Se celebran esta semana dos festividades que pretenden celebrar el resurgir de la vida con la llegada de la primavera. Una de ellas, la religiosa, la Semana Santa, canta la resurrección de la vida, despues de los sufrimientos representados por el
Triduo Pascual: el
Jueves Santo con la traición de
Judas Iscariote y el prendimiento del
Mesías, el
Viernes Santo con el martirio y muerte del
hijo de Dios y el
Sábado con el mismísimo
Dios, en la
segunda persona de la Santísima Trinidad, en el sepulcro. La
Resurrección, que es también
Redención, se produce el
Domingo. Y es este domingo el que produce la variabilidad en la fecha de celebración de la
Semana Santa, ya que ha de ser el domingo siguiente a la primera luna llena posterior al equinocio de primavera, supongo que debido a la herencia de la
Pascua Judía. Antes del
Éxodo , los pastores nómadas celebraban el nacimiento de los corderos. En la noche del primer día de luna llena de la primavera se reunían los pastores en el desierto, sacrificaban un cordero, realizaban un rito mágico para espantar los espíritus que podían perjudicar a los ganados o para ganarse la protección de los buenos espíritus, y celebraban una cena.Esta fiesta de primavera que ya existía antes del surgimiento de Israel como pueblo, se relacionó estrechamente con la experiencia de fe de la liberación de los hebreos, esclavos en el Egipto Y ya no se celebró en función de los ganados (ni de las cosechas, en el caso de la fiesta de los campesinos), sino como conmemoración de la liberación del éxodo. La fiesta comenzaba con la cena pascual y se extendía por siete días. Esta fiesta hebrea tiene un curioso ritual:
-La celebración doméstica, la cena propiamente dicha, para la cual se marcaba con sangre el dintel y los postes de las casas.
-La celebración, digamos más oficial, se hacia en Jerusalén, en el Templo, e incluía un sacrificio de sangre, recogida por los sacerdotes en vasijas y trasladada de mano en mano hacia el altar, esta era la parte que correspondía a
Yavé (Dios) en el banquete de la
Comunión. La cena pascual obedecía a un estricto ritual con carne de cordero, pan ácimo, hierbas amargas y cuatro copas de vino. Estos elementos encarnaban el memorial del
Éxodo y tenía una estructura pedagógica que permitía a los niños aprender a ser buenos judíos, a formar parte del pueblo elegido.
En la época de
Jesús de Galilea, la fiesta de la pascua tenía un gran significado escatológico, las esperanzas mesiánicas se cultivaban de un modo especial, por ello va a tener gran relevancia en los relatos evangélicos particularmente en los
sinópticos (Marcos, Mateo, Lucas).
Desde la destrucción del templo en el año 70 d. C. por los romanos, los judíos renunciaron a comer en la cena pascual un cordero inmolado.La cena pascual se celebra una vez que se ha asistido a la liturgia sinagogal. Todo comienza en la tarde del
Seder ( orden). Los judíos llaman a la cena pascual cena del
Seder, porque en ella todo está rigurosamente ordenado, pues se trata de la tarde más solemne del año. Con anticipación ha sido retirado todo pan fermentado y ha sido guardada la vajilla ordinaria. Para la fiesta hay una vajilla especial. Se prepara pues la fuente del
Seder , se ponen las copas en las que se servirá el vino como signo de la alegría, se acercan las sillas cómodas que reemplazan los triclinios en los cuales se recostaban los comensales en las cenas antiguas. La introducción consiste en el servicio de la primera copa de vino, que se bebe mientras se pronuncia una oración de alabanza. El padre de familia moja entonces la verdura en un agua salada, pronuncia una bendición y da algo a cada uno. Luego reparte un pan ázimo, del que separa la mitad para después de la cena. Ahora tiene lugar la cena propiamente dicha. El padre de familia dirige una invitación a "
los que tienen hambre y a los pobres". Se sirve entonces la segunda copa. El menor de los asistentes pregunta sobre la razón por la cual se celebra en esta forma la fiesta. Todos responden:
Un día fuimos esclavos del Faraón en el Egipto; entonces nos condujo el Eterno, nuestro Dios, fuera de allí.
Se narra entonces la historia de la liberación. Con ocasión de la narración del recuerdo de las diez plagas, cada uno mete un dedo en la copa de vino, toma diez veces una gotita y la derrama. No se debe beber completamente la copa de la alegría, pues entonces hubo mucho sufrimiento entre las gentes en Egipto. A la narración de la historia de la liberación responden todos con el
Hallel, el conjunto de salmos de alabanza que tienen que ver con la liberación del Egipto. Se bebe entonces la segunda copa. El padre de familia toma el pan, pronuncia la acción de gracias, lo parte y da de él un trocito a cada uno. De la misma manera toma de las hierbas amargas, las sumerge en la salsa, pronuncia una bendición, y da a cada cual de comer. En ese momento son traídas las viandas propiamente dichas de la cena. Antiguamente se comían, ahora, las carnes del cordero. El postre es simplemente el trozo de pan ázimo reservado para este momento. Después de comer se sirve la tercera copa. El padre de familia comienza la oración de la mesa con las palabras:
"Alabemos a quien nos da el alimento!", y reza la oración de la mesa. Se bebe entonces la tercera copa. Se sirve finalmente la cuarta copa. Se abre la puerta para que pueda entrar el mensajero del
Mesías, el profeta
Elías. En medio de la mesa se pone una copa llena de vino para él. Se canta la segunda parte del
Hallel y se bebe la cuarta copa.
Con una oración de conclusión se termina la celebración. Los más lanzados siguen con la quinta, sexta, séptima,etc..., para acabar cantando el
Samaria, patria querida. Pero esto está fuera de la tradición judia, tanto de la más ortodoxa, como de la más liberal y permisiva
No es difícil encontrar similitudes entre la celebración de la cena pascual judía y el ritual de la misa, al menos el ritual católico o el ortodoxo griego. En el ritual católico clásico la quinta, sexta, séptima...etc, es habitualmente sustituida por el
vermouth con anchoas. Las
sopotocientas tres mil variantes protestantes tienen variados rituales que ha tiempo renuncié a comprender, aunque tienen en común que aparentemente son tristísimos. Al fín y al cabo, servidor es ateo de la
Religión Católica, que es la que ha vivido en su entorno, y la que fue obligado a estudiar, con excelentes calificaciones, por cierto.
En definitiva, celebramos la Semana Santa en las fechas que las celebramos debido a la costumbre de las ovejas de Palestina de parir en torno a la primera luna llena de primavera.
La sociedad moderna ha introducido alguna que otra variación, y así la tarde del
Seder ha sido definitivamente sustituida por la tarde del
atasco. El padre de familia ha sustituido el reparto de pan ázimo, por el reparto indiscriminado de
collejas, sopapos, guantazos o sornavirones ( también popularmente llamados de la misma forma que las obleas repartidas en el sacrificio de la misa), a todo aquel que ose preguntar aquello de :
"Papá, ¿Queda mucho?" o bien
"¿Cuando llegamos?", en medio del dichoso atasco. En ningún caso el padre de familia invita ni a los pobres, ni a los necesitados ni a nadie. Pero esa
no invitación es sistemáticamente ignorada por un molestísimo colectivo: los llamados
parientes. Este colectivo tiende a instalarse de forma inopinada en el apartamento, de 4/6 plazas, que el padre de familia, abnegado padre de familia, ha conseguido alquilar gracias a un crédito rápido de esos de:
"¡6000 € sin preguntas con Usuridis!" (al 24,5% TAE). Todas las invocaciones y recuerdos al
Éxodo, han sido sistemáticamente ignoradas. Todo el mundo se muestra convencido de lo bien que se debe estar en el pueblo de los abuelos,
Villarremuz del siniestro páramo, sin embargo, los
parientes se sacrifican y se instalan, con el encomiable fin de estar con la familia, para rebullirse en el incomodísimo apartamento como
piojos en costura. La situación se modifica levemente si el apartamento en cuestión no es alquilado, sino el resultado de una sabia operación inversora, diseñada para, estrangulando los ya de por sí limitados ingresos del padre de familia, hipotecar los periodos de asueto para el resto de su existencia, bien sean las vacaciones estivales, las navideñas, la Semana Santa o los múltiples
puentes que puedan producirse a lo largo del año. En esta situación,
los parientes, en sucesivas visitas de descanso, han hecho al padre de familia el
enorme favor de ir dejando allí parte de sus enseres de ocio, por si acaso algún miembro de la familia, de la familia directa del padre de familia, en algun estadío en el apartamento-inversión, sin visita de
parientes , algo muy poco frecuente, decide usar la caña telescópica de 6 m (plegada sólo uno y medio) o la barca inflable (sólo se tardan cuatro horas en hincharla). En este segundo caso los
parientes suelen convencer al padre de familia de la necesidad de comprar unas utilísimas camas autoinflables, porque dormir en el sofá es inaguantable, y vendrán muy bien en el caso de que se tenga visita (ellos no son visita, ellos son
la familia). Cuenta la leyenda, aunque se trate de una leyenda urbana no recogida en los Evangelios sinópticos, que cuando
Yavé amenazó con la
úndecima plaga : Asignar a cada familia egipcia un número indeterminado de
parientes afables y cariñosos con fuerte propensión a hacer visitas inesperadas, cuando el
Faraón decidió dar la libertad al pueblo de Israel, aun a costa de perder la muy barata mano de obra que suponían.
Para que conste, he utilizado en todo momento el término padre de familia, para no romper con la tradición
judeocristiana, tan poco partidria de la igualdad de derechos entre sexos, pero todo es evidentemente extrapolable a la madre de familia, aunque puede que sea preferible utilizar el de
pareja de contribuyentes, pudiendo estar la pareja constituida por las variantes que contempla la ley, dos hombres, dos mujeres, un hombre y una mujer, quedando expresamente excluidas las peras, las manzanas y cualquier otra variante hortofrutícola que pueda dar lugar a confusión o enredo.
La otra fiesta que da la bienvenida a la Primavera son
las Fallas, fiesta típica de la ciudad de Valencia, aunque en realidad la tiene como propia todo
el País Valencià. Las fallas puede que tengan su origen en un pagano culto al fuego, pero la versión más popular del origen de las fallas está en el gremio de carpinteros, que quemaba en la víspera del día de su patrón San José, en una hoguera purificadora ,virutas y trastos viejos haciendo limpieza de los talleres antes de entrar la primavera. A partir del siglo XVIII las fallas dejan de ser meras hogueras para convertirse en monumentos satíricos y burlones en los que se exponen a la vergüenza pública y se queman simbólicamente, personas y situaciones de la vida real. En cualquier caso la palabra
falla procede de
fácula (antorcha) y hace referencia al hecho de que durante estas fiestas el rito purificador que persigue eliminar lo viejo tiene como protagonista principal el fuego. Gran afición la de los mediterráneos por el fuego, puesto que van a repetir el acto purificador en el solsticio de verano, siendo el acto más representativo la
nit del foc alicantina. Como el 19 de marzo, siempre cae en 19 de marzo, independientemente de cuando sea
parido el gorrión desnudo, o de cuando migre el pato macho, las Fallas siempre caen en Fallas, lo cual no deja de ser un acierto siempre agradecido por las empresas hosteleras que pueden planificar debidamente sus ofertas , sin tener que calcular el ciclo fértil de las ovejas ni las fases de la luna.
Este año se produce un hecho singular, que no se producía desde hace doscientos años, cuando no existía la A3, ni los atascos, ni los grandes inventos modernos, y que no se producirá hasta dentro de otros trescientos, momento en el que, muy probablemente, nuestra querida península Ibérica será una inmensa autopista de un indeterminado número de carriles en cada sentido. Las Fallas, la Semana Santa, y por tanto la Pascua Judía coinciden en la misma semana.
Y esto, esta coincidencia, puede dar lugar a situaciones curiosas. Así por ejemplo
La Germandat del Santíssim Ecce-Homo de la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles se traslada a Sagunto para el mismo día 19 celebrar la Procesión del Silencio, algo que en Valencia sería impensable. Afortunadamente los valencianos no suelen consumir, en Fallas, un volumen excesivo de alcohol, ni excesivo ni nada. Servidor estuvo en unas fallas cuando era bebedor activo, y muy activo ¡Vive Dios!, y servidor se tiró dos días buscando bares donde calmar la sed, la sed de
whisky o
gin-tonics, la de agua no la siento ni siquiera ahora. Si no fuera por esa contención podría darse el caso de hacer procesionar un
ninot de
Rita Barberá, como si fuera una virgen dolorosa, mientras se quemaba, sin cargo de conciencia alguno, alguna talla de
Salcillo, ilustre vecino murciano, de extraordinario valor.
Esperemos que las crecientes agresiones a nuestro maltratado medio ambiente, no modifique los ciclos de ovulación de las ovejas palestinas, y nos vaya a caer una Semana Santa en plenos
Sanfermines, sería incontrolable. No quiero imaginarme, porque si me lo imagino descontrolaria mis esfínteres de forma irreversible, y una notable mojadura mancharía mi habitual elegante terno, una imagen de un Cristo con la Cruz a cuestas, llevada por mozos vestidos de blanco con faja y pañuelo rojos, corriendo por la Cuesta de Santo Domingo perseguidos por seis
Atanasios y otros tantos mansos, que ¡ojo con los mansos!
Bueno, a los que van aprovechar estos día para abandonar las comodidades de su casa a cambio de unos días en un infecto apartamento, rodeado por unos niños ingobernables y unos
parientes insoportables, y tras un meritorio atasco consiguen remojar sus partes pudendas en unas más que contaminadas aguas, les recomiendo que se llenen de espiritualidad y lo tomen como acto penitencial por los muchos pecados que , con toda seguridad, habrán cometido.
Yo no salgo ¿se nota?
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