martes, 18 de septiembre de 2018

Jodido Doctorado o Jodiendo el Doctorando

Creo que fue el premio Nobel , Don Camilo José Cela, el que para ilustrar la diferencia entre el gerundio y el participio, argumentó que no podía ser lo mismo estar dormido que estar durmiendo, puesto que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo. Intachable argumento, o a mí, al menos me lo parece.
Viene a cuento este recuerdo al escritor gallego, después de la retirada, a instancias de la Universidad Autónoma de Barcelona, de la condición de doctorando, del currículo oficial de un líder político, que anda tronando por la regeneración de la vida política al tiempo que con sus apoyos parlamentarios ha sostenido un gobierno de un partido que, a tenor de los tribunales, se ha beneficiado de la corrupción. El ínclito, probo y nunca bien ponderado regenerador de la política española contaminada por bipartidismo y falta de fervor patrio era reconvenido por su Alma Mater, por no estar, en este momento, matriculado en nada relacionado con un futuro doctorado, mientras que el adalid de la transparencia y acrisolada honradez, junto con una abundante cohorte, o corte, de agradaores, entre los que destaca un cómico que, a su vez, se había maquillado el propio currículo, argumentaban, el adalid y la corte, o cohorte, con cómico, que puesto que era licenciado, y en algún momento de su vida había tenido la intención de abordar su tesis doctoral, era de aplicación el término doctorando. Llevando al extremo tan peregrino argumento yo mismo, que soy Licenciado en Ciencias, Sección Químicas, por la Universidad Autónoma de Madrid podría ser un Doctorando con una imaginaría tesis sobre, por ejemplo: Tribulaciones de un electrón desapareado víctima inocente de un efecto túnel. Y por lo mismo cualquiera que hubiera terminado el bachillerato sería un Licenciando, el que hubiera acabado la ESO un bachillerando, y así sucesivamente hasta que el embrión desarrollándose en el líquido amniótico del seno materno bien podría ser un parvulando, término mucho mas bonito y original que el de nasciturus, con el que la carcundia, autodenominada Pro Vida, suele acusarnos, a los que defendemos la vida digna para las mujeres, de asesinos, genocidas y otras lindezas, muy poco cristianas, por cierto.
Si alguno de mis lectores, si es que alguno hubiere, detecta algún tipo de animadversión hacia el líder del regenerador partido capaz de hacer pedagogía con un pastor enseñándole como amanece, ha acertado absolutamente, y es que el individuo en cuestión me repatea. Hay cuestiones que, dicen, tienen que ver con la química y aunque ese señor y yo no hemos coincidido nunca, que yo sepa, en el mismo espacio físico,no me transmite buenas sensaciones, digamos que no tenemos química.
No le soporto.
No soporto su aspecto de niño pijo barcelonés (si fuera un pijo madrileño me caería igual de mal o peor) siendo heredero de unos honrados tenderos, honrados pero tenderos.
No soporto su aire de superioridad no siendo más que un abogado, legítima profesión, como tantos pero al que una calculada operación generosa en medios, no sabemos financiada por quien, Cui bono? Cui Prodest? ha elevado a lo más alto del panorama político.
No soporto su españolismo de opereta mala del que es máximo paradigma el símbolo que exhiben en Cataluña del corazoncito con las banderas.
No soporto su ambigüo oportunismo que le permite defender una cosa y la contraria sin mover un músculo.
No soporto se séquito de aduladores, muy señaladamente una señoritinga paletamente endomingá que ha decidido repetir, machaconamente, un mentira: Yo he ganado las elecciones en Cataluña por si alguien acaba creyéndoselo, sin olvidar a un supuesto intelectual cuyo mayor mérito, parece ser, es imitar, mal, a Joan Manuel Serrat ni al cómico antes citado, al que podíamos calificar como pedagogando.
No le soporto.
Pues bien, este señor, con ese bagaje académico, es el que pone en tela de juicio la tesis doctoral del Presidente de Gobierno, del que tendremos que hablar, tarde o temprano.
No soy economista, y aunque profesionalmente convivo con bastantes, su cercanía no me transmite conocimientos suficientes como para valorar la tesis doctoral del Presidente, pero lo que si es cierto es que sobre la Universidad Española se está extendiendo un manto de sospecha preocupante. No me cabe la menor duda que la incorporación de España al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), popularmente proceso Bolonia, para la Universidad Española ha sido un desastre, no solo por la proliferación de Universidades privadas de dudoso prestigio,  ya había Universidades Privadas de probado prestigio: Universidad de Navarra, ICAI-ICADE, CEU-San Pablo, Químico de Sarriá y otras, sino por la privatización, en cuanto a objetivos de la Universidad Pública, con la rebaja de las licenciaturas de cinco a cuatro años (y creo que se pretende que sean tres) y lo proliferación de másteres, con escaso control académico, muy onerosos y que permiten lucrarse largamente a profesores sin escrúpulos. Másteres mediocres, que pueden dar lugar, a Tesis Doctorales igualmente mediocres.
Me queda una última reflexión. Efectivamente tenemos políticos muy mediocres, pero que los árboles no nos oculten el bosque, su mediocridad política no tiene nada que ver con su preparación académica. Nos visita con frecuencia José Alberto "Pepe" Mujica Cordano, presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, nunca llegó a terminar sus estudios universitarios, estudióen las escuelas de La Vida, y La Lucha, en ambas es Doctor cum Laude

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