miércoles, 2 de julio de 2008

La conferencia del PCE y el futuro de IU

La Conferencia Política del PCE asume como documento de referencia para el debate en la próxima Asamblea de IU el documento presentado por 100 compañeros ante el Consejo Federal con el titulo Por una IU anticapitalista, republicana, federal y alternativa, organizada como Movimiento Político y Social, señalando que este Documento, que es el fruto de diversas aportaciones y de un trabajo muy plural, recoge en su literalidad, es decir sin quitar ni una coma, la parte resolutiva del Documento No hay tiempo para mas dilaciones, que presentó el Camarada Julio Anguita en el Comité Federal del PCE. De esta manera y con la voluntad de que sea el documento mayoritariamente asumido por las bases en el debate asambleario acordamos asumirlo, dejando claro que no estamos ante un Documento propiedad del PCE, porque han sido muchos los compañeros/as y plataformas que han participado en su debate, por lo que el resultado final debe reflejar toda esta pluralidad.

Esta ha sido la resolución final de la Conferencia que ha celebrado el PCE los pasados 28 y 29 de junio, y a mi juicio es un documento que conviene analizar en profundidad, puesto que se trata del documento con el que los comunistas pretendemos ganar la próxima asamblea federal, entendiéndose por ganar el que sean nuestras posiciones las que, todo lo democráticamente que permite Iu, que es bastante si se aplican los estatutos correctamente, resulten mayoritarias. Este deseo, legítimo, tan legítimo como cualquier otro, ha empezado a causar escándalo entre aquellos sectores de Iu que desearían, no sólo que se redujese la influencia de los comunistas, postura igualmente legítima, sino también que desparecieran como fuerza política, algo que ya se ha intentado en este país en otros momentos . E incluso se llega a proclamar abiertamente que se hace cuesta arriba:

"compartir con ellos sedes, locales, siglas" , algo que tendría fácil solución dejando de compartir sedes y locales, pues es el PCE el que ha hipotecado, y prácticamente perdido, todo su patrimonio, en cuanto a dejar de compartir de siglas tiene también una sencilla solución que a nadie se le escapa, sobre todo si tenemos en cuenta que fueronlos comunistas los que pusieron en marcha Iu. No aportaron demasiado el Pasoc, la Federación Progresista o el Partido Carlista, partidos pequeños de débil estructura, que sin embargo tuvieron la importancia de plantear a la sociedad que no sólo los comunistas de carnet se oponían a la política proatlantista y neoliberal de Felipe González. Era una manera de acercarnos a sectores con los que coincidíamos en muchos intereses y objetivos, pero que nunca se sumarían, por razones de muy distinto origen, a un proyecto encabezado por la hoz y el martillo. Esa era la estrategia de los comunistas en 1986, no muy diferente de la del PCE hoy. Estrategia, por cierto, no muy diferente de la que tradicionalmente han mantenido las organizaciones comunistas del mundo entero, buscar para cada etapa del desarrollo social los aliados objetivos interesados, por sus intereses de clase, que no se olvide, en superar esa etapa. Y en cada etapa los aliados cambian, no pueden ser los mismos los aliados contra la dictadura fascista de Francisco Franco, entre los que se podían encontrar sin dificultad sectores sociales interesados en una formulación formalmente democrática de la sociedad capitalista, que los aliados, lógicamente menos, interesados en un proyecto que recorte y regule los intereses de las grandes corporaciones financieras e industriales, entre los que estarán sectores de las capas medias y pequeña burguesía, como comerciantes, pequeños industriales, campesinos medios, etc, para desembocar en una etapa final de asalto al socialismo, en la que prácticamente los únicos interesados serán los trabajadores asalariados. Tácticamente, ¡ como nos gusta a los comunistas hablar de táctica y estrategia, de agitación y propaganda!, los mensajes del partido tienen que adecuarse a cada momento, y no puede ser el mismo, el mensaje, cuando cohabita en estructuras como la Junta Democrática junto a empresarios como Calvo-Serer o aristócratas como José Luis de Vilallonga, que cuando, con las libertades formales debidamente consolidadas, el Partido, el PCE, se plantea, debe plantearse, nuevos logros en el camino hacia el socialismo. Apunto esto para aclarar un poco la situación a aquellos que plantean, y no son pocos, que el PCE de hoy, no es el mismo de la transición, son los mismos que, con una importante contribución que nadie puede negar, militaron en su día en este mismo partido por la única, y legítima, razón de que era la solitaria fuerza política y social que luchaba eficazmente contra la dictadura. Nadie, yo desde luego no, les va a echar en cara su abandono de nuestras filas, algunos para encontrar acomodo en lugares como el PSOE, inexistente en el interior de España durante la dictadura, otros han continuado en el entorno del PCE, y algunos han seguido militando formalmente en el Partido pero sin aceptar ni su política ni su estrategia. Sin embargo es innegable que en todo el proceso que ha vivido el Partido para adecuarse a las condiciones concretas del momento se han vivido momentos de tensión. Fuimos muchos, y no fue fácil defender nuestras posiciones en momentos en los que el ansia de libertad de la sociedad era impresionante, los que apostabamos porque la salida de la dictadura, con Franco vivo o muerto, tenía que ir ligada a un cambio en las estructuras del capitalismo monopolista de Estado, quedamos en minoría entre los comunistas y la transición fue como fue, pero el Partido quedó dividido, y curiosamente la división demostró que lo que parecía una minoría en la dirección del Partido era casi una mayoría entre las bases. No parece el momento adecuado de ajustar cuentas con el pasado, pero hoy nadie dentro del Partido habla de eurocomunismo, concepto definitivamente enterrado por ser ajeno a nuestra cultura política, y si parece el momento adecuado de revisar esa especie de pacto que se nos obligó a firmar para poder torear en el ruedo político de la monarquía parlamentaria, festejo en el que los toros están afeitados y las orejas repartidas antes del primer toque de clarines.
Por tanto, no nos hemos quitado careta alguna, ni ahora ni nunca, estamos donde siempre hemos estado, en el camino por la República Federal y el Socialismo. Y no concebimos aquella sin este.
Por razones de difícil comprensión esta actitud de los comunistas dentro de Iu presentando nuestras aspiraciones de frente, sin subterfugios de ningún tipo, genera no sólo desacuerdo en algunos sectores de Iu, sino una animadversión que roza lo enfermizo. Llegan a acusarnos de totalitarios, porque pretendemos que los cargos públicos de Iu queden a disposición de las bases, que no actúen haciendo de su capa un sayo, es decir que no hagan lo que ha hecho, sistemáticamente, Gaspar Llamazares , en la pasada legislatura. Y el argumento es, como poco, peregrino. Parece ser que el electo se debe a los que le votaron, no a quienes le propusieron para llevar un programa para ser votado. ¿Puede una asamblea de 300 representar a, por ejemplo, 17000 votantes? Y hay que contestar que evidentemente SI, porque esos 17000 han votado al programa, que no a la persona, elaborado por los 300, esos 300 funcionan como lo que en estadísitica se llama una muestra representativa. Es razonable suponer que si el 80% de los 300 que elaboraron el programa, es decir 240, consideran que el electo no está llevando a cabo la tarea para la que fue elegido, el 80% de los 17000, es decir 13600, pensaran lo mismo. Y que conste que así, por muestreo, es como se construyen el grueso de las estadísticas que hay en este país, empezando por el IPC ¿o alguien cree que todos los meses se toman datos de todos los precios en todas las tiendas y comercios? Además el voto es secreto, es imposible saber lo que piensan individualmente todos y cada uno de ellos.
Y lo que suena definitivamente a antigualla es la permanente alusión al carácter totalitario del partido, por el pasado apoyo al llamado bloque socialista. Fueron muchos los comunistas que en 1968 no comprendieron la condena de una parte del CC, nunca sabremos si mayoritaria o minoritaria, yo tenía entonces 12 años y aunque ya empezaba a trastear con la Juventud Comunista, que debía haberse llamado Niñez Comunista, me limitaba a repetir lo que escuchaba en mi casa a mi padre y hermano, se trataba de una intervención necesaria, dolorosa pero necesaria, para salvar el socialismo en Checoslovaquia. Puede que fuera un análisis erróneo, yo creo que era erróneo pero fundamentalmente porque no tenía en cuenta aspectos fundamentales que provocaban fuertes tensiones, el más importante: la falta de democracia en los instrumentos de poder popular. Quizás la intervención fuera necesaria, pero lo que ocurrió despues no sólo fue innecesario, sino que además fue inconveniente. Siempre es inconveniente que las disputas entre comunistas se resuelvan sin discusión y con represión. Pero es que esa, además, no es la cuestión, hemos aprendido de errores del pasado con el ánimo de no repertirlos. Por otra parte la pregunta es ¿Es este un régimen democrático?. Y mi respuesta es clara, NO. Este es un estado de dominación del sistema capitalista, a través de la economía de mercado, que respeta, innegablemente, un gran número de libertades individuales. De ahí a la democracia hay todo un trecho a recorrer. No nos equivoquemos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

interesante análisis, loo releeré mañana, que hoy me caigo de sueño :-)

Antonio Flórez dijo...

De toda la entrada, me ha llamado particularmente la atención el pasaje en el que habla usted de aquel eurocmounimo que se les impuso a las bases del PCE. Yo, qué quiere que le diga, creo que las imposiciones de una dirección sobde el conjunto de un partido son asumibles cando se tata de temas menores, digamos que de funcionamiento mecánico. Pero la aceptación de la Monarquía, los vergonzantes pactos inherentes a una transición diseñada para no cargarse a nadie significativo del régimen y el abrazo de esa pose esencialmente socialdemócrata consistente en ver la política como un instrumento de gestión del sistema, pero no de cambio del mismo, todo eso son cosas que van mucho más allá de lo que cualquier militante debe asumir.

Indudablemente, muchos militantes no lo asumieron; unos se fueron del PCE a otros sitios y otros, a ningún lado. Pero también se quedaron bastantes, incluso reconociendo que no les gustaba lo que el partido estaba haciendo. Esa actitud que implícitamente reconoce como más importante al instrumento (el partido) que al objetivo es la que peor me parece de la idiosincrasia militante del universo comunista.

En cualquier caso, yo creo que no se trata de anatematizar y prejuzgar la validez de las opiniones de cada cual, sino de ponerlas sobre la mesa todas en igualdad de condiciones y permitir que todos elijan.

Un saludo.

alfombril dijo...

Yo sinceremente creo que mientras en IU no se superen los resabios comunistas del pasado no podrá salir a flote esa fuerza política tan necesaria para la izquierda y para la sociedad. Ya pasó lo de la misa en latín.

Y sin el eurocomunismo de Santiago Carrillo que, efectivamente, era una forma de socialdemocracia, no hubiera sido posible una transicción democrática pacífica y desde luego la violencia que generaría una transicción con sangre no iba a repercutir favorablemente para los trabajadores y menos en una situación de crisis económica tan grave como la de los 70, mas bien iba a ser pero para todos y la derechización de nuestra política sería mayor.

La mayoría de la población española ni sueña ni soñaba entonces con revoluciones soviéticas. Ya sufrió demasiado con la Guerra Civil y la postguerra.

alfombril dijo...

"una transicción democrática pacífica y desde luego la violencia que generaría una transicción"

Quiero decir "transición" no "transicción"