Desde hace tiempo decidí que jamás en mi vida pondría un pie Tordesillas, me dan asco sus habitantes, me dan asco sus tradiciones, me dasco su historia, me repugna su forma de ser, y si la ciclogénsis explosiva que amenaza la península Ibérica quisiera cebarse en Tordesillas y anegara sus campos y destrozara sus cosechas no encontarían en mi ni un ápice de solidaridad. Como no soy como ellos, como no disfruto de torturar a un ser vivo, no quiero que, físicamente, les ocurra nada a sus habitantes, básicamente por la misma razón que estoy en contra de que se aplique garrote o paredón a un genocida o a un asesino en serie.
Tener que compartir algo con esa gente me produce dolor, intenso dolor, y hoy que parece estar en cuestión la estructura misma del estado , a mí me gustaría que me preguntaran si quiero pertenecer al mismo Estado, Nación o País que Tordesillas para gritar alto y claro que no. Que si culturalmente no comparto nada con ellos, no se puede compartir lo que no se tiene, tampoco quiero compartir nada administrativamente.
Nunca iré a Tordesillas.
Nicaragua: el próximo objetivo de la prensa corporativa y el imperialismo
estadounidense
-
Por Juanlu González y Pepe Barroso Cuando Nicaragua anunció nuevamente su
plan para construir el canal interoceánico alternativo al de Panamá, una
oleada...
Hace 1 semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario