Nunca he ocultado, ni lo voy a hacer ahora, mis preferencias. Por encima de que me pueda gustar el fútbol, algo que sólo sé yo, o el baloncesto, hablo poco de él porque es un deporte que me cuesta comprender, soy esencialmente madridista, es decir disfruto, evidentemente como espectador puesto que la práctica deportiva hace años que dejó de interesarme a pesar de los infructuosos intentos de mi médico, que insiste, con escaso éxito y visita tras visita, en que hacer ejercicio me vendría bien, dada mi condición de diabético de tipo 2 y con, no menos de, treinta kilos de exceso sobre mi osamenta. Sólo disfruto del deporte, vuelvo a reiterar, si uno de los contendientes es el Madrid, y además gana. Soy hasta tal punto sectario e irracional, y me encanta serlo, que cuando por alguna incomprensible razón, el Madrid comienza perdiendo, cambio inmediatamente de canal y me voy conectando cada poco. Cuando se restablece la normalidad continuo viendo el partido como sí tal cosa. No entiendo, ni comprendo, ni comparto el placer que alguno le reporta eso que algunos llaman partidos emocionantes, yo no soporto esos partidos de baloncesto con contínuas alternancias en el marcador, a mí me gusta que los míos ganen de diez en el primer cuarto y de diecinueve al descanso. Soy hasta tal punto intransigente e insoportable, y esto también me encanta, que activo mi desmemoria con absoluta naturalidad y procuro no amargarme la existencia, por ejemplo en la semana pasada, desde el miércoles y hasta las veintiuna horas del domingo, sólo he conectado la radio sintonizando Radio 2, la televisión, exclusivante Digital+, en canales que no fueran deportivos y en cuanto a los informativos sólo he sintonizado Cubavisión y Telesur, y no he comprado diarios, ni deportivos ni de información general. El hecho de estar enfermo, con una superbronquitis que apenas me deja salir de casa, hace diez años que dejé de fumar pero los efectos de tanto abuso están ahí, facilita las cosas, pero de haber tenido que ir a trabajar los que me conocen difícilmente se hubieran permitido alguna licencia. Una joven compañera, insultantemente joven,recien aprobada la oposición e incorporada interinamente a mi unidad, se permitió el lujo de colocar, en la ventana detrás de su mesa, una determinada bufanda con unos determinados colores un día que un equipo, por el que tengo extraordinario respeto, ganó un determinado título, algo que, educado e hipócrita como soy, festejé de forma entusista haciendo gala de un fair play del que soy firme partidario. Desde ese día, durante un par de meses y de forma absolutamente casual, le cayeron todos los marrones de la unidad. Inteligente como es captó el mensaje, y hoy, pasado el periodo de interinidad, y a pesar de que ahora, jerárquicamente está por encima de mi, al haber aprobado una oposición de mayor categoría, nos llevamos estupendamente y gastamos bromas, en conjunto, sobre esos que van a diecinueve puntos o más. Ni que decir tiene que comentarios, en esta entrada, que no me gusten serán censurados sin contemplaciones, no voy a poner moderación de comentarios porque es un incordio, me limitaré a borrarlos cuando los detecte aunque alguien podrá leerlos ¡que le vamos a hacer!. Es mi forma de entender la libertad de expresión, aproximadamente como la entienden los medios de comunicación españoles cuando se trata de noticias positivas relacionadas con IU o el PCE. Habrá quien busque paralelismo entre este comportamiento y mis posiciones políticas. ¿Y...?
Con estos antecedentes no es dificil comprender que, para mí, hacer un ejercicio de objetividad es, como poco, complicado, muy difícil, pero lo voy a intentar.
La indignación que me produjo la actitud del Valladolid, en conjunto de todo el equipo, pero sobre todo de un tal Nivaldo se sumó a la que me produjo la expulsión de Cristiano Ronaldo, en el partido cona el Málaga, expulsado por, en vez de tirarse al suelo, repeler un agarrón con dos guantazos, uno de los cuales rompió los huesos popios de la nasa del evidente agresor. Es como si, uno, víctima de un atraco, consiguiera propinar una patada en el mismísimo escroto al asaltante provisto de navaja, y el juez decide castigar nuestra acción por los daños producidos al atracador, argumentando que nuestra actitud hubiera debido ser la de dejarnos atracar, que ya la policía actuaría en consecuencia. Como quiera que no veo partidos que no sean de mi equipo he tenido que recurrir a las hemerotecas para corroborar algo que intuía. No se trata solo de una animadversión contra el portugués, sino que todo jugador con un mínimo de talento es objeto de una persecución sañuda y barriobajera que contradice aquel aforismo que dice que Mientras que el Rugby es un deporte de rufianes practicado por caballeros, el fútbol es un deporte de caballeros practicado por rufianes Estos individuos convierten el fútbol en un deporte de rufianes, practicado por rufianes con el aplauso de quienes son, aún, más rufianes. El barcelonista Messi y el colchonero, Kun Agüero son jugadores físicamente frágiles, aunque de un extraordinario talento, que les convierte en pieza deseada por toda esa caterva de sicarios con borceguíes que pueblan los campos de fútbol. Su endiablada velocidad hace que puedan escapar casi siempre, con todo, cuando les cazan les cazan a modo. En la temporada anterior Pep Guardiola, que no parece un tipo que caiga con facilidad en un excesivo subjetivismo, se quejaba de la impunidad con que algunos, falta tras falta, trataban a su pupilo argentino. Cuando se trata de jugadores corpulentos como pueden ser el portugués madridista o el sueco barcelonista, la situación cambia, ya no tienen necesariamente que correr, sino que su físico les permite defenderse, ¿y entonces que ocurre? que... los que acaban expulsados son ellos. Fue un auténtico sarcasmo que el único expulsado en el partido Zaragoza-At.Madrid fuera precisamente Reyes.
¿Ha ocurrido siempre así? No, o al menos no con esa absoluta impunidad, puedo recordar jugadores duros, viriles se decía, estúpidamente, en la época y por no salirme de los equipos citados tenemos a Griffa u Ovejero en los del río a Gallego o Eladio entre los culés o a Benito o De Felipe entre los blancos. Podían entrar duro y lo hacían, nunca con ánimo de lesionar al contrario, de hecho solían ser ellos los lesionados, y cuando no era así su carrera se resentía. La acción de Pedro De Felipe lesionando gravemente, en su debut, al barcelonista Bustillo pesó siempre, y no para bien, en su carrera. Como poco éxito tuvieron en su estancia en España aqullos marrulleros, en el declive de su carrera, de origen argentino, Aguirre Suárez y Fernández, que se trajo el Granada bajo la etiqueta de oriundos. Uno de ellos, creo que el segundo, fue suspendido por seis meses después de una entrada a Amancio que le costó, igualmente, unos cuantos meses de lesión.Fué curioso escuchar el domingo a un jugador filigranero como Onésimo defender la táctica marrullera que planteó como entrenador. Es un síntoma que indica como se equivocan algunos que en esto del fútbol no asumen su condición de outsiders
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6 comentarios:
Oiga D. Bolche. ¡Qué bien me lo he pasado la semana pasado! Aunque le advierto que no le voy a decir por qué, no vaya a ser que me censure.
Por cierto, Agüero es mucho más fuerte de lo que parece, se mantiene casi siempre en pie.
¡Animo! que le entiendo, aunque me alegre. Es la poca costumbre, aunuqe últimamente debería estar preparado para los sustos.
Oiga, y le voy a decir que no me importa que me censure, también lo entendería.
Salud y República
No, no se preocupe, no le voy a censurar simplemente porque se lo haya pasado tan ricamente la semana pasada. Si fuera un feliz jubilado, como usted, con posibilidad de pasar largas temporadas junto al mar también lo expresaría con total libertad. Claro que yo siempre, y eso aumenta mi felicidad, puedo mirar la clasifación y ver la distancia a la que van "otros". Y sobre todo, y eso me reconforta, pelotazos urbanísticos que a los míos se les consienten a los demás se les niegan. En cualquier caso el negocio que pueda suponer el traslado del Manzanares será negocio para una determinada familia. Como en Alpedrete.
El término Pucela con el que algunos, pretendiendo un barniz cultural inexistente, de hacer referencia a algo sería al nombre que los romanos dieron a un cenagal lleno de pulgas. Para un descendiente de burgaleses la definición tiene un completo significado, sobre todo si se refiere al conjumto de energúmenos que transitan velozmente hacai la Liga Adelante
Qué baño nos están dando los culés. A partir de ahora voy a pedir la independencia de Catalunya, con liga incluída claro.
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