El Espia Otomano opina:
Uso, en el título de la entrada, el de una serie de Tele5, que ahora emite su subsidiaria FDF y que es un descarado autoplagio de una de éxito en Antena3, Aquí no hay quien viva. Y a fe que he dudado entre usar un título y otro, porque lo que se avecina es que aquí no haya quien viva. Y ustedes, mis queridos españoles, parecen en la inopia. Bueno, no todos, porque mi anfitrión don Bolche alterna una actitud entre meditabaja y cabizbunda con un rictus de cabreo oceánico, al que, todo hay que decirlo, no es ajeno el magro resultado obtenido por su equipo en Almeria y del que hace responsable en exclusiva, de forma a mi juicio injusta, al señor Pérez Lasa. El trencilla fue una calamidad pero su equipo no estuvo a la altura, me parece a mi. Pero no es para hablar de furbol, Ángel María Villar dixit, para lo que he abierto esta entrada, ni tampoco de las tribulaciones futboleras de don Bolche, además ojalá fueran exclusivamente sus preocupaciones. Otras cosas le preocupan mucho más.
Para este espía la huelga general del 29-S fue un éxito, incluso un éxito notable, si se tenía en cuenta que durante un periodo demasiado largo, la mayoría de la izquierda política, el PSOE y una parte importante de IU, habían abandonado toda acción política fuera de los marcos institucionales, mientras que la izquierda social, los sindicatos de clase, había abjurado de forma absoluta de la lucha de clases para entrar de lleno en lograr concertaciones y acuerdos a toda costa, aún a riesgo de descafeinar su carácter de organizaciones representativas de una clase social, la clase trabajadora, y nunca del conjunto de la sociedad, entre otras cosas porque conciliar los intereses de empresarios y trabajadores, de explotadores y explotados es imposible y su intento conduce, en cualquier caso, al sindicato vertical, del que los españoles con edad y memoria tienen triste recuerdo. En ese escenario producido por muchos años de desidia y pacto, la movilización de muchos millones de trabajadores, aunque no todos hicieran huelga sensu strictu era un éxito, pero era un éxito si, y sólo si, la izquierda política y sindical profundizaba por ese camino de movilización, resistencia y lucha. Ángel Cappa, un excelente entrenador argentino de fútbol, además de una persona con la cabeza muy bien amueblada distingue entre dos deportes, el atletismo y el futbol, por la caracterización que dan los deportistas a su forma de correr. Para el corredor atlético, da igual si lo es de los 100 metros o de la maratón, la carrera lleva al objetivo final, la meta, mientras que para el futbolista la carrera hasta el balón, en la que consume cansancio igual que lo haría el corredor de atletismo, marca la llegada al comienzo de su verdadera tarea, el conseguir que ese balón avance, interactuando con sus compañeros o en solitario, hasta llegar al marco rival. Los sindicatos, a la luz de la rumorología destada que tiene todo el aspecto de ser verdadera, parecen comportarse como el corredor de atletismo, que una vez atravesada la meta se deja llevar por la inercia esperando recibir su cosecha de aplausos, y si ha lugar las medallas y laureles, mientras que la izquierda política, de la que desde ahora mismo, y a estos efectos, descuelgo a la mayoría del PSOE, fundamentalmente a su dirección, debe actuar como el futbolista y prepararse para jugar con el balón, en este caso la huelga del 29-S. En el informe político del Comité Central del PCM, que espié con gran interes se dice:
Ante esta situación, tanto el Partido Comunista, como Izquierda Unida, deben responder con la contundencia de sus propuestas políticas y la necesaria movilización de sus militantes y organizaciones(...)para la cual el Partido Comunista de Madrid debe desplegar una una fuerte campaña de información sobre el alcance, ahora real, de la reforma laboral y el peligro de una reforma de las pensiones que suponga el retraso de la edad de jubilación.
La aparente disposición de las direcciones sindicales a volver a la senda, senda indefectiblemente condenada al fracaso, de la concertación y el consenso, vuelve a dejar a IU, y lógicamente al PCE que forma parte inseparable de ella, en solitario en el camino de la movilización y la lucha. Por ello, más incluso que por los resultados futboleros, sin minimizar en absoluto el peso que estos puedan tener en su estado de ánimo, anda don Bolche cariacontecido, porque no puede evitar la sensación de que se está desandando una vereda que costó mucho recorrer desde que con la elección de Cayo Lara Izquierda Unida apostó, claramente, por la necesidad de la Huelga General cuando las direeciones sindicales, ni de lejos, estaban por la labor. Sin embargo, sin intentar quitar importancia a la preocupación de Bolche, sin caer en un optimismo voluntarista que conduce a poco, este espía considera que el paso dado por muchos trabajadores en el camino de la movilización, no es fácilmente reversible, y en ese escenario político tiene la izquierda política, IU, que al fin y al cabo es la única que actúa como tal, tiene que moverse. No es fácil, pero no debería dejarse arrastrar por el desánimo.
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Hace 3 semanas
1 comentario:
Del dicho al hecho ... Señor otomano, echo en falta una valoración de espía a punto de informar a sus superiores acerca de la elaboración teórica del PCE y su inexistencia en la realidad, porque no se ve luego por ningún lado. Quizás se atasque el binomio teoría y práctica igual a praxis en los aledaños de IU. Más o menos es lo mismo que la patochada de Mourinho en Almería (jugar sin delantero centro y regalarle casi una hora al último clasificado de la tabla), convenientemente tamizada por un árbitro antimadridista.
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