Assem habeas, assem valeas

Todavía hay quienes consideran al fútbol un deporte, cuando ha mucho que dejó de serlo. Incluso el deporte dejó de ser deporte gracias a don Juan Antonio Samaranch, marqués de ídem, que pasó de profesar el más rancio estatalismo falangista -fue procurador en Cortes durante el régimen franquista. Asimismo fue elegido concejal de Deportes en el ayuntamiento de Barcelona (1955-1962) y luego designado delegado nacional de Deportes (1967)- a ser uno de los adalides de la defenestración del espíritu olímpico. Sin embargo hay quienes con cierto candor infantil se siguen emocionando con las supuestas gestas (trufadas casi siempre por el uso de clembuterol, EPO o metanfetaminas) de unos heroicos individuos con apetitosas cuentas bancarias que, da lo mismo, la demagogia sobra, igual pueden estar en Mónaco que en Manacor. Oculos habent et non videbunt. El deporte no existe. y yo no lo hecho en falta. Pasado poco un más de un mes, en pocas televisiones, radios o periódicos, incluidos los deportivos, se hace mención a, o se recuerda, que la temporada pasada hubo un equipo que, según los autoproclamados expertos en balompié, y entre los que desde luego no me encuentro, hacía un fútbol sideral que le llevó a la hazaña de conquistar tres, ¡tres!, títulos de primer nivel. Sic Transit Gloria Mundi. La actualidad está en otra parte, y con ella la publicidad, la marca, el negocio, el dinero....EL PODER . Hay quien , laudator temporis acti, añora tiempos pasados, los de altius, citius, fortius, no soy de esos. Aunque estos días, con estos delirantes y exhuberantes actos con los que se presentan los nuevos héroes, he sentido algo de nostalgia he recordado la sensación de bienestar y confortable poder que me producía contemplar por la tele, para mi desgracia nunca pude en directo, el desfile de los misiles con ojiva nuclear múltiple, que mantenían a raya a los tiburones de USA, a esos que hoy campan por sus respetos haciendo y deshaciendo lo que quieren por el mundo. Como tambien echo de menos aquellos medalleros olímpicos, en Juegos Olímpicos de verdad, rebosantes de medallas para la URSS y la DDR. Fiat justitia pereat mundus