martes, 2 de septiembre de 2008

cap10. Regreso y Conclusiones

De regreso a Europa, con nuestros buenos amigos bretones Raymond y Marie Christine, padres de nuestra Sandrine, y también con Nelly y Jean-Claude, sus suegros, padres por tanto de Christophe, dedicamos un día entero a reciclarnos haciendo lo que más le puede gustar a los bretones: comer, beber, si hace falta cantar y sobre todo reir. Sin duda cuando Uderzo y Goscinny idearon las aventuras de sus galos más célebres (no os perdais tampoco las aventuras del visir Iznogoud que quiere ser califa en lugar del califa de forma compulsiva) , pensaron en ellos y nosotros tenemos incluso localizado el bosque de los carnutes.

He traido la portada de estas aventuras de Astérix, porque uno de los deportes nacionales de Bretaña consiste en contar chistes de belgas. A mi me es sencillo seguirles el rollo traduciendo los chistes sobre leperos como si fueran belgas y en algunos casos tengo hasta éxito. Nosotros procuramos comportarnos como se espera de nosotros al estilo de Soupalognon y Crouton (Sopadelajo Arriérez y Torrezno en las geniales traducciones de Victor Mora o de Jaume Perich ) padre de Pepe (Pericles) en Astérix en Hispania. De hecho cuando aparecemos por Bretaña (con menos frecuencia de lo que nos gustaría) como presentes llevamos aceite de oliva, y vino, a Jean-Claude, bordelais de nacimiento y buen connaisseur de caldos de calidad, que ha venido múltiples veces de vacaciones a España, pero que siempre ha debido probar el vino que compone esa especie de atentado a la salud , la educación y el buen gusto llamada sangría (prohibida junto al tinto de verano cuando ganen los mios por crimen contra los placeres del cuerpo), se asombra el buen bordelais, de los excelentes vinos que se hacen en España, lo que a mí, que hace años que no los cato, me llena de orgullo. Y es que en eso sí me siento patriota, no solo en el vino y el aceite: desafío a cualquier galo, suizo u holandés a que me presente un queso mejor que un buen manchego curado (los habrá muy buenos y también excelentes y distintos pero no mejores); el jamón ibérico de bellota no tiene parangón en el mundo entero, pero es que el de cerdo blanco de Teruel o Granada no queda muy atrás. Lo que nunca me verá defender es la muy sobrevalorada paella ( debería decirse arroz en paella, pues paella es sartén en catalán y sin embargo se ha acuñado el absurdo término de paellera, que supongo estará contemplado por esa venerable panda de inútiles que componen la Real Academia Española de la lengua) de la que lo mejor que se me ocurre decir, recordando a José María Pemán, es que se trata de un plato liberal :
¡Oh insigne sinfonía de todos los colores!
¡Oh ilustre paella
por fuera con su blusa de colores,
quemadita por dentro con ansias
de doncella!
¡Oh policromo plato colorista
que antes que con el gusto se
come con la vista!
Concentración de glorias donde
nada se deja.
Compromiso de Caspe entre el
pollo y la almeja.
¡Oh plato decisivo:
gremial y colectivo!
¡Oh plato delicioso
donde todo es hermoso
y todo se distingue,
pero nada está roto!
¡Oh plato liberal donde un grano
es un grano
como un hombre es un voto!
Es una pena que tan buenos ingredientes queden estropeados por un cereal causante de malnutrición, atraso y tercemundismo como es el arroz.No cabe duda que una civilización milenaria como la china estaría hoy muy por delante de la sociedad occidental, llegaron antes a la brújula, la pólvora u otros inventos, sino hubieran castrado sus sentidos e inteligencia por los granitos de tan maldito cereal, estarían hoy a la cabeza del mundo, se lo digo yo, sino fuera por el arroz. De hecho la variante de sustuir el arroz por fideos, la llamada fideuá, gana notablemente en calidad, pero sin duda la mejor variante de la paella es aquella en la que las cigalas se han comido previamente los granitos de arroz.
Pero dejemos mis opiniones sobre este plato que de sobra sé que son minoritarias y casi siempre polémicas y continuemos con el viaje de regreso que tuvo este pequeño relax bretón en el que comimos como cerdos, si bien fue fundamentalmente este animalito, con todo su colesterol, la base de la comida. También se bebió a modo, sobre todo vino Bourdeaux y Bourgogne y también Champagne y comenzando por el aperitivo con Pastis. Como conocen mis costumbres necesariamente abstemias, tenían para mí los equivalentes sin alcohol, que en cuanto a sabor no desmerecen demasiado, y en cuanto a los efectos la práctica me ha enseñado a ponerme igual de contento, de manera que acabamos cantando parte del repertorio de Edith Piaff (rien de rien varias veces) con Jean-Claude al piano. Y no acabamos bailando la conga de chiripa.

Escenas bretonas
Por fin dejamos Bretaña con nuestra ya tradicional tristeza, dejabámos a nuestros amigos, nos ibamos sin volver a ver a nuestras niñas. ¿Cuando podremos volver? Espero que pronto
Y bueno del viaje de vuelta poco hay que contar, pierden mucho los viajes, en cuanto a anécdotas si uno no tiene que tomar aviones. Llegamos a Alpedrete sin novedad, bueno sin novedad es mucho afirmar por cuanto nos quedamos estupefactos cuando por la radio escuchamos que la Sra. alcaldesa de Alpedrete había mandado a la puta calle a los concejales de la oposición (de los cuales formo parte).
Y despues del viaje, accidentado viaje, llega el momento de reflexionar y sacar conclusiones. La primera conclusión, el primer resultado, que me llena de satisfacción (Es para mí motivo de orgullo y satisfacción..., repite con cierta frecuencia nuestro inelecto jefe del estado) es la cohesión que tenemos los tres miembros de esta sociedad con sede en mi (nuestra) casa. Es en los momentos difíciles, y risas a un lado ha habido más de un momento complicado, donde uno percibe las cosas realmente importantes y claramente mi familia es algo muy importante para mí. Una vez hecha esta lacrimógena confesión, impropia por otra parte de un bolchevique templado como el acero que forjó a Pavel Korchaguin
Por otra parte en los viajes lo mas importante es aprender, no sé quien fue el que dijo que el nacionalismo se cura viajando y puede que tuviera parte de razón y aunque es verdad que desde fuera también se aprecia más lo que uno tiene, no es menos cierto que convivir, aunque sea temporalmente, con otras gentes de otros usos y costumbres es tan enriquecedor que si uno no es de esos botarates que piden fabada en un restaurante de tapas en Escocia, fabada que naturalmente no le gusta, relativiza cosas que aparentemente pueden parecer importantes. En ese sentido el propio viaje es más importante que el destino. Traduce muy bien Carles Riba a Kavafis para que Lluis Llach nos lo canté como sólo sabe él:
Quan surts per fer el viatge cap a Itaca,
has de pregar que el camí sigui llarg,
ple d'aventures, ple de coneixences.
Has de pregar que el camí sigui llarg,
que siguin moltes les matinades
que entraràs en un port que els teus ulls ignoraven,
i vagis a ciutats per aprendre dels que saben.
Tingues sempre al cor la idea d'Itaca.
Has d'arribar-hi, és el teu destí,
però no forcis gens la travessia.
És preferible que duri molts anys,
que siguis vell quan fondegis l'illa,
ric de tot el que hauràs guanyat fent el camí,
sense esperar que et doni més riqueses.
Itaca t'ha donat el bell viatge,
sense ella no hauries sortit.
I si la trobes pobra, no és que Itaca
t'hagi enganyat. Savi, com bé t'has fet,
sabràs el que volen dir les Itaques.
Y desde luego muchas son las cosas que hemos aprendido en este viaje, no sólo que circular por la izquierda es una extravagancia sin más importancia, sino el sentido de autodeterminación ante Europa que tienen los británicos. No consiste la autedeterminación en depositar un voto en una urna un día determinado por más que se empeñe el señor Ibarretxe, también es una actitud y , porque no, una aptidud. Y no quieren los británicos formar parte de Europa, y tampoco son aptos para serlo. Y no me refiero a esta Europa de mercaderes que nos están construyendo y de la que yo tampoco quiero formar parte, es la cultura europea la que rechazan en cada uno de sus actos, en los que, deliberadamente y con un estúpido orgullo, proclaman su diferencia, además tampoco son aptos para poder subsumir su propia cultura en una más amplia. De manera que cuando no existe diferencia la crean, cuando es pequeña la engradecen, y cuando ya es grande la magnifican hasta hacerla insalvable. Para la Europa social, para la Europa de progreso a la que muchos aspiramos no son más que una rémora de la que sería conveniente irse desprendiendo. Y es una lástima, porque tienen virtudes destacables, entre las que no están las artes culinarias, pero que quedan empañadas por un exagerado provincianismo que quieren cubrir con el manto de un Imperio hoy trasladado al otro del Atlántico y del que ellos son una pequeña provincia con valor más simbólico que estratégico.
Y yendo a lo más concreto, y por razones que no hace falta explicar, va a ser muy difícil que esta mi familia, y al menos en viajes de placer, utilice el transporte en aeroplano:
Es incómodo, con los aeropuertos lejísimos de las ciudades, y mil y una trabas para acceder al aparato, lo cual le hace lento en comparación con otros medios cada vez más extendidos como los trenes de alta velocidad. Si algún día el chache tiene pasta y puede se irá a conocer las Américas en un transatlántico a todo plan, a pesar del riesgo de icebergs.
Y nada más que dar las gracias a los que se hayan interesado por las andanzas, venturas y desventuras de esta familia. Volveré a la rutina bloguera con la crisis, el PP,...lo de siempre.
See you later

5 comentarios:

Gracchus Babeuf dijo...

Estimado Bolche:

1.- Felicidades por su novela por entregas, que ha sido apasionante e instructiva.

2.- En queso holandés es una mierda. Lo que ocurre es que los Paises Bajos no tienen ningún tipo de gastronomía digna de tal nombre, por lo que sólo destaca el queso, insípido y vulgar, pero que no da asco. (Y los ahumados, que son un préstamo nórdico)

3.- En Cala Bosch, en Ibiza, hay un tipo que tiene un patio de cemento, donde a media mañana enciende brasas de sarmientos, y prepara por encargo una paella que desarma sus mal fundamentados argumento anti-arroceros.

4.- La cultura europea es miope. El trigo es un celeral no menos despreciable que el arroz. Depende todo del tratamiento que se le de. La mayor parte de la humanidad no tiene al trigo como alimento base, sino al arroz o a maiz. No sea eurocéntico, que no es internacionalista.

5.- Desprecio el pastis, por manía personal. De hecho, me he retirado de los destilados, y ya sólo bebo fermentados: Vinos, cavas (que es un vino) Oportos, Madeiras y Jereces (que son vinos), sidras (la francesa es infame) y cerveza.

6.- No tengo nada que añadir a sus opiniones sobre el cerdo ibérico.

Bienvenido ¿Cómo va lo de sus despachos?

J. G Centeno dijo...

Mi lucha contra la paella es algo personal que tengo con el arroz y no pienso discutirlo. No me gusta su textuta, ni seco ni caldoso ni pasado ni del que no se pasa nunca, ni basmati ni de calaspaparra, ni en paella ni negro (en este caso se mezcla con otra repugnancia como es la tinta del calamar), ni con costra ni al caldero,
ni a la cubana ni tres delicias, ni frito ni con judias pintas (bonita de forma de joder una exquisitez). Y no pretendo convencer a nadie. Es más, en mi casa se come paella, por pura educación en mi casa se come de todo y el eso no me gusta está severísimamente castigado, me encanta el cromatismo del plato que reconozco que invita a degustarlo, sin embargo cuanda la mierda de los granitos entra en contacto con mi lengua se acabó el placer, dejo de comer como un ser humano, delectándome, apreciando olores sabores y texturas, para pasar a alimentarme como los animales algo menos racionales, es decir engullendo a toda velocidad. Yo tampoco comprendo a aquellos que no disfrutan de una docena de ostras, de unas almejas al natural, de un carpaccio de buey o de un steak tartar. Cuestión de gustos.

Blanca dijo...

¿Estás seguro de que tu auténtica vocación literaria no es la escritura de narraciones de viajes?

Ha sido divertido, ilustrativo, educativo, sociológico, crítico, agridulce, colorista, amable y muy didáctico.

No voy a entrar en sus gustos culinarios, de los que creo que solo coincidimos en las legumbres con "compango". En mi casa, desafortunadamente, no se come de todo. Siempre tengo que hacer dos platos porque a mi pareja, le sacas del bife de chorizo (que aunque su nombre llame a engaño nada tiene que ver con el cerdo) y no soy capaz de hacerle comer "nada que preste".

Nos dejas ganas de conocer Bretaña, que yo, lamentablemente, no conozco.

Y desde luego, teniendo en cuenta tus experiencias británicas, que unidas a las mías hacen un buen paquete, y añadiendo el concepto que esos isleños sin civilizar (aunque ellos piensen lo contrario) tienen de los españoles, a los que nos llaman cerdos que pretendieron volar cuando deberíamos estar en el lodo... sí, así como lo oyes...

En cuanto a tu forzoso destierro municipal, que le den a la alcaldesa (que le guste y que no le vuelvan a dar...).

Osaposa dijo...

Bueno amigos, me alegro que os haya gustado el relato viajero de mi marido, lleno de detalles y análisis personales, a mí si me gusta el arroz en paella, pero tras mi operación lo disfruto poco, pues es una de las cosas que no me presta.

En cuanto a los pobladores del Reino Unido, yo también pienso que son la cola del “Gran Imperio Americano”, al que además sin saberse o creerse la cola fomentan. Por el contrario que a mi esposo a mí si me gustan los británicos y más los escoceses, inclusos sus insípidas comidas, me gustan muchas de sus costumbres o características, sobre todo la falta de envidia que padecen, y por lo tanto no son cotillas ni metomentodo, si es cierto son hipócritas, pero viva la hipocresía, y también un poco sucios, lo disimulan con las moquetas, les querría yo ver en los buenos tiempos de mi madre con toda la casa enmoquetada incluido el baño, que hacia limpiar a la pobre Nene, la Sra., que nos ayudaba en casa, todas las semanas con jabón y lejía, mi madre fue la inventora de la lejía jabonosa. La endogamia que padecen, es un mal grabado al fuego a lo largo de miles de años, desde que se despegaron las Islas del continente por una orogenia acompañada de una gran erupción volcánica, y se enfadaron mucho por verse abandonados a la deriva continental.

En cuanto a Bretaña, son muy parecidos a nuestros chicos del norte, comen como cochones, beben como animales y todo lo festejan, seguramente porque cuando vamos es la época de vacaciones; lo cierto es que nosotros nos lo pasamos muy bien con ellos y efectivamente, es el origen de la Aldea Gala, el Bosque de los Carnutes, posteriormente la zona de piratas de la edad moderna, todo ello, teniendo en cuenta que tiene numerosos restos prehistoricos, hace que sea una region preciosa para visitar y disfrutar.

Efectivamente, creo que ya he comentado en algún otro comentario que mi esposo, santo anglicano, bien podría dedicarse a la narrativa de libros de viajes, como todos vosotros sabéis le encanta escribir, sobre todo al estilo de Góngora, lo que hace que la narrativa descriptiva sea para el muy buen estilo, pues le permite no solo utilizar todo tipo de adjetivos, anglicismos, etc., incluso le permite grandes citas, que dada su maravillosa memoria puede realizarlas.

En cuanto a nuestras niñas, yo les estoy escribiendo una carta, estilo madre-hija, también me siento orgullosa de ellas, sobre todo de mi Sandrine, ya le dije a la vuelta a su madre que no le quedaba mas remedio que compartirla.

Y que deciros de nuestra empresa familiar, es estupenda, al menos de momento, tanto Javier como Álvaro, se han portado como unos jabatos, de los que no esperaba menos pues me tienen que soportar a mi todo el año, eso les hace estar muy entrenados.

Hace ya tiempo que volvimos a la cotidianeidad diaria, con un volumen de trabajo considerable, por lo que no he escrito en este tabloide en todos los capítulos, y Javier además de estar también lucidito de trabajo, tiene el cuchillo, el tenedor y los dientes afilados para enfrentarse a sus quehaceres políticos.

Espero que os haya gustado el relato y que hayáis disfrutado don el tanto como nosotros.

Martine dijo...

Nada, nada, APASIONANTE tu relato Javier, lo he leído con un placer infinito... Compartimos gustos : Astérix, el queso Manchego, los caldos de por aquí ( Aunque seas abstemio sabes de su calidad), todo ello dicho por una que viene de allende los Pirineos, bueno de Provenza... Pero es de justicia reconocerlo, el Manchego y este queso del país Basco el Idiazábal para quitar el sentido...
También coincido contigo con el arroz, aunque en la Paella hago una excepción... pero puntual, tiene unas propiedades para el organismo que... no quiero entrar en detalles...
Bueno y el viaje a Itaca... Ya...

Lo de la alcaldesa de AlPPedrete pues eso, no comment o mejor dicho sí ac....a leer este Enlace...

Un beso Para tí y Osaposa...