Abducido por la situación sobrevenida que me ha creado aspirar a la alcaldía de mi pueblo -cuando uno dice cosas como ésta encabezando una candidatura de Izquierda Unida parece que ha retornado al
bebercio o que mezcla medicamentos, pero es lo que uno siente- y presa de un ataque de feroz madridismo, que me ha devuelto a tiempos mozos, no he comentado convenientemente el atentado a la democracia que han supuesto las decisiones de la sala correspondiente, creo que es la 61, del Tribunal Supremo en relación a determinadas candidaturas. Así lo calificó el compañero
Gaspar Llamazares, que además de ser, de largo y con muchos cuerpos de ventaja, el mejor parlamentario de la legislatura, es, creo yo, poco sospechoso de alentar posturas
radicales antisistema. Afortunadamente, en este mundillo de la
izquierda cibercósmica, hay compañeros con más sentido común que yo, algo muy sencillo por otra parte que han hecho comentarios más que acertados con análisis muy completos. El
kabileño don Rafael , el azote
rojiverde o la
mosca, casi siempre, cojonera son buenos ejemplos. A mi no me queda mucho que añadir, simplemente no me ha sorprendido en absoluto. Este sistema, corrupto e inmoral hasta decir basta, hace tiempo que se quitó la careta. ya ni siquiera disimulan, pisotean derechos que ellos mismos no se cansan de proclamar con un descaro y cara dura fuera de control. Que un sistema como este, se permita dar lecciones de democracia, es un sarcasmo, que en nombre de valores que no respeta, porque no cree en ellos, lance bombas es un drama. Pero es lo que hay, con estas reglas tenemos que jugar. ¿Y porqué jugamos con ellas, si son tramposas y determinan, nítidamente al ganador, a estos efectos PP, PSOE, PNV, CiU, etc, etc,.. son aproximadamente lo mismo? Muy fácil, dramáticamente sencillo, porque no tenemos fuerza para cambiarlas. Tenemos que recuperar terminología que nunca ha quedado obsoleta y hoy hay que volver a hablar de condiciones
objetivas y condiciones
subjetivas. Objetivamente se dan las condiciones para haber hecho
mil y un revoluciones, solo el hecho de haya 4.910.000 personas sin trabajo, ni digno ni indigno, debería haber hecho arder las calles. Sin embargo las calles se llenaron cuando la selección ganó el mundial de fútbol, decenas, puede que centenares, de miles de personas llenaron la plaza de la
Cibeles cuando el
Madrid ganó la Copa de España, y el mismo número se concentrará, aproximadamente, en
Canaletas, esta noche, cuando el
Barça termine de eliminar al
Madrid. Al mismo tiempo hemos considerado, desde la izquierda política, es decir nosotros, y yo lo sigo considerando, un éxito la movilización del 29-S, que quedó muy lejos de parar al pais. y lo consideramos un éxito porque veníamos de la desmovilización absoluta y por lo mismo, hemos considerado un éxito que, en dos ocasiones, IU en solitario haya llenado la madrileña, y muy castiza, calle de Toledo. Subjetivamente estamos muy lejos de alcanzar las condiciones que permitan provocar un cambio radical en el sistema de producción capitalista. Y quien no lo vea así es un aventurero
izquierdista o un iluso irremediable. ¿Que hacer? No rendirnos nunca, la izquierda política, es decir nosotros, tenemos que seguir denunciando al sistema en su conjunto, manipulador y corrupto en las formas, lo de
Sortu y
Bildu es impresentable, explotador, porque está en la esencia del sistema capitalista, en el fondo. Al fin y al cabo, y esto creo que lo escribió alguien antes que yo, no tenemos nada que perder y un mundo entero a ganar.
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