Algunos, puede que muchos, comprendemos bien lo que pueden sentir víctimas y familiares de víctimas de este sin sentido, que ha sido lo vívido, desde hace muchos más años de lo que algunos quieren reconocer, en el País Vasco, ahora que parece que los aspectos violentos del conflicto van a llegar a su fín. No ha de ser plato de gusto, y algunos o muchos, lo comprendemos, pensar que al autor material de la muerte de un ser querido, en el marco de la inevitable negociación que habrá de producirse, pueda vérsele paseando por la calle. Muchos lo comprendemos, comprendemos ese sentimiento de rabia e impotencia, porque muchos lo sufrimos. Lo sufrimos cuando tuvimos que tragarnos nuestro dolor viendo como destacados protagonistas de la mayor organización criminal y terrorista de la historia de España, el franquismo, no sólo escapaban indemnes de su responsabilidad criminal, sino que además se permitían el lujo, teñido de cruel sarcasmo, de dar lecciones de democracia a quienes verdaderamente habían peleado por ella. Tuvimos que asistir, con dolor intensísimo, con rabia a duras penas contenida, con sofocante angustia, al penoso espectáculo de ver como quien, desde su puesto de propagandista máximo del franquismo, había ,no sólo justificado sino tambien aplaudido, el asesinato de nuestro camarada Julián Grimau, exhibía un acrisolado pasado de democráta. Asistimos, perplejos al lamentable espectáculo de contemplar como reputados policías torturadores, se trocaban en adalides "sinceros" de los valores democráticos.
Había que pasar página, nos dijeron nuestros dirigentes, y de mejor o peor grado la pasamos.
Había que ser generosos, y , más o menos, convencidos, lo fuimos.
Había que mirar al futuro, y enjugando las lágrimas, miramos.
Y pasando página, siendo generosos y mirando al futuro, nos tragamos una bandera, que yo detesto, que representaba la derrota de la democracia y nos comimos un rey, que yo aborrezco, que representa la continuidad del franquismo.
Algunos, puede que muchos, seguramente muchos, podemos imaginar lo que sienten Ortega Lara, Irene Villa o Eduardo Madina, por escoger tres ejemplos entre muchos posibles. Pero a quien no vamos a consentir que hable de lo que sienten las víctimas, es a miserables como Jaime Mayor Oreja que despreció, ofendió y menospreció a miles, sino millones, de víctimas , al considerar al franquismo como un periodo apacible
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Hace 3 semanas
3 comentarios:
Bravo D. Bolche, tiene usted más razón que un santo bolchevique.
Salud y República
Entrada necesaria
Me lo he llevado al Facebook.
Un abrazo,
queria hacer una entrada en mi blog sobre esto pero tu lo has escrito tan claro y semejante a lo que pienso que ya no lo hare,totalmente de acuerdo,hasta en el mas minimo punto
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