Me recuerda el señor González Pons, a un profesor de mi colegio San Saturio, que no era titular de ninguna asignatura sino que nos reforzaba las matemáticas de tercero del bachillerato, creo recordar, han pasado algunos decenios y mi memoria se resiente, que se apellidaba Pedreño. Era un hombre joven, probablemente, puedo pensar ahora, se trataba de algún estudiante universitario, ex-alumno del colegio, que se ganaba una pesetillas, reforzando, sobre todo en aspectos prácticos, la materia que nos impartía el titular de la asignatura. Me recuerda este portavoz del PP a aquel enseñante sobre todo en los aspectos físicos, pero también en el comportamiento, pues aquel señor, tras una aparente simpatía, ocultaba una más que notable mala leche que, con frecuencia, vertía sobre nosostros con alguna dosis de crueldad. Recuerdo perfectamente, aunque no el motivo, que una mañana me tuvo haciendo flexiones verticales, de esas que te agachas y te levantas de modo continuo, de manera que al dia siguiente, por mor de las agujetas, bajar un simple tramo de escalera se había convertido en auténtico suplicio.
Parece, como mi profesor, el señor González Pons, una persona campechana y simpática, sin embargo su comportamiento es sinuoso, y viperino, hasta el punto que, con no demasiada dificultad, poniendo un poco, sólo un poco, de imaginación se pueden apreciar sus caninos, tanto superiores como inferiores, afilados cada vez que abre la boca, para escupir, invariablemente veneno y hiel.
Tiene una tarea difícil el PP, y más ahora que según todas las encuestas lleva un mogollón de puntos de ventaja, a la hora de hacer oposición a un gobierno que está acometiendo, exactamente, las medidas que ellos propugnan. En algún desliz se les ha escapado el decir que "Ahora el gobierno va por buen camino". Sus sociólogos y expertos electorales, y muy significadamente Pedro Arriola, insisten en no agitar las banderas que mejor identifican a las bases más reaccionarias e impresentables del PP, oposición a la interrupción voluntaria del embarazo, a la igualdad de derechos entre parejas homo y heterosexuales, al derecho a morir dignamente, etc. El argumento parece correcto, el agitar esas banderas no aporta votos, la extrema derecha reaccionaria ha tiempo que decidió votarles a pesar de su tibieza en algunas cuestiones, y puede movilizar, por efecto pánico, a un electorado tradicionalmente del PSOE y que está, literalmente, hasta el ombligo, palmo arriba, palmo abajo de las políticas erráticas de ese Partido en el Gobierno. Pero oposición, casi por imperativo legal, tienen que hacer. En algo han de distinguirse del gobierno, y si en el terreno económico están de acuerdo, al menos en las líneas maestras, y en lo social mejor no meneallo, no les queda más remedio que agitar fantasmas que nadie ha visto nunca, y en eso el señor González Pons es una máquina.
Desconozco como han llegado a la conclusión, pero han llegado, de que el señor Rodríguez Zapatero está amortizado, no será el candidato de 2012, e incluso, si los resultados de mayo de 2011 son muy malos, puede ser sustituido al frente del gobierno por Alfredo Pérez Rubalcaba, y hacia él apuntan sus baterías, siendo el señor González Pons uno de los principales artilleros.
Comenzaron recordando que el actual vicepresidente primero era un miembro destacado, no recuerdo si portavoz, del gobierno responsable de los GAL, omitiendo que ellos, en el fondo y así lo reconocían privadamente, estaban de acuerdo con aquellas acciones y si pusieron el grito en el cielo fue porque aquello fue una chapuza que además sirvió para enriquecer a algunos, posteriormente condenados por la justicia.
Continuaron con su intervención en el 13-M, jornada de reflexión, de las elecciones de 2004, dando por sentado que la intervención del señor Pérez Rubalcaba fue la que movilizó el ¡No a la guerra!, que a la postre fue quien hizo perder las elecciones al PP. Ya le gustaría al PSOE tener esa influencia en la calle. Ellos son más de urna, escaño y despacho.
Ya más recientemente, el inefable señor González Pons, sin inmutarse, ha declarado que fue el propio gobierno el que hizo estallar la crisis de los controladores aéreos para fortalecer la imagen de firmeza del vicepresidente, y ya en una pirueta dificilmente explicable, este, aparentemente, simpático y campechano, valenciano nos sorprende al afirmar que la operación galgo de persecución del doping deportivo es una cortina de humo destinada a ocultar la gravedad de la declaración del estado de alarma, que, por otra parte su propio partido apoya. Y puestos a usar el ventilador esparcemierdas su agitador de cabecera, don Fedeguico, nos informa que uno de los implicados, Pascua Piqueras, fue el entrenador del vicepresidente cuando este, por la decada de los setenta practicaba atletismo. Miedo me da que el PP llegue al gobierno, pero como que siga el PSOE me da miedo, sólo tengo como perspectiva que las ganemos nosotros, Izquierda Unida, ese es mi objetivo electoral y ningún otro.
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