Llega el día grande, el más sangriento del triduo pascual , y como a los católicos nos va la marcha, lo celebramos como dios, que está a punto de entregarse el alma a sí mismo, manda:
Jesús es clavado en la cruz
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Has llegado a la parte alta del monte, mi buen Jesús.
Y te clavaron en la cruz como si fueras el peor de los ladrones.
Pero tú sabes perdonar a quienes lo hicieron.
Y también nos perdonas nuestras faltas.
Jesús mío, también perdóname a mí.
Yo te quiero mucho y no me gusta verte así.
Jesús muere la cruz
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Mi buen Jesús, viniste al mundo a salvarnos y ahora lo has logrado.
Con tu muerte en la cruz, con tu obediencia a tu Padre nos has abierto las puertas del cielo.
Gracias, mi buen Jesús, gracias.
Ahora ayúdame para que yo me gane el Cielo.
Jesús es bajado de la cruz
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
María, tu Madre, te detiene entre sus brazos.
Está muy triste, pero sigue confiando en Dios.
Ella sabe que este no es el final.
María, tú te convertiste en mi Madre desde la cruz.
Jesús nos ha querido hacer ese regalo.
Ayúdame a estar muy cerca de ti y de tu hijo toda mi vida.
Jesús es colocado en el sepulcro
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Ahora todo ha terminado.
La gente vuelve a su casa.
Pero a nosotros nos queda la esperanza de la resurrección.
Dios ,en la persona del Hijo, ha muerto, mientras que sigue vivo,en la persona del Padre, y debe estar bastante molesto , en la del Espíritu Santo que para las católicos, o sea para mí, procede del Padre y del Hijo (según la cláusula filioque), aunque para los ortodoxos de la Iglesia Oriental (que desde 1054 no reconocen la autoridad del Obispo de Roma) . Para los católicos está meridianamente clara la procedencia del Espíritu Santo y así lo recogemos en el Credo Nicenoconstantinoplano:
Symbolum Nicænum Costantinopolitanum:
Icona cum Symbolum Nicænum Costantinopolitanum Credo in unum Deum, Patrem omnipoténtem, Factorem cæli et terræ, visibílium ómnium et invisibílium Et in unum Dóminum Iesum Christum, Filium Dei unigénitum et ex Patre natum ante ómnia sǽcula: Deum de Deo, Lumen de Lúmine, Deum verum de Deo vero, génitum, non factum, consubstantiálem Patri: per quem ómnia facta sunt; qui propter nos hómines et propter nostram salútem, descéndit de cælis, et incarnátus est de Spíritu Sancto ex Maria Vírgine et homo factus est, crucifíxus étiam pro nobis sub Póntio Piláto, passus et sepúltus est, et resurréxit tértia die secúndum Scriptúras, et ascéndit in cælum, sedet ad déxteram Patris, et íterum ventúrus est cum glória, iudicáre vivos et mórtuos, cuius regni non erit finis.
Credo in Spíritum Sanctum, Dominum et vivificántem, qui ex Patre Filióque procédit, qui cum Patre et Fílio simul adorátur et conglorificátur, qui locútus est per prophétas.
Et unam sanctam cathólicam et apostólicam Ecclésiam.
Confíteor unum Baptísma in remissiónem peccatórum. Et exspécto resurrectiónem mortuórum, et vitam ventúri sǽculi.
Amen.
Y cesen de una vez los enredos de los herejes que llevan toda la vida enredando, y liando para que nos condenemos. Lo que hoy , Viernes Santo, rememoramos no puede estar más claro:a) Dios Padre está vivo, es un espíritu puro, no se le puede matar ni con una bala de plata directamente al corazón.
b)Dios Hijo está muerto, aquí tambien los herejes han enredado lo suyo, por un lado los nestorianos: Nestorio sostenía que Cristo era un hombre en el que había ido a habitar Dios, escindiendo la persona divina de la persona humana, y como contraposición, pero pasándose de frenada los monofisitas: en Cristo no hay más que una physis, la del Verbo encarnado, utilizando la fórmula «La única physis encarnada de Dios Verbo» (mia physis tou Theou logou sesarkoménee). Menos mal que el Concilio de Calcedonia dejo las cosas claras describiendo la plena humanidad y la plena divinidad de Cristo, segunda persona de la Santísima Trinidad.
Y es que las cosas claras, claras quedan, no como en el experimento ese del gato de Schrödinger:
Paradoja que surge de un célebre experimento imaginario propuesto por Erwin Schrödinger en el año 1937 para ilustrar las diferencias entre interacción y medida en el campo de la mecánica cuántica.
El experimento mental consiste en imaginar a un gato metido dentro de una caja que también contiene un curioso y peligroso dispositivo. Este dispositivo está formado por una ampolla de vidrio que contiene un veneno muy volátil y por un martillo sujeto sobre la ampolla de forma que si cae sobre ella la rompe y se escapa el veneno con lo que el gato moriría. El martillo está conectado a un mecanismo detector de partículas alfa; si llega una partícula alfa el martillo cae rompiendo la ampolla con lo que el gato muere, por el contrario, si no llega no ocurre nada y el gato continua vivo.
Cuando todo el dispositivo está preparado, se realiza el experimento. Al lado del detector se sitúa un átomo radiactivo con unas determinadas características: tiene un 50% de probabilidades de emitir una partícula alfa en una hora. Evidentemente, al cabo de una hora habrá ocurrido uno de los dos sucesos posibles: el átomo ha emitido una partícula alfa o no la ha emitido (la probabilidad de que ocurra una cosa o la otra es la misma). Como resultado de la interacción, en el interior de la caja, el gato está vivo o está muerto. Pero no podemos saberlo si no la abrimos para comprobarlo.
Si lo que ocurre en el interior de la caja lo intentamos describir aplicando las leyes de la mecánica cuántica, llegamos a una conclusión muy extraña. El gato vendrá descrito por una función de onda extremadamente compleja resultado de la superposición de dos estados combinados al cincuenta por ciento: "gato vivo" y "gato muerto". Es decir, aplicando el formalismo cuántico, el gato estaría a la vez vivo y muerto; se trataría de dos estados indistinguibles.
La única forma de averiguar qué ha ocurrido con el gato es realizar una medida: abrir la caja y mirar dentro. En unos casos nos encontraremos al gato vivo y en otros muerto. Pero, ¿qué ha ocurrido? Al realizar la medida, el observador interactúa con el sistema y lo altera, rompe la superposición de estados y el sistema se decanta por uno de sus dos estados posibles.
El sentido común nos indica que el gato no puede estar vivo y muerto a la vez. Pero la mecánica cuántica dice que mientras nadie mire en el interior de la caja el gato se encuentra en una superposición de los dos estados: vivo y muerto.
Esta superposición de estados es una consecuencia de la naturaleza ondulatoria de la materia y su aplicación a la descripción mecanocuántica de los sistemas físicos, lo que permite explicar el comportamiento de las partículas elementales y de los átomos. La aplicación a sistemas macroscópicos como el gato o, incluso, si así se prefiere, cualquier profesor de física, nos llevaría a la paradoja que nos propone Schrödinger.
En fin, paparruchas y no como las sencillas verdades que la FE nos revela y que no debemos molestarnos en intentar comprender, tal y como, atinadamente, le señaló el niño, con su cubito en la playa, a todo un padre de la Iglesia como Agustín de Hipona.
3 comentarios:
¡Qué potito! Es que D. Bolche si no le conociera y supiera que es teólogo, lo habría adivinado. ¡Que cultura católica! ¡Viva Ripalda y el Espíritu Santo! Amén
Salud y República
¿El domingo a quién nos va a resucitar usted? ¿Al supuesto hijo de dios y del carpintero o al gato?
Un saludo.
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