Me llevaba de pequeño, de edad, mi madre a comprar ropa a una tienda de la calle Atocha que se llamaba
Bobo y pequeño . A pesar de los muchos años transcurridos el comercio en cuestión, sigue existiendo en el mismo sitio, en la calle Atocha esquina a Relatores, y aunque sigue siendo la rama textil su actividad principal, parece haberse especializado en ropa de uniforme para trabajar . Ibamos a comprar a esa tienda, y no a otras más cercanas, porque uno de los empleados era el padre de un niño amigo mío, por lo cual las ventas podían ser beneficiosas para las dos partes. Ni que decir tiene que a mi el nombre del establecimiento me causaba un notable asombro, e íntimamente siempre esperaba que junto al padre de mi amigo, al que yo admiraba mucho porque entendía muchísimo de fútbol, apereciera un enano con todas las características de un imbécil, un
bobo solemne diríamos ahora. Evidentemente nunca apareció semejante especimen, pero siempre recordaré, su cara quedó firmemente anclada en mi memoria visual, a un individuo de sonrisa forzadísima que llevaba, permanentemente, sobre su brazo un sinfín de corbatas, de toda clase de colores, con toda clase de dibujos. Era el vendedor de la tienda experto en corbatas, para entendernos, el vendedor de corbatas. Pasaron muchos años hasta que de nuevo volví a ver esa cara, más que esa cara ese gesto. Fue cuando
Gas Natural le hizo una
OPA hostil a
ENDESA. De nuevo se materializó ante mis ojos, aunque esta vez a través de un tubo de rayos catódicos llamado receptor de TV., la cara de hipócrita travieso del vendedor de corbatas de mi infancia, y ahora por fin podría ponerle nombre a esa cara, se llamaba
Manuel Pizarro, se llamaba, y en el momento de escribir estas líneas se sigue llamando, dios le conceda muchos años de vida para solaz de sus enemigos del PSOE. Ahora, o mejor entonces cuando recuperé su imagen, ya no intentaba por los todos medios vender corbatas de dudosa calidad estética, sino de convencer a los accionistas de la empresa eléctrica de que los catalanes de
Gas Natural, respondían al tópico de miserables peseteros, ahora sería más propio decir
eureros, y lo que ofertaban por
ENDESA era ridículo. Algo que a la postre se demostró cierto, pues definitivamente lo ofrecido por su definitivo comprador,
ENEL, superaba con creces la oferta incial de las gasista catalana. Esta defensa de los intereses de los accionistas, ocultando, eso sí, que los intereses que con más ferocidad defendía eran los suyos personales, ya que amén de tener una más que curiosa cartera de acciones de
ENDESA, se había construido un importante blindaje de forma que cuando tuviera que abandonar la presidencia de compañía, su patrimonio se incrementaría de forma notable, esta defensa de los intereses del accionista, repito, le crearon una cierta aureola de
Robin Hood, defensor de los intereses de los pequeños accionistas, decían, como si no defendiera también los de los grandes, y muy particularmente los suyos propios. La desesperación de
don Mariano Rajoy, asustado de que, ante el esperado absentismo de
Rodrigo Rato, las riendas de la política económica del
Pp quedaran en manos de
Arias-Cañete, el rey del
cafelito y la
manteca colorá, o de
Martínez Pujalte, un tipo que ha conseguido ser ,en persona, más ridículo y esperpéntico, que su propia caricatura. Causa más bochorno el mismo, por si mismo con su mecanismo, que el pudiera causar cualquier muñeco del guiñol que llevara su
careto y sus maneras. Pues bien esta desesperación llevó al hombre de Pontevedra a convertir al vendedor de corbatas, reciclado en los
parqués bursátiles, en el fichaje estrella para las elecciones del 9-M
. Pero fue una estrella efímera, se apagó enseguida, y un
Pedro Solbes, tuerto, sin siquiera despeinarse desnudó las miserias de nuestro pobre vendedor de corbatas. Y ahora se nos aburre, y como se ha hecho muy rico y no necesita ganar mucho más, se dedica a conspirar, de la mano de esa tipa con pinta de meretriz jubilada, que preside, para desgracia de los madrileños, la Comunidad de Madrid. Se avecinan tiempos divertidos en el Pp. La COPE está para no perdersela.
2 comentarios:
En los años setenta, cuando Usted erapequeño, que no bobo, se generalizó el uso de la línea telefónica. Era broma general llamar al comercio que cita, y preguntar:
"¿Es bobo y pequeño?
- Sí señor, qué desea?
-Pues a ver si crece y espabila."
Pues su vendedor de corbatas, ni crece, ni espabila.
Atinado análisis. Y confirmando lo que dice Babeuf, yo fui de los que un 28 de diciembre, junto a unos amigos, llamé por teléfono a "Bobo y Pequeño" para soltar la bromita. JUro que no me arrepiento, mira que tener ese nombre.
En relación con el "conquistador" no creo que sea tan bobo, con lo que ha sacado a Endesa, ahora bien en política está claro que ha hecho el capullo.
Salud y República
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