Imaginarse al Comité Local del Partido Popular de Alpedrete tránsido mientras cuarenta años de autoritarismo, intolerancia, desprecio a lo distinto, insulto a la inteligencia e insumisión a la educación, se derraman sobre sus cabezas como una ciencia difusa que les proporciona toda la amargura y mala leche, derivada de sus múltiples complejos, muchos de ellos relacionados con su hombría, que guardaba, como fuente de su fuerza interior, el abominable hombrecillo del Pardo. Ha suplido con creces nuestra alcalda las carencias que pudiera tener el actual inquilino del Valle de los Caídos, y con un suave ejercicio imaginativo, uno puede imaginársela con fajín y gorra de plato arengando a sus tropas, que , evidentemente, no son otras que el conjunto de los pobladores de Alpedrete que bajo su imperial mandato pierden las características del ciudadano en plena posesión de sus derechos para pasar a ser personal militarizado que no tiene más derecho que el deber de obedecer. En estas arengas, que lo mismo lanza en la última intervención sin derecho a réplica que se reserva en todos los puntos del orden del día de los plenos municipales, tanto ordinarios como extraordinarios, que en alocuciones a sus cadenas amigas la COPE y Canal7, no le tiembla la voz como al ferrolano, sino que sus afirmaciones resuenan como trallazos de domador, en su caso domadora, por más que su veracidad pueda ser más que dudosa, sin ir más lejos en el pleno en que este humilde exciudadano tomó posesión como concejal, adjudicó al tenista Rafael Nadal su condición de madrileño sin que le temblaran ni la voz ni el pulso. Impavidum ferient ruinae. Por cierto que concejal es el miembro del concejo, y concejo procede de Concilium , reunión o asamblea, y os puedo asegurar que la actitud de la alcalda puede calificarse de cualquier cosa menos de conciliadora. Una vez resuelto el orígen del carácter de nuestra simpar protagonista, continuaré en el próximo capitulo.
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Hace 3 semanas

6 comentarios:
Oiga, D. Bolche, veo que desde su condición de concejal ya no le llama:
La Petarda, apelativo que me gusta y que parece que ha caído en desuso. ¡Pobrecilla, tener que luchar contra las hordes moscovitas!
Salud y República
No cabe duda de que el hecho de ocupar un cargo institucional modera el lenguaje, más que nada, porque el bolche, o sea yo,era un perfecto desconocido para doña María Soledad, y ahora tengo nombre y apellidos, sabe donde vivo e incluso donde trabajo. Además sé de muy buena tinta que lee este blog. No es miedo, es precaución
Cómo se le nota su condición de comunista resentido: Si la Petarda dice que Nadal es madrileño, pues es madrileño, resida en Manacor, Andorra La Vella o Mónaco.
¿Dónde puedo adquirir para mi localidad una alcaldesa, o alcalde en su defecto, con ese "pedigree"? ¿Conocéis alguna web donde pueda admirar tamaños ejemplares?
Salud, camarada Bolche
¡Bienvenido Bottle! Los friquicamaradas son siempre bien recibidos
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