domingo, 26 de diciembre de 2010

Del rey abajo ninguno


Al rey la vida y la hacienda se ha de dar,
pero el honor es patrimonio del alma,
y el alma solo es dios.

Yo a este señor que usurpa, impuesto por Francisco Franco saltándose suspuestas legitimidades sucesorias, la Jefatura del Estado ni le doy mi vida ni mi hacienda, escasa por otra parte, del honor ni hablamos. Dudo mucho que sepa que es el honor quien, sin mover un músculo, tuvo la desfachatez de jurar, delante del dictador para ser obsequiado con el novedoso título de Príncipe de España y con él muerto para ser nombrado Rey de España, los inmutables Principios que informan el Movimiento Nacional con el objetivo de mutarlos, con la Biblia y el Crucifijo delante, y con la seguridad de que si hubiera sido necesario, delante hubiera puesto el copón, la hostia y al mismísimo Jesucristo en persona, con corona de espinas incluida, con tal de poner el culo en el trono. Es una de las razones de lo peculiar de mi toma de posesión como concejal: acaté la constitución, aún no gustándome, sin reparos y reparé la lealtad al rey aclarando que lo hacía por imperativo legal.
Y todo ello sin entrar a valorar su vida privada. Me importa un bledo con quien se acuesta, que no lo sé, el whisky que se aprieta, que tampoco lo sé y lo que fuma, intuyo que poco desde que le amputaron un pulmón o parte de él. Personalmente me parece un botarate impresentable que en condiciones normales hubiera tenido dificultades para ser reponedor en una gran superficie o para acarrear ladrillos, arena o cemento, pues ambas ocupaciones, humildes y muy dignas por otra parte, requieren al menos el impulso de querer hacer algo positivo.
La intervención de este señor el día de Nochebuena, tan tradicional como insoportable, desmontó la teoría, que gustan de sustentar algunos antiguos republicanos ansiosos de ser bien vistos en La Zarzuela, según la cual el monarca ejerce un poder moderador que le convierte en el rey de todos. A parte de irnos introduciendo a su sucesor, el usurpador, usurpador de la voluntad popular, dedicó gran parte de su intervención a anhelar un pacto que avale las, según él, necesarias reformas. Se coloca de facto contra los muchos millones de ciudadanos que se han movilizado y se siguen movilizando contra las políticas del gobierno, avaladas ímplicitamente por la Oposición. Existe una frontera cada vez más nítida, hoy es imposible ser de izquierdas sin ser republicano.

Delenda est monarchia

4 comentarios:

Freia dijo...

Se puede decir más alto pero no mejor.
Un abrazo condesil ;-pp

Anónimo dijo...

Me alegra ver que eso de las fiestas y las vacaciones van con usted, pero menos. Sí señor, atinado de nuevo, Don Javier. Cómo me gustaría poder pensar que las opiniones personales que aquí refleja son compartidas y asumidas en el PCE. Me cuesta trabajo porque estos 30 años de casi vacaciones y cuasi desaparición como partido aún pesan demasiado. Salud.

J. G Centeno dijo...

Aunque no lo crea don Rascayú esa es la posición oficial del PCE. No puedo arrancarle el escepticismo, pero poco a poco lo irá usted comprobando.

Anónimo dijo...

Qué pena llegar a ser escéptico en lo que, probablemente, sea lo más importante. Señor García, cómo me gustaría darle la razón. Se me olvidaba: que tengamos un buen 2011 pleno de conciencia y lucha, porque nos va a hacer falta. Salud y adelante con el blog, que merece la pena muy mucho darse una vuelta por aquí de vez en cuando.