad, a ver el
careto de los felices celebrantes, y no quedó defraudado, porque enseguida se imaginaron al ejército soviético llegando hasta Algeciras, recordemos que España participaba activamente en la guerra através de la
División Azul. Desgraciadamente las cosas no fueron así, el régimen cambió de bando haciéndosa íntimo de los vencedores norteaméricanos. Aquella cara de angustia entre los triunfadores de su agencia no volvió a verla, pero sí la de disgusto cada vez que perdía su equipo, de manera que empezó a aficionarse al fútbol y al Madrid. Cuando años después llegó la época gloriosa de las copas de Europa, mi padré se convirtió en uno de esos seguidores prepotentes de los que se quejaba Blanca. Cuando llegaba el lunes, y el Madrid había ganado y el Atleti perdido, mi padre iba a trabajar cantando como los enanitos de Blancanieves. Desde entonces me quedó todo claro y defenderé mi madridismo donde sea. Y por eso soy un madridista atípico que no alberga un especial sentimiento antibarcelonista más allá de la rivalidad, es más sé que cuando gana el Barça, a los
patriotillas exhibidores de banderas rojigualdas sin ton ni son, se les corta la digestión, por no hablar de las cuatro ligas consecutivas que ganaron los vascos, por más que en la primera que ganó la Real me llevé un notable disgusto cuando Zamora marcó en el último suspiro. Parece evidente que las cosas de la infancia tienen su importancia en conformar la personalidad, y para mí, y sé que es injusto, el fascismo y el Atleti son las dos caras de la misma moneda. Cosas de crios