Estaban tardando: La movilización de la ceja

Es una triste gracia tener que repetirlo cada vez que escribo algo sobre el tema, pero por si acaso, por si hay alguien que me lee ahora por primera vez, y por que no me importa volver a escribirlo, reitero que nunca he dudado de la honestidad de Inés Sabanés, ni con quienes la elegimos para representar a los madrileños en la Asamblea de la CAM, ni con la organización en la que ha trabajado políticamente, desde diversas responsabilidades. No voy a opinar, en público, sobre su gestión como portavoz en la Asamblea. Además ella misma ha manifestado, por abierta discrepancia con el método seguido, que renuncia a competir por el primer puesto de lista (hablar de candidato a la presidencia de la CAM, a estas alturas, me parece pretencioso) con lo cual, al menos públicamente se cierra el debate sobre la calidad de su gestión, para algunos excelente, para otros mejorable, para nadie ni mediocre ni mala. Es otra la cuestión que motiva mi entrada. Ni puedo, ni debo, ni quiero evitar que Moncho Alpuente dé su opinión sobre si Inés Sabanés debería ocupar el primer puesto de la candidatura, desconozco el sentido del voto de este ciudadano, pero no creo equivocarme al encuadrarle en ese segmento de intelectuales para los cuales no importan ni programas, ni calidad de gestión anterior, ni nada, solo es imprescindible que al frente de IUCM esté alguien no demasiado conflictivo para el PSOE, que según este colectivo, es quien a la postre tendría que encargarse de un hipotético gobierno de izquierda en la CAM, y ¡atención! ¡ojo! ¡cuidado!, yo no digo que Inés tenga ese perfil, que seguramente no lo tiene, digo que ese es el perfil que cuidadosamente han ido construyendo los medios, y muy especialmente los ligados al grupo PRISA, que, por razones que, con absoluta sinceridad desconozco, es quien con más ahinco está defendiendo la candidatura de nuestra compañera. Me recuerda el periodo, tras el último batacazo electoral y también antes, en el que muchos cuestionabamos la gestión como coordinador de Gaspar Llamazares, quienes más le defendían, con más pasión, desde la prensa, la radio y la televisión, eran aquellos que ni votaban a IU, ni tenían previsto hacerlo nunca, fuera quien fuera el coordinador general. De las muchas cosas que IU ha heredado del PCE, algunas buenas y otras, la mayoría, malas, una de las más notables es el empeño que ponen sectores, generalmente periodísticos, pero los hay también económicos, en organizarnos desde fuera, en marcarnos la línea. Cuando en el Partido se impuso como ideología oficial el Eurocomunismo, fuertemente aplaudida y ensalzada desde todos los ángulos mediáticos, pero sobre todo desde aquellos más nítidamente anticomunistas, hubo muchos que nos opusimos a aquella deriva ideológica que considerabamos liquidacionista y suicida. La reacción mediática fue furibunda: prosoviéticos, afganos, cavernícolas, intolerantes...Sólo constatar que aquello nos ha conducido a la práctica extraparlamentariedad del Partido. A muchos la gestión de Gaspar les pareció impecable, sobre todo a aquellos que pretendín nuestra desaparición. Ha comenzado el compañero Alpuente. No me extrañaría nada, pero es que nada, que dentro de no mucho apareciera un manifiesto firmado por varios centenares de intelectuales apoyando a Inés, están en su derecho, la mayoría de ellos nunca votaría, en ningún caso, a IU. Les gustan más la zapateriles cejas.