jueves, 23 de diciembre de 2010

Fiestas

Entramos en ese periodo anual que genéricamente llamamos las fiestas, coincidente con el final del año. En el origen, fuera el que fuere, estas celebraciones tenían el sentido de celebrar el final de un ciclo estacional con la llegada del invierno, y hoy hay quien, a mi juicio un tanto artificialmente, desea un feliz solsticio de invierno. La Iglesia Católica, como ha hecho con tantas cosas, se apropió de esa conmemoración y como se trataba de celebrar la llegada de algo nuevo hicieron coincidirla con el nacimiento del que consideraron, o consideran, como Mesias, más allá de la exactitud cronológica. Y en esto llegó El Corte Inglés, o sus equivalentes locales sean Harrods o Lafayette y se transformó el evento, celebración o conmemoración en una soberbia exaltación del consumo. No puedo evitar un sentimiento de pena, pena hacia aquellos que aún tratan de encontrar, de forma sincera y que respeto radicalmente, una justificación religiosa en estas fechas. Me dan pena, muy especialmente, los niños que colocan las figuritas del Belén, o cuelgan los adornos del abeto navideño, con el absoluto escepticismo de sus mayores, y exceptúese el que quiera. Me dan pena los sinceros creyentes, que los hay y a los que reitero mi radical respeto, que participan en liturgias y ritos oficiados por personajes de los que hay que tener serias dudas sobre sus creencias y ninguna sobre su ideología reaccionaria, siempre del lado de ricos o poderosos, muy alejada de las enseñanzas de su supuesto fundador.
Quizás y también por respeto a los creyentes sea un buen momento para reivindicar que, dado el carácter mayoritariamente laico, en todos los aspectos, de nuestra sociedad, y que tan ambiguamente reconoce la constitución de 1978 bajo el término aconfesional, se avance en el camino de configurar una sociedad moderna y laica. Desde la Secretaría de desarrollo programático del PCE hacen unas propuestas que yo hago mías:
-Derogación del Concordato de 1953, y los acuerdos de 1979

-Derogación de la ley de Libertad Religiosa de 1980

-Eliminar cualquier tipo de financiación pública o exención de fiscal de las organizaciones religiosas

-Supresión de todo tipo de simbología religiosa de actos y espacios públicos


-Supresión de símbolos confesionales de la escuela pública que ha de ser universal y gratuita

- Eliminación de la financiación pública de los centros educativos con ideario religioso

-Suprimir la obligación de declarar sobre las creencias religiosas en cualquier clase de documento público, por ejemplo la aspa ( o su ausencias) en el impreso de IRPF.

-Facilitar el derecho de una persona a renunciar a una determinada adscripción religiosa

-Garantizar en toda la red sanitaria pública el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, a una muerte digna y al cumplimiento del testamento vital

-Facilitar que cualquier acto civil (acogimiento, matrimonio, funeral, etc) pueda celebrarse al margen de cualquier connotación religiosa

-Incoprporación de referencias y conmemoraciones de carácter civil al calendario oficial y al callejero municipal

-Concretar fechas fijas y denominación neutra para el calendario escolar

Por lo demás, felices fiestas




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