viernes, 29 de enero de 2010

¿Donde está la izquierda abertzale?

Alerta Juanlu González sobre la campaña que nos espera, absolutamente demonizante estoy seguro, si finalmente la izquierda abertzale concurre a las próximas elecciones coaligada con Eusko Alkartasuna . Otros como el inimitable Ricardo Royo ponen en cuestión la legitimidad del proceso que se lleva contra Otegui, y las moscas de Javier Mesonero revolotean sobre la misma, maloliente, sopa.
Antes de seguir escribiendo tengo que decir que vivo fuera de las provincias vascongadas y Navarra, o si se prefiere Euskadi aunque sea éste un término que no me gusta demasiado, puestos prefiero Euskalherría. Y esa lejanía puede darme cierta objetividad pero también me puede concducir a cometer errores de apreciación. Una vez hecha esta aclaración voy a expresar mi opinión.
El fracaso del proceso negociador dejó descolocada a la izquierda abertzale, y éste es un fracaso imputable, sin remisión, justificantes ni eximentes a ETA, que dilapidó, no acabo de explicarme porqué, un capital de ilusión acumulado, no solo en vascongadas sino tambien en el conjunto de España. Abandonaron un proceso que les hubiera permitido terminar con la cabeza alta, y una proyección política para meterse en un callejón sin salida, o con una única salida, la derrota. La izquierda abertzale, cada vez más abertzale, cada vez menos izquierda, que había puesto muchas esperanzas en el proceso comenzó a dar bandazos y, a mi juicio, hubiera acabado en desbandada, a no ser por la cohesión que le proporcionaron desde fuera, ilegalizándola. Es difícil cometer un error mayor que la aplicación de la llamada ley de partidos, una ley pensada, casi una ley ad hominem para tener ilegalizada a la izquierda abertzale fuere la que fuere la etiqueta bajo la que se cobijara. En primer lugar esa ilegalización, y en ese contexto hay que enmarcar el juicio a Arnaldo Otegui, refuerza el discurso victimista, muy del gusto de los partidarios del uso de las armas, y que se reduce a la dialéctica del :"¿No veis como por la vía legal es imposible hacer nada"?. Y, en segundo lugar, la represión a la que son sometidos les interioriza, su única actividad estriba en defenderse de la policía, y el necesario debate que debería haberse producido tras el torpedeo, por parte de ETA, del proceso se frustra. Un debate que les hubiera permitido analizar porque en Cataluña las posiciones soberanistas se fortalecen, mientras que el actual lehendakari es un autonomista de conveniencia apoyado por la derecha más jacobina, gracias, entre otros factores a la suicida abstención de los propios abertzales. No es difícil percatarse que el tripartito catalán, en principio de izquierda, aunque, a veces, su política lo desmienta, y diferente por tanto a CiU o PNV, está compuesto por un PSC que no es, ni mucho menos, la federación catalana del PSOE, ERC, partido netamente independentista, e ICV, sin referente, de momento, en el resto de España, que está en coalición con EUiA, que mantiene con IU unas relaciones herederas del status que siempre mantuvo el PSUC en relación al PCE, y cuyo más importante componente, el PCC, es un partido de ámbito exclusivamente catalán, desde su ruptura con el PC./PCPE. Tampoco han podido, con la suficiente serenidad y perspectiva, analizar la situación en la que se encuentra la izquierda nacionalista en Irlanda, tras el abandono de la actividad armada del IRA.
Visto desde Madrid, lo que, tal y como expresaba al principio, puede producir alguna distorsión, por desconocimiento, la izquierda abertzale debería, creo yo que tampoco soy quien para imponer deberes a nadie, iniciar un proceso de reflexión que les debería llevar a ir abandonando la línea armada de ETA, aunque, sin entrar en condicionantes éticos, que los hay, sólo sea porque es camino inútil. En ese sentido el posible acuerdo electoral con EA puede ser interesante, por más que refuerza el componente abertzale frente al componente izquierda. Desde luego estrategias como la de su ilegalización o el jucio a Otegui no facilitan ese debate. Y sin el apoyo social que le aporta la izquierda abertzale ETA no es nada, por más que mantengan infraestructura para seguir actuando.

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