lunes, 23 de febrero de 2009

Churros, Alcaldes y Carnavales

Está muy mosqueado mi compañero en las penas municipales, Fernando Jiménez, por el comportamiento del alcalde, presuntamente socialista (el que esté afiliado al PSOE y sea de la ejecutiva del PSM, dice poco) de Collado-Villalba (Comunidad de Madrid, Reino de España, Unión Europea, Universo Mundo), en el desfile de las charangas del carnaval celebrado el pasado sábado 21, y así lo manifiesta desde su cantera que a veces convierte en trinchera para disparar verdades, cuando no las lanza al espacio en un sputnik.
Es el carnaval, la fiesta de la transgresión, la fiesta en la que, amparados por el anonimato que nos proporciona la máscara y le disfraz, nos atrevemos a decir lo que pensamos, de todo y de todos. Cualquiera que asista a los carnavales de Cádiz, para lo que es muy recomendable seguir los consejos de Paco Piniella, tiene conciencia clara de lo que es la transgresión y el cachondeo. A la alcaldesa Teófila Martínez, más de derechas que el mismísimo garrote de Don Pelayo, El Godo asturiano, no se le ocurre, ni por un momento, cercenar los cánticos frecuentemente críticos con ella, con la presidencia de la Junta de Andalucia y el partido que la gobierna, y con todo el mundo (iba a decir con el Sursum Corda cuando he recordado que esta locución latina significa ¡levantad vuestros corazones !). Y ni el franquismo pudo con con el carnaval gaditano, aunque lo disfrazó, algo muy propio, de Fiestas Típicas Gaditanas, fiestas de las que salieron, sin ir más lejos, los , en su día, célebres Beatles de Cádiz.
Pues el regidor villalbino, don José Pablo González Durán, es menos tolerante que lo es la gaditana Teófila, y como no le gustó la comparsa que preparamos entre los muchachos de La Fábrica y la Plataforma por la Sanidad Pública de la Sierra del Guadarrama (El curro fue de los mozos que, felizmente, okupan la Fábrica desde hace más de dos años), decidió censurarnos, al más puro estilo franquista, y terminó mandándonos a la guardia civil. No sabemos que es lo que más le molestó, si los besos que su efigie daba a la de la imperial lideresa, lady calcetines, Doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, Omnia vincit amor, y es que, utilizando de arras los terrenos que él regala, para que ella construya su privado hospital, están, las efigies, a punto de terminar en: Quod Deus conjunxit, homo non separet, o las alusiones en forma de churro al negocio familiar que otrora sirvió de Pane lucrando, al hoy fino y distinguido, honores mutan mores ,alcalde villalbino.
Memento, Pontifex Villalbensis, quia churris es et in churrerem reverteris. Y yo que lo vea con una ensaimada en la mano.

1 comentario:

Javi dijo...

No he podido esperar a mañana, me tiene ya usted aquí desde hoy hasta recibir mi premio, a lo Penélope Curz. Tengo pipas y gominolas para pasar el rato; no me moveré de este asiento.