No ha terminado uno de tomar tierra y el trabajo se acumula, tanto el que sirve para que un servidor, y en parte su familia, coma, costumbre de honda raigambre pequeño-burguesa, como el que de verdad me interesa que no solo es no remunerado sino que ademas tiende a menguar mis, ya de por si magras, finanzas. Me refiero a esa actividad que algunos califican con tono peyorativo como política, y que yo, sin variar la denominación, considero una de las más dignas a las que un ser humano, y por tanto un ser social, puede destinar parte de su tiempo. No soy quien para criticar a aquellos que prefieren destinar su tiempo a otros menesteres, probablemente más gratificantes, pero si para pedirles que no critiquen, al menos en la forma que lo hacen algunos, a los que hemos decidido no resignarnos a contemplar como meros espectadores el desarrollo de una sociedad que no nos gusta. La inmensa, immensísima, mayoría de los militantes de la izquierda, incluyendo a muchísimos militantes del PSOE que nunca serán ministros, ni diputados, ni alcaldes, ni concejales, ni nada, no aspiramos a nada material y si optamos a cargos públicos, en mi caso con no demasiada vehemencia, no lo hacemos por colmar especiales apetencias personales. Que existen excepciones es, desgraciadamente, obvio, y yo no voy a decir nombres, pero esos garbanzos negros no pueden descalificar el trabajo, mejor o peor hecho y ese es otro cantar, institucional o no, de la gran mayoría de los militantes de la izquierda. Y me refiero a la izquierda, y no a la derecha cuyos afiliados tienen otros intereses, aún siendo consciente de que no es oro todo lo que reluce. E incluyo en esa izquierda al PSOE a sabiendas de que es un partido que no tiene más interés que el electoral, que su política dista mucho de ser, ni siquiera, socialdemócrata, y que es, en definitiva, un rémora, un pesado lastre y que su desparición, como sujeto político, sería beneficiosa para la izquierda. Con todo, con ese papel negativo que, a mi juicio, está desempeñando, el PSOE es un partido con una base social asentada en la izquierda, como lo está su electorado, un electorado y una base social que todavía se encandila, porque necesita, emocionalmente, hacerlo, con las gilipolleces, cada vez menos ocurrentes, que el que fuera vicepresidente, hasta que su patrón le dejó vendido, Alfonso Guerra, suelta en la cita anual de Rodiezmo . Que la dirección del PSOE, y es así desde su reinvención en el XVII Congreso ,diciembre de 1976 , está trufada por elementos oportunistas ajenos a la cultura de la izquierda es evidente, como es, igualmente, evidente que estos elementos, empezando por Felipe González y el mismísimo Alfonso Guerra, fueron los que caracterizaron la política de ese reinventado, que no renovado, PSOE. Una política que tenía como eje fundamental el desmantelar la oposición, única oposición, al franquismo, porque en esa oposición al franquismo teníamos, los comunistas, un importante papel, y es que estos señoritos del clan de la tortilla, y los mediocres epígonos que hoy conducen al gobierno y al PSOE, son antes que antifascistas o anticapitalistas esencialmente anticomunistas, al fin y al cabo para que ejercieran ese triste papel soltaron abundantes fondos las grandes instancias capitalistas mundiales, fondos debidamente canalizados, a través de la llamada Internacional Socialista, por dos elementos de turbio pasado: Willy Brandt y François Mitterand. Bueno, pues con todos esos antecendentes que invitarían, como poco, a la duda, sigo considerando a las gentes del entorno del PSOE, incluidos la gran mayoría de los militantes, y a sus votantes, como gentes sociológicamente de la izquierda, a los que, desde Izquierda Unida tendemos que lanzar el mensaje, a todas luces evidente, que hoy, su política, la política clásicamente socialdemócrata, defensora del Estado de bienestar, está más en el programa de Iu que en el del PSOE. En cuanto al feroz anticomunismo de algunos, no me asusta. En Iu, ahora mismo, hay sectores claramente anticomunistas, quizás, precisando un poco, más bien anti-PCE con los que convivimos, aunque a veces con innegables tensiones.
Tras este posicionamento, quizás un tanto ampuloso y grandilocuente, como puede que sea yo, debería entrar en materia en relación a los sucesos acaecidos en este reinicio del curso político. Aunque fuera brevemente:
Afganistán: El papel de fieles feudatarios del Imperio, comandado por el simpático personaje semiafroamericano pero igual de impresentable Imperio que cuando lo comandaba el analfabeto tejano, es insostenible. El régimen que ayudamos a sostener, liderado por el corrupto Karzai, no tiene demasiadas cosas que echar en cara al de los taliban. La salida de allí debería ser inmediata.
Sahara: Parece todo dicho pero no es así, la falta de compromiso con la RASD, es vergonzosa, como vergonzosa es la actitud del gobierno, de este y los anteriores incluida la chorrada de Perejil, "Al alba y con fuerte viento de Levante...", con respecto a la satrapía alahuí. Máxime teniendo en cuenta la evidente responsibilidad como potencia colonizadora de la zona.
Israel: Enésimo intento de legalizar la evidente injusticia cometida contra el pueblo palestino tras la II guerra mundial. Como de costumbre, el sionismo criminal y genocida intentará, y conseguira, que se dé carta de naturaleza legal a la ilegal existencia del Estado de Israel, que los palestinos, ¡que remedio!, han terminado por aceptar, y ya puestos, con su capital en Jerusalén y sus colonos debidamente asentados. Naturalmente los terroristas malos son los palestinos por no tragar sin rechistar .
Anuncio de alto el fuego: Aquí conviene ser cuidadoso, justo lo que no es casi nadie, que tiende a dejarse llevar más por las vísceras que por el intelecto y el análisis reflexivo. En primer lugar hay que alegrarse por una cuestión, no por simple carente de importancia. Que no haya atentados y por tanto muertos, me ahorro el calificativo de inocentes porque su uso llevaría ímplicita la existencia de otros que son culpables, es en sí mismo motivo de alegría. Sólo los mal nacidos, aquellos capaces de considerar al franquismo como algo placentero, solo tipejos como Jaime Mayor Oreja pueden lamentar que ETA deje, aunque sea por unos días, o por unas horas, de matar. De sobra es sabido que afirmo la imposibilidad de otra vida fuera de los parámetros físicos de esta, pero si existiera me gustaría ver la cara que pondrían Konrad Adenauer, Alcide de Gasperi o Jean Monet cuando semejante individuo se califica así mismo como demócrata-cristiano. Una vez puesta de manifiesto la alegría que ha de sentir toda persona normal, debemos ser cuidadosos en el análisis. Todas las fuerzas políticas democráticas, según los parámetros políticamente correctos que consideran como tal el sistema político que padecemos, y dejando claro que excluyo al PP de esta clasificación, han puesto de manifiesto la insuficiencia de la medida adoptada. Y estoy de acuerdo. Tras el fracaso del pasado proceso negociador, una de las pocas cosas en las que estuve de acuerdo con Rodríguez Zapatero, fracaso que hay que atribuir a ETA en su práctica totalidad, se esperaba algo más, máxime si tenemos en cuenta la situación de debilidad en la que necesariamente debe encontrarse la organización armada del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) (Aznar dixit). Creo que los activistas que queden libres y con alguna capacidad, que no pueden ser muchos, deberían buscar una salida razonable para ellos y para los centenares de presos con centenares de años de condena a sus espaldas, y el comunicado no parece ir en ese sentido. Además, a estas alturas., la existencia de ETA supone un lastre para la acción política de los nacionalistas de cualquier signo, desde el PNV a Batasuna, al contaminar con un tinte violento la legítima exigencia del Derecho a la Autodeterminación. Los comunistas nunca hemos sido ambiguos a la hora de analizar la violencia practicada por minorias. El propio Lenin en “El Marxismo y la Insurrección” pone de manifiesto que: la insurrección no puede apoyarse en simples acciones terroristas,sino que debe cabalgar sobre el ascenso revolucionario del pueblo. Y debe darse en el momento oportuno y favorable de “viraje de la historia”. No antes ni después. Y el momento de viraje de la historia es el momento favorable a la revolución, el momento crítico en la historia de un país, “cuando los de abajo no quieren y los de arriba no pueden seguir viviendo como antes”. Y a este factor objetivo, que suele ser una crisis nacional general, debe añadirse el factor subjetivo, la capacidad de una clase revolucionaria para llevar a cabo acciones revolucionarias de masas bastante fuertes. Para Lenin, la insurrección armada es un arte; algo serio, responsable, creativo. No puede reducirse a un aventurismo a una mera actividad terrorista. La condición “sine qua non” es “acercarse a las masas”. Hay que conquistar las masas y no alejarlas, como condición previa para la conquista del poder. Para la auténtica estrategia marxista–leninista, las acciones terroristas, desvinculadas de un verdadero ascenso revolucionario de las masas, son sólo gestos desesperados, estertores de quienes no creen en la revolución. No pasan de ser sino simples fuegos fatuos de publicidad sangrienta, simples crispaciones armadas de no revolucionarios. Que ETA se defina a si misma como marxista-leninista no quiere decir nada, el análisis que hace de la realidad dista mucho de serlo y hoy, y en el pasado puede que el análisis fuera distinto, su alejamiento de las masas es efectivo, y la izquierda política más vinculada a ella, y basta con leer su comunicado conjunto con Eusko Alkartasuna le está pidiendo a gritos que facilite una salida política a la cuestión. Por otra parte es evidente que desde hace mucho tiempo la componente estrictamente nacionalista de ETA ha arrinconado a la que pudo tener, y tuvo, de revolucionaria y superadora de la sociedad capitalista. Y una vez dicho, y aclarado, esto. Convenientemente fijada nuestra postura fírmemente contraria a la violencia, desde posiciones y análisis claramente políticos, nuestra estrategia, en absoluto coyuntural, de apoyo al ejercicio del derecho a la autodeterminación como punto de partida de construcción de un Estado Federal, Laico y Republicano, superador del modo de producción capitalista con un obejtivo concreto en el socialismo del siglo XXI tiene que seguir siendo el eje de nuestro marco de actuación.
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Hace 2 semanas
1 comentario:
Resulta agradable leer a alguien que intenta usar el cerebro y no sólo las vísceras. Interesante también que una persona con un evidente bagaje cultural, que seguro no proviene de la LOGSE, lo comparta en la red para explicar y fundamentar sus argumentos.
Hoy (a pesar de que lo están arrinconando y haciendo desaparecer de las noticias) hay algo de muchísimo impacto: las movilizaciones de los mineros leoneses y castellanos. Por fín alguien hace algo en pro de la Huelga del 29S, aunque sea pasando (suponemos que por la izquierda) de los jefes de CCOO (de UGT ya me niego a hablar). Intentaré seguir sus comentarios. Agradecido.
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