lunes, 20 de diciembre de 2010

Pesimismo

Nunca he sido un entusiasta del dirigente y teórico comunista italiano Antonio Gramsci, aun reconociendo su enorme mérito personal como militante comunista y como resistente al fascismo. Pero el no considerarme un gramsciano, a mi juicio la evolución del PCI hasta su desparición no puede comprenderse en su totalidad sin tener en cuenta la herencia intelectual, puede que muy mal, o malintencionadamente, comprendida, de Gramsci, no le descalifica en su totalidad. Es más, globablemente consideradas, sus aportaciones al análisis leninista son más positivas que negativas. Viene esta reflexión a cuento, tras la manifestación de ayer. Primero porque me encontré con un antiguo compañero de fatigas de la sección sindical de CCOO del Comité de Empresa del INE, en los tiempos en los que el militaba en LCR y yo en PC., en la actualidad ambos en IU, y haciendo un análisis un tanto apresurado del éxito o fracaso de la convocatoria, apareció en la conversación el comunista italiano y su célebre, al menos para mi, frase:
El pesimismo es un asunto de la inteligencia,
el optimismo de la voluntad

o
Pesimismo del espíritu, optimismo de la esperanza
Posteriormente, ya en mi casa, en conversación telefónica con mi queridísima condesa que ayer accedió a mezclarse con el populacho, volvió a ponerse de manifiesto un cierto desencanto por la afluencia de manifestantes, los de siempre, e intenté, creo que con no demasiado éxito hacer un análisis optimista pero sin caer en el voluntarismo idealista tan alejado de cualquier análisis marxista.
Esto que voy a reproducir lo escribe el italiano el 15 de marzo de 1924:

Este pesimismo está estrechamente ligado a la situación general de nuestro país; la situación lo explica pero no lo justifica, naturalmente. ¿Qué diferencia existiría entre nosotros y el Partido Socialista, entre nuestra voluntad y la tradición del Partido Socialista si tambien nosotros supiesemos trabajar y fuésemos activamente optimistas sólo en los periodos de vacas gordas, cuando la situación es propicia, cuando las masas trabajadoras se mueven espontáneamente, por impulso irresistible y los partidos proletarios pueden acomodarse en la brillante posición de la abeja en el panal? ¿Qué diferencia existiría entre nosotros y el Partido Socialista , si también nosotros, aun partiendo de otras consideraciones, de otros puntos de vista, aun teniendo un mayor sentido de la responsabilidad,y demostrando tenerlo con la preocupación de aprestar fuerzas organizativas y materiales idóneos para hacer frente a cualquier eventualidad nos abandonásemos al fatalismo, nos arrullaramos en la dulce ilusión de que los acontecimientos no pueden sino desarrollarse según una determinada línea de desarrollo, la prevista por nosotros, en la cual encontraran infaliblemente el sistema de diques y canales predispuesto por nosotros, canalizándose y tomando forma y potencia histórica en él? Este es el nudo del problema que se presenta muy enredado, porque la pasividad aparece exteriormente como trabajo diligente, porque parece que se trata de una línea de desarrollo, de una veta en la que los obreros sudan y se fatigan excavando meritoriamente

No podemos, ni debemos, caer en un optimismo voluntarista que nos impida analizar con rigor la situación de las capas y clases objetivamente interesadas en progresar hacia el socialismo. Despues de muchos años de desmovilización, de la que no sólo es responsable la izquierda social, los sindicatos de clase, empeñados en reconvertirse en parte importante del propio sistema capitalista adoptando con fe de carbonero lo peor del tradeunionismo reformista, sino tambien la izquierda política, incluso excluyendo a un PSOE de dificil catálogo, que, en muchos momentos, y no solo en la transición, sin ir más lejos ahora mismo, da por bueno un sistema político, la sacrosanta democracia parlamentaria de los cojones, con más trampas que una peli de kung-fu, dificilmente podríamos esperar, y el que lo esperara también esperará la llegada de los Reyes Magos el 6 de enero, que las "masas" se iban a movilizar por el súbito, aparentemente, cambio estratégico de los sindicatos de clase y partidos de izquierda. Las cosas, y ahí radica una de nuestras grandes discrepancias con el anarquismo y el anarcosindicalismo no son así. La clase trabajadora no se moviliza, no adquiere conciencia de clase, de forma espontánea, simplemente porque de forma objetiva esta siendo puteada. Solo una parte, la más consciente, la más ilustrada, adquiere esa conciencia y con esa adquisición adquiere, igualmente, la responsabilidad de transmitarla a sus compañeros de clase. Utilizando una terminología para algunos, no para mi, obsoleta adquiere la responsabilidad de crear las condiciones subjetivas para ligar los cambios sociales a cambios políticos. Y aquí entra escena un esperanzador optimismo con el que combatir el objetivo pesimismo. Se van dando pasos, si se quiere muy lentos, si se quiere muy cortos, en el sentido adecuado. Y el cambio, lento, se percibe tanto en en sindicatos como en organizaciones políticas de la izquierda. Hace no mucho los que, abiertamente, rechazamos la constitución de 1978, eramos vistos, dentro de IU e incluso del PCE, como una especie de seres de otro siglo empeñados en echarse al monte, el republicanismo se entendía como un movimiento cívico, compatible con la democracia parlamentaria. Hoy las cosas van cambiando y la dialectica capital-trabajo vuelve a estar en el centro de nuestra acción política, pero el camino se antoja largo y difícil con muchos escollos. Ayer fuimos menos, puede que bastante menos que el 29-S. Si seguimos trabajando, más allá de campañas electorales e institucionales, seremos más, estoy seguro. Si nos arrullamos en la comodidad de quejarnos de una ley electoral que nos quita representatividad estaremos perdidos. De nosotros depende.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Acertado, muy acertado señor García Centeno. Simplemente hacer notar que la publicidad de la manifestación realizada por CCOO y UGT (¿hace propaganda?) fue nefasta, quizás ya no se acuerden de cómo hacerlo en los centros de trabajo o les de vergüenza llevarlo adelante. Además, en algunos lugares se encuentra uno cosas tan estrambóticas como la propaganda preelectoral de CCOO en la que se dice que son imprescindibles.

Anónimo dijo...

El predominio sobre lo político del actual discurso económico reduccionista, que aniquila la posibilidad de reconsiderar las metas de la sociedad y, por ende, de cambiarla, remata el desarme ideológico orientado a perpetuar el statu quo capitalista. En suma, que el gran engaño de nuestro tiempo estriba en hacer creer que las democracias de hoy día trabajan en favor de una sociedad de individuos libres e iguales, cuando de hecho promueven valores y relaciones sociales que arrojan el resultado contrario. Son precisamente los valores mezquinos y las relaciones desiguales y opresivas que imperan los que hacen que el comportamiento servil y el trabajo alienado sean la norma. Es el miedo a perder el empleo, el estatus o a verse discriminado lo que induce normalmente a las personas a someterse y censurarse “por su propio bien”, sin necesidad de represiones explícitas.

22/12/2010 - publicado por José Manuel Naredo en Rebelión: "La Rebelión de las masas".

Freia dijo...

Si que entendí sus razonamientos, mi queridísimo Bolche, y entendí que Vd. estuviera optimista. Pero lamenté profundamente no compartirlos.
Es más, después de la excelente noticia recibida ayer sobre la condena de Videla, todavía me siento aún más pesimista con respecto a este país. Aquí, por el contrario, se persigue al que pretende hacer justicia. Y a nadie se le ha movido un pelo de la ceja.
Paíiiissssssss!
Un beso grande y un achuchón de bonus extra.