Son muchos los que creen, a veces incluso yo, que los gobiernos no existen. No es que, habiendo superado todas las fases intermedios, hayamos llegado ya a la sociedad sin estado, sin que exista la propiedad privada sobre los medios de producción, una sociedad organizada de acuerdo con la sentencia De cada cual según su capacidad a cada cual según sus necesidades, es decir una sociedad comunista. Ni muchísimo menos, el estado se muestra cada vez más fuerte, cada vez asumiendo con más claridad el papel que le reserva el capitalismo monopolista de estado, que no es otro que el de asegurar los intereses de la oligarquía, cada vez más globalizada, auténtica beneficiaria del sistema. En esta fase, una fase que tradicionalmente hemos calificado como de imperialismo, los papeles de los gobiernos como entidades ejecutivas van desapareciendo y se ve c laramente que son otros los que realmente toman las decisiones. Sirva como ejemplo el papel desempeñado por Angela Merkel y su gobierno en la resolución de la crisis de Opel-Vauxhall filiales europeas de General Motors. No son menos significativas las dificultades de Barack Obama, una decepción tras otra, para reformar el sistema sanitario norteamericano.Cada vez con menos pudor los auténticos dueños del cotarro salen a la palestra para, si es necesario sin disimulo, enmendar la plana al gobierno de turno.
Debe ser esta, la asunción del papel secundario que realmente juega, la que ha llevado al Gobierno de España que, aparentemente, preside José Luis Rodríguez Zapatero, a arrojar la toalla. Ha decidido no gobernar. Si no es así se hace complicado explicarse la cantidad de propuestas sin sentido que viene, últimamente, transmiendo. Este gobierno no sólo ha decidido gobernar sin ministerio de Economía, lo cual ya es pintoresco, sino que además da la sensación de que su política se adopta en la barra de un bar, bien a la temprana hora de los carajillos, bien más tarde cuando las cañas de cerveza y los vermouths alternan con las patatas fritas, las cortezas y las aceitunas. Algunas, incluso parecen producto de la última hora de la tarde cuando los vapores del malta de veinte años acaban por nublar los sentidos, sobre todo cuando hay compañías femeninas, o masculinas ,que este gobierno es muy paritario, que acaban, definitivamente, con la necesaria concentración. Es lo que ha transmitido la presentación de la Ley de Economía Sumergible, ser el producto de una monumental cogorza, siendo redactada durante la consiguiente resaca. En ese contexto que el gobierno del degenerado sátrapa alahui esté ninguneando al Gobierno de España no debería extrañarnos. El papel internacional del Reino de España, más allá de las aportaciones de carne de cañón a las guerras de otros, véanse Afganistán, Líbano o Kosovo, más allá de las extemporáneas interrupciones ¿Porqué no te callas? del jefe del estado, evidentemente molesto porque no le dejaban dormir la siesta postcuchipanda, es inexistente. Lo que cada viernes se reúne en La Moncloa, es una colección de incompetentes, paritariamente escogidos, que ya ni se molestan en ocultar que no son ellos quienes deciden. Yes we can
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