miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Puede cualquiera ser ministro?

No.
Pero no nos equivoquemos, ni mucho menos comparto ese criterio, a mi juicio rancio y excluyente, de que para ser  ministro hay que tener una gran formación técnica o científica. Esa vara de medir la utiliza la derecha reaccionaria para vetar a los procedentes de la clase obrera, es la vara de medir por la descalificaron, en su día, al ministro socialista Corcuera. Era electricista. Y no, había motivos más que sobrados para criticar, y muy duramente, sobre todo desde la izquierda, la gestión de aquel ministro, pero ninguna tenia nada que ver con su extracción obrera. La misión, fundamental, de un ministro es, en el ámbito que le corresponda, llevar a cabo la política que propone el partido que sostiene al gobierno. Y para llevar a cabo esa política propuesta a los ciudadanos, y avalada por estos con sus votos, deberá, el ministro en cuestión, formar un equipo capaz de alcanzar esos objetivos, siempre bajo su dirección política. Es la razón por la que el ministro de Defensa no tiene por que ser un militar, el de Agricultura un agricultor o el de Fomento un ingeniero de caminos, y tuvimos el ejemplo de un ingeniero de caminos pésimo ministro de Fomento. Es la razón por la que Cayo Lara podría ser, y de hecho será, un excelente primer ministro o presidente de la República.
¿Que hace falta entonces para ser ministro? No mucho. Fundamentalmente no ser un memo. Y eso lo está incumpliendo el ministro Wert de forma flagrante.
Cuando el ministro Wert se carga la asignatura de Educación para la Ciudadanía, está cumpliendo, y bien, con su tarea de ministro al aplicar la política reaccionaria del PP en el ámbito de la educación.
Cuando el ministro Wert propone cambios legislativos que permitan subvencionar la educación segregada, está cumpliendo, y bien, con su tarea de ministro al aplicar la política reaccionaria del PP en el ámbito de la educación.
Cuando el ministro Wert anuncia objetivos que permitan discriminar socialmente a los alumnos más prematuramente, está cumpliendo, y bien, con su tarea de ministro al aplicar la política reaccionaria del PP en el ámbito de la educación.
Y podríamos encontrar más aspectos en los que el ministro Wert está cumpliendo, y bien, con su tarea de ministro al aplicar la política reaccionaria del PP en el ámbito de la educación.

Sin embargo, cuando el ministro Wert manifiesta que su objetivo, o uno de sus objetivos, es españolizar a los alumnos catalanes, esta diciendo una memez que si no estuvieramos en horario infantil no dudaría en calificar de soberana gilipollez. Y ahí no aplica políticas, se limita a mostrarse como lo que, desgraciadamente para él, puede que sea.
Ya apuntaba maneras el ministro Wert cuando oficiaba de contertulio en la cadena SER. En este mundillo de las tertulias, televisivas o radiofónicas, es cada vez más imprescindible la figura del pagafantas del bando contario. Es alguien que viene a representar un sentir discordante con el mayoritario de la tertulia. Sirve esta figura, primero, para que la tertulia no parezca excesivamente monocolor, y también para que el resto de contertulios tengan uno contra el que disparar sus argumentos. En la tertulias de los medios de extrema derecha, el TDT Party suelen ejercer de pagafantas el diputado Antonio José Carmona y el periodista Carmelo Encinas. El primer objetivo de provocar pluralidad en la tertulia lo consiguen fácilmente, ya que basta con su mera presencia, el segundo, servir de inerte pim pam pum, no tanto pues en no  pocas ocasiones están muy por encima de los contertulios de la casa, algo no demasiado difícil cuando se tiene enfrente a alguien de la talla intelectual de Hermann Tersch, Carlos Dávila o Eduardo García Serrano. El hoy ministro Wert era el pagafantas ideal en las tertulias de la SER. Y era ideal porque cumplia a la perfección los dos objetivos. Su presencia garantizaba una aparente pluralidad y además, era tal su acumulación de memeces e inconsistencias, que las posiciones de los demás se reforzaban notablemente.
Una pena. Este señor no sirve ni para ministro del PP, que ya es servir para poco.




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