domingo, 18 de febrero de 2007

Siempre me dices lo mismo

Tengo un amigo, un buen amigo, que presume de jugar al fútbol, y cuando le preguntas por el último partido, invariablemente, contesta que él metió dos goles y salvó tres. El resultado del partido es una variable independiente de su actuación, de manera que el encuentro pudo perfectamente terminar con un desfavorable cero a cuatro sin que mermase su siempre brillante contribución, el metió dos goles y salvó tres. Aunque el equipo en que el afirma jugar es, ni más ni menos, que el Real Madrid, y en este equipo de mis amores, a estas alturas, puede pasar de todo, la broma no ha dejado nunca de ser una broma. Algo parecido le ocurre al PP, sin que mi amigo se parezca en nada al PP, que para eso es amigo mío, ocurra lo que ocurra, pase lo que pase, la culpa es, inexorablemente, del gobierno de Zapatero. No del gobierno socialista. No del gobierno del PSOE. Ni siquiera del gobierno de Rodríguez Zapatero. Del gobierno de Zapatero. Seco. Contundente. Incluso cuando hay factores macroeconómicos que indiscutiblemente van bien (¡ojo macroeconómicos! que el bolsillo de cada uno es otra historia) y que también podrían ser capitalizados por ellos, ya que en gran medida son consecuencia de la continuación por Pedro Solbes de la política económica de Rodrigo Rato ( que a su vez fue continuadora de la del mismo Solbes), prefieren pasar de refilón por ellos con tal de negar el pan y la sal al gobierno de Zapatero. El odiado gobierno de Zapatero. El, en definitiva, ilegítimo gobierno de Zapatero. Porque lo que está, para ellos, en cuestión es que el gobierno que surgió de las elecciones del 14-M tenga legitimidad. No la tiene. Por tanto, ellos, los portadores de los valores eternos, ellos sí, están legitimados para derribarlo, no importan los medios, por bajos y rastreros que sean. Bien es cierto, que a preguntas directas, ninguno de los dirigentes del PP cuestiona la legitimidad del gobierno, pero a poco que uno rasque la epidermis construida en Génova, sobre todo si se trata de militantes de a pie o a cuadros dirigentes medios, salen a relucir sus verdaderos sentimientos. Hace aproximadamente un año un senador por Melilla hizo un chiste muy significativo:"Pavía entró las Cortes montado en un caballo, Tejero con la guardia civil y Zapatero con unos trenes explosivos".¿A que es gracioso? La última gracia la ha dicho Miguel Ángel Martínez, ex-portavoz de los gobiernos de Aznar: "Habría que conocer al grupo terrorista que llevó a Zapatero a la Moncloa". Los once millones de votos del PSOE, entre los que por cierto no está el mío, no tienen importancia, estuvieron manipulados por un grupo terrorista. ¿Debería actuar el fiscal general del estado? ¿Quien exalta el terrorismo? La existencia, como partido legal, del PP es una anomalía del sistema.

4 comentarios:

Santi Benítez (Sun_Tsu) dijo...

Es cierto, la existencia del PP dentro de nuestro sistema político es un anacronismo. Pero hay que planteárselo de otra manera. Si el PP no existiera lo que quedaría es Catalapiedra, Inestrillas & Co., y la verdad, no sé que será peor. Así que virgencita, que me quede como estoy...

Ôo-~

Gracchus Babeuf dijo...

Me da la impresión de que los que luchamos día y noche contra el PP, y por lo tanto defendemos a Zapatero, no lo votamos ni lo votaremos. Unos movilizan y otros se llevan el gato al agua. Salud.

RGAlmazán dijo...

Yo tampoco he votado a Zapatero, pero ante tal constante ignominia le defenderé hasta el final, aunque no lo vote.

Salud y República

AF dijo...

Yo voy a ver si consigo que Zapatero me regale una botella de Viña Ardanza del 82. En su defecto, me valdría con un abono de patio de butacas para el Teatro Real, o con un palé de botellines de Mahou (para mi señora esposa, que es que los dilapida a velocidades vertiginosas sin caer en la embriaguez, con la feble excusa de que son muy diréticos).

O un cocido en Lhardy