miércoles, 6 de marzo de 2013

Con respeto Hasta Siempre

Cuando estábamos inmersos en el proceso que hoy llamamos pomposamente La Transición,  y que nos llevó de un sistema capitalista carente de libertades formales a un sistema capitalista con derecho al pataleo, militaba este aspirante a aprendiz de bolchevique en el ala más ortodoxamente prosoviética del comunismo español el PCE (VIII-IX). No me arrepiento, en absoluto, de aquella militancia, todo lo contrario, me enorgullezco de ella, me permitió no escuchar nunca los cantos de sirena del eurocomunismo, y me impregné de valores que me han acompañado a lo largo de mi vida, muchos de los cuales echo de menos. En definitiva aprendí mucho. En aquellos años 70, despues de morir el dictador, y siendo aún ilegales, puesto que la legalización de los comunistas fue solo para los del PCE oficial, instalabamos un puesto en la cabecera del Rastro madrileño, al lado de la estatua de Cascorro, en el que además
de difundir Mundo Obrero (Con mancheta en rojo) vendiamos insignias, pegatinas y carteles. Era una actividad que tenía un cierto carácter deportivo, y muchos domingos acababan con carreras y enfrentamientos con bandas fascistas que no veían con buenos ojos nuestra actividad y que contaban con la abierta complicidad de la policía (entonces un cuerpo militar que recibía el nombre de policia armada). En una ocasión pusimos a a la venta unos posters con Ernesto Che Guevara y otros con Fidel Castro. Un veterano camarada curtido en mil batallas nos sugirió, y en aquellos tiempos para un joven comunista una sugerencia de un veterano era más que una orden, más o menos como ahora , O tempora, o mores!, que retiraramos los carteles con la imagen de Fidel y dejaramos los del Che. Naturalmente preguntamos, con el debido respeto, al camarada en cuestión las razones por las que nos hacía esa sugerencia. Porque Fidel está vivo, respondió, y a continuación desgranó una lista de revolucionaros que habían dejado de serlo pasando, a su juicio, a ser merecedores de engrosar el estercolero de la historia. He procurado siempre seguir ese consejo, que me pareció entonces y me parece ahora, sabio y prudente, de modo que siempre, o casi siempre, he manifestado mi adhesión a los procesos, sin hacer excesivas referencias a las personas, bien se trate de la Revolución Cubana o de la Bolivariana.
Ayer falleció Hugo Chávez, una muerte esperada pero no por ello menos dolorosa. A mi, al menos me ha dolido. Chávez era un hombre que podía caer bien o mal, pero desde luego a nadie dejaba indeferente. Incluso sus más acérrimos detractores tienen que reconocer que su aparición en la escena política produjo un cambio sustancial en América Latina, que retomó el sueño de la Revolución Cubana de aspirar a librarse de la tutela del Imperio del Norte. La Revolución Bolivariana, en su todavía corta vida ha tenido importantes logros , logros sistemáticamente ignorados por la prensa libre que han intentado, y en el caso de España conseguido en gran medida, presentar a Chávez como el cásico milico golpista, olvidando los innumerables procesos electorales, reconocidos como limpios por todas las instancias internacionales, en los que se impuso a toda clase de candidatos que se presentaban con el único programa de derrotarle. En ese contexto de difamación, de distorsión de la realidad no es de extrañar la popularidad de aque extemporáneo ¿Porqué no te callas? lanzado por alguien con tan pocas virtudes morales como el jefe del estado español, cuando el venezolano se quejaba de claras intromisiones en un intento de golpe de estado. Ninguno de los muy demócratas detractores de Hugo Chávez hace nunca referencia a la situación de Venezuela, que sería extrapolable a gran parte de la América Latina, antes de la llegada del comandante, una sociedad hegemonizada por una burguesía ociosa, y sé que hay honrosas excepciones, que se limitaba a disfrutar de las riquezas naturales muy abundantes, y singularmente del petróleo, sin preocuparse de generar la más mínima infraestructura y condenando a la pobreza e indigencia a la gran mayoría de la sociedad, una mayoría que por no tener no tenía, en muchos casos, ni derecho al sufragio. Es esa mayoría la que hoy sustenta el proceso revolucionario. Esa burguesía inútil, patrocinadora de una economía hiperdependiente de los Estados Unidos, dió lugar a un sistema político sagastacanovista que alternataba corrupción con corruptela copeis con adecos o adecos con copeis,  tanto monta monta tanto. Sé de sobra que no todo es idílico, de manera que el Partido Comunista de Venezuela decidió quedarse fuera del proceso que dió lugar al Partido Socialista Unido de Venezuela si bien apoya el proceso revolucionario en su conjunto.
Tengo la plena confianza de que el proceso revolucionario venezolano seguirá adelante, como seguirá en Bolivia, Ecuador o Nicaragua, es más tengo la plena confianza de que se irá extendiendo por toda América el territorio libre de imperialismo.
Con todo el respeto, desde el dolor.
¡HASTA SIEMPRE COMANDANTE!

No hay comentarios: