jueves, 9 de abril de 2009

Jueves Santo. Semana de Pasión (IV)

Hay tres jueves en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. Estos dos últimos se los han cepillado sin que la Iglesia Católica, organización a la que, administrativamente, pertenezco y a la que sostengo, Dad a Rouco lo que es de Rouco, mediante óbolo involuntario por vía impositiva, haya dicho absolutamente nada. Y es que las fiestas en jueves dan lugar a unos sabrosísimos puentes muy del gusto de las personas normales, que en este sentido, somos aquellas a las que el trabajo nos repugna, nos resta dignidad y nos roba salud, tanto física como espiritual.
¡Bienaventurados los vagos, que ni verán nunca a Dios ni puta falta que les hace!
Trás este estallido de indignación no prevista al comenzar a escribir voy a referirme al Jueves Santo, propiamente dicho, Día del amor fraterno:

"Gracias por el alivio que sentimos al
sabernos perdonados, y por la invitacion
a compartir tu mesa.

"Eres Santo, eres Dios,
por toda la eternidad, siempre tu muy
cerca estas de tu pueblo, buen Señor
te alabamos hoy aqui, te adoramos con fervor
a tu iglesia, en vino y pan, nueva vida asi le das.
Eres Santo, eres Dios, te sentimos.

Con María, nuestra Madre, así sea.


Con estas cantinelas que, siendo sincero, jamás he conseguido entender, quizás porque nunca he puesto el mínimo interés en hacerlo, intentan los prebostes católicos transmitirnos la importancia de un día como hoy en el que se recuerda que el Hijo de Dios, que es Dios en la misma persona que el Padre y junto al Espíritu Santo , instaura la Eucaristía que es, simplemente, "la conversión maravillosa y singular de toda la sustancia del pan en el cuerpo de Cristo y de toda la sustancia del vino en su sangre, permaneciendo sólo la especie del pan y del vino". Significando "especie" para estos efectos, los "accidentes" del pan y del vino: color, gusto, cantidad, etc., tal y como la definió un canon del concilio de Trento. La cuestión es de lo más sencilla, y hasta un niño con su cubito al borde del mar es capaz de entenderla, tal y como nos le refiere, y he referido en anteriores entradas, Agustín de Hipona. A pesar de la sencillez y simplicidad de los hechos, siempre hay quien quiere buscarle tres pies al gato, cuando es público y notorio que lo tiene el gato son patas y además en número de cuatro, de manera que ya en el siglo XI hay quien viene a poner en cuestión lo que es evidente a los ojos de cualquiera, y un tal Berengario de Tours afirma, contra toda lógica y evidencia que lo que se produce en la Eucaristía no es el fenómeno antes detallado y que conocemos como transubstanciación sino otro conocido como consubstanciación en el que coexisten las sustancias del cuerpo y la sangre de Cristo con las del pan y el vino, si bien las primeras con carácter simbólico: Panis sacratus in altari, salva sua substantia, est corpus Christi, non amittens quod erat sed assumens quod non erat.
Ganas de enredar , y enreda que te enreda como los herejes forman una inmensa logia universal alimentada por el maligno, el hereje entre los herejes Martín Lutero (no confundir con Martin Luther que no era agustino sino episcopaliano y negro) la adopta como válida con el exclusivo fin de oponerse a la doctrina de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana.
Y en esencia eso es lo que rememoramos hoy, algo sencillo, al alcance de la comprensión de cualquiera, no como esas modernas teorías mecanocuánticas , que nos hablan de explosiones iniciales y universos en expansión, que se basan, ¡pásmense!, en observaciones experimentales y en cálculos físico-matemáticos. De seguir así van a llegar a la conclusión de Dios ni existe ni puede existir, el colmo de los colmos. Nosotros, los bautizados no apostatados nos quedamos con la sencillez que puede tener un gesto como el lavatorio de pies :
...se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?»
Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.»
Lo dicho, las cosas claras, es lo que tiene ser católico

2 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Oiga, D. Bolche, yo de pequeño, participé en una lavada de pies colectiva y me regalaron una sandalias de Segarra que si no hubiera sido por la mala costumbre de crecer que tenían mis pies, me hubieran durado más que unos naúticos que tiene dieciocho años y son famosos por la blogosfera.
O sea que a mí, sí que me sirvió el Jueves Santo.

Salud y República

SPOOK dijo...

Le decía en el comentario que tuvo a bien suprimir:
- La sarta de memeces que me dedica en anterior comentario (11 DE MARZO DE 2009 13:58) no constituye una ofensa, tal agrupación de simplezas lo único que muestra es la ausencia de argumentación razonada y racional ¿será la transitoria iracundia causa suficiente de tal ausencia?? o es algo más (in)estable.

Le decía en el comentario 12 DE MARZO DE 2009 18:39 que ha eliminado:
Bien está aclarar qué y quién es el bloque constitucional que no tiene alternativa a este capitalismo injusto y depredador del hombre y el medio ambiente. Pero no perdamos más tiempo ni esfuerzo que el estrictamente necesario.
Si, hay que separar la paja del grano, pero ahí no se acaba, hay más que hacer, hay que hacer el pan e incluso antes hay que aprender a cocinar.

Ha de aceptar la exactitud de los anteriores enunciados, asi como ha de admitir que SU patio de colegio (calificación suya de usted) es más propio para ver infantiles insultos que para leer propuestas razonables de acción política (véase anteriores entradas).