miércoles, 7 de septiembre de 2011

Istolacio, Indortes y Orisón

El espía otomano opina:

Acudía ayer este espía, como era su obligación por oficio, a escudriñar las movilizaciones convocadas para resistir la nueva ofensiva neoliberal que, cogiditos de la mano, y aquí se podrían aplicar acepciones del verbo coger no acostumbradas en el idioma español de este lado del Atlántico, protagonizan el PP y el PSOE, un tanto expectante. Tenía curiosidad, una muy profesional curiosidad, por comprobar, de primera mano, hasta que punto la ciudadanía española era consciente de la gravedad que tiene la reforma constitucional impuesta por los que ya sabemos.
No pretende este espía ser agorero pero le ha bastado darse una vuelta por la manifestación de ayer en Madrid, de Cibeles a Sol para poder predecir un futuro negro, muy negro. Estaban exactamente los de siempre, ni uno menos pero tampoco ni uno más. Estaban los que se manifiestan en defensa de la enseñanza y la sanidad pública que son los mismos que no quieren que se privatice el Canal de Isabel II, que son los mismos que quieren un Estado netamente laico, que son los mismos que se oponen a los recortes del gobierno en materia social, que son los mismos...., los mismos....,los mismos.... Y son pocos, muy pocos. No es este espía un experto a la hora de recontar multitudes, puede que ayer hubiera decenas de miles de asistentes, pero aunque esa sistencia se decuplicara y las decenas se trocaran en centenas seguirían siendo pocos, muy pocos. Le da a este espía la sensación, y es una sensación que le entristece, que a la inmensa mayoría de la ciudadanía le importa, literalmente, un bledo el estar siendo expoliados de derechos y conquistas largamente peleados. Les basta, por supuesto en la barra del bar, con lanzar cuatro generalidades irreflexivas sobre el carácter corrupto de "los políticos", de todos, por supuesto,sin diferenciar, y esperar, para desbocar su alegría, a los triunfos de su selección de fútbol, ayer 6-0 a la potentísima Liechtenstein, con dos goles en fuera de juego, o de baloncesto. Por cierto la selección turca de basket le dió un soberano repaso a la, ampulosamente, llamada ÑBA, algo que este otomano disfrutó sobremanera.
Sin embargo, y para estupefacción de este observador, los movilizados ayer, que, más o menos, son los movilizados de siempre, parecían contentos, incluso satisfechos. Da la sensación de que son conscientes, y lo que es peor de que han asumido, que han de bregar con un inmenso rebaño de borregos, con perdón de tan dignos semovientes, incapaces de salirse de la cañada que otros han construido para que ellos transiten.
Cuando supe que éste pais iba a ser mi destino como espía me preocupé por informarme sobre la historia de mis espiados, y me llamó la atención de que ya desde mucho antes de configurarse ni como pueblo, ni como nación, ni como estado, cuando apenas eran una heterogénea colección de tribus, iban configurando una historia plagada de héroes condenados al fracaso. Istolacio, Indortes y Orisón, opositores a la invasión cartaginesa estaban condenados al fracaso, como Viriato a la romana, como las asediadas Sagunto y Numancia iban a ser conquistadas ,como habría de serlo la Zaragoza sitiada por el ejército imperial francés, como la heróica Madrid resistente al fascismo. Es la sensación que me dieron ayer esos movilizados de siempre. Condenados al fracaso continuan peleando, resistiendo, llamando a la lucha, probablemente conscientes de que el próximo 20-N no decenas ni centenas de miles, sino millones de ciudadanos españoles van a otorgar su voto y su confianza precisamente a aquellos que les expolian y agreden. Admirable la actitud de estos sempiternos movilizados luchadores, una actitud que le cuesta mucho comprender a este espía, que en su caso, muy probablemente, hace tiempo que hubiera dicho:"Ciudadanos españoles, hijos preclaros del solar patrio, vayánse ustedes a la mierda, ahora y en la hora de su...¿bendita?... muerte. Amén".
Este espía está muy acostumbrado a análisis de intelectuales claramente situados en la izquierda que culpabilizan a sindicatos, fundamentalmente, y a partidos y organizaciones políticas, en menor medida, del grado de desmovilización que atenaza a los ciudadanos españoles. De aquellos polvos, dicen, vienen estos lodos. De aquellas políticas excesivamente concertadoras y apaciguadoras vienen estas actitudes en las que parece dar igual un so que un arre. Probablemente son análisis correctos. Seguro que lo son. Pero a la vista de lo que vemos a este espía no le queda otro remedio que preguntarse hasta que punto esa estrategia conciliadora y pactista de los sindicatos de clase no venía determinada por el escaso respaldo que, seguramente, hubieran tenido para diseñar estrategias más agresivas. Porque a día de hoy podemos afirmar, y afirmamos:"¡Joder que tropa!

2 comentarios:

EGS dijo...

No puedo estar en desacuerdo. Por otra parte los de siempre lo tenemos asumido, y nos conformamos con la tranquilidad que nos da al dormir el pensar que estamos haciendo lo que podemos.

Yo no he conocido otra cosa, me conformo con mantener la llama encendida para cuando haya algo de leña que prender

Freia dijo...

Podría Vd. decirlo más alto (aunque, como espía, quizá no sería muy afortunado por su parte el hacerlo) pero no más claro.
Me da a mí que quizá huevo y gallina de alimentaron mutuamente. Y sí, llevo teniendo esa sensación que tan bien ha descrito en todas las manifestaciones (salvo el 15M, que aquello era otra cosa).
Nos van a zurrar la badana y a modo, durante unos cuantos años y con el cuello bien pisadito para no poder protestar.
A veces, como Abraracúrcix, una se sienta cansada, tan cansada...

Un abrazo de agua y sol y playita.