miércoles, 15 de diciembre de 2010

Sigue la Alerta

El espía otomano opina:
No se hasta que punto me afecta, en tanto que espía, la situación de Estado de Alarma, que el diputado Gaspar Llamazares ha rebautizado como Estado de Paranoia, y que, en cualquier caso, y sin demasiada dificultad, podríamos caracterizar como Estado de Histeria. Es la nuestra, el espionaje, una actividad bastante desrregulada, no tenemos convenio colectivo que delimite nuestros deberes y derechos a la hora de ejercer nuestra profesión, y en muchos casos, el mio sin ir más lejos, ni siquiera sabemos si somos civiles o militares, por lo cual nunca sabremos si somos susceptibles de ser militarizados o civilizados, términos que, cada vez más claramente, van apareciendo como antónimos y antitéticos. En cualquier caso, ¡faltaría más!, aunque no nos afectan, ni mucho poco, las disposiciones legales de las sociedades espiadas, nos preocupa, a mi mucho desde luego, la suerte de sus ciudadanos, a los que, como es lógico, hemos acabado cogiendo cariño. La literatura y, sobre todo, el cine nos han estereotipado excesivamente. Yo me acerco más al George Smiley de John Le Carre que al James Bond de Ian Fleming, al que detesto en cualquiera de sus versiones, aunque mi héroe, como es natural dado mi natural maquiavelismo, es el malvado Karla. Desde esa preferencia por la reflexión y el análisis frente a la acción y el músculo, sin especificar, la situación española y su Estado de Alarma-Paranoia-Histeria me produce preocupación y estupefacción. Con más cuatro millones de parados, con miles de familias sin ningún tipo de ingreso, con otras miles en las que el único ingreso es la "pensión del abuelo", sin que se aprecien signos de mejora, con una agresión continuada a las clases más desfavorecidas y a su cobertura social, el Gobierno de España decreta el Estado de Alarma porque ha habido que cerrar el espacio aéreo, espacio que, sin ir más lejos, se cerró con la erupción de un volcán islandes. Ahí está mi preocupación. La estupefacción viene cuando además se prorroga hasta el 15 de enero. Y es que habiendo, siempre bajo la humilde consideración de este espía, motivos de alarma para, sin llegar a la paranoia, alcanzar un estado casi histérico de preocupación, decretar un estado de ídem por un conflicto que se mueve entre lo laboral y lo grotesco, porque grotesco es intentar defender unos privilegios estratosféricos, dispara, a este espía le dispara, más de una alarma. Da la sensación de que un gobierno un tanto groggy y acojonao, incapaz de enfrentarse desde la izquierda, es decir cuestionando de raiz el sistema capitalista, no intentando mejorarlo o adecentarlo, que ve como el sistema financiero, empezando por el propio, le da de hostias, perdón por el exabrupto ajeno a la tradición otomana, un día sí y otro también, da un puñetazo encima de la mesa, para descargar toda su furia, derivada de la impotencia, sobre un colectivo, merecidamente impopular. Una vez militarizados, el término asusta, los controladores ¿Cuál será el siguiente paso?. Desde luego no va a militarizar a las instituciones financieras, verdaderas responsables últimas de la crisis, para que liberen crédito a las familias y pymes, entre otras cosas porque "ellos" deben 2, dos, billones de euros. No van a militarizar, seguro que no, a los muchos empresarios, pobrecitos ellos, que están aprovechando la crisis, y las medidas que la acompañan, para sanear su empresa, capitalizando, y retirando como propios y personales, activos, prescindiendo, cada vez con más facilidad, de recursos humanos. Tampoco harán caer todo el peso de la ley, civil o militar, a los defraudadores que ocultan el IVA, minoran el Impuesto de Sociedades o directamente mienten al tributar sobre rentas propias, lo que no puede hacer, en ningún caso, un asalariado. Hay motivos para la alarma, está de acuerdo este espía. Con cierta sorna dice Gaspar Llamazares, ¿Porqué será que a este espía le parece el único diputado coherente?, que, a este paso, solo va a quedar por privatizar, verbo que también gusta mucho al Gobierno de España, la Guardia Civil. Tiempo al tiempo. Porque las Cortes, a las que también aludió el único diputado de izquierdas del hemiciclo, ya están privatizadas de facto, siendo sus dueños los fantasmagóricos mercados. Mientras mi espiada, y querida, ciudadanía parece abortagada y sumisa y, aunque el 29-S dió síntomas de empezar a desperazarse, mucho le queda a la izquierda política por hacer. Mientras, cierta paraizquierda pijiprogre chorriverde se embarca en proyectos, claramente auspiciados, y puede que financiados, desde el poder que parecen tener como objetivo hacer daño a la que, con los muchísimos defectos detectados y denunciados, en no pocas ocasiones, por este espía, es el único proyecto de izquierda real y posible: Izquierda Unida. Alarmante, muy alarmante.

3 comentarios:

Ana dijo...

Si Fraco levantara la cabeza..... lo solucionaria a golpe de fusil en las tapias de los cementerios, creo que el gobierno se ha pasado tres pueblos, incapaz de solucionarlo, lo soluciona a la tremenda.

besitos.

Anónimo dijo...

Para el asunto de los controladores aéreos (y la privatización de AENA) me atrevo a recomendar el escrito de Manuel Martínez LLaneza publicado en Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=118734.
Aunque, desde luego, que en el escrito se echa de menos una caracterización de la Asociación profesional de los controladores (no es precisamente un Sindicato) y un análisis de los motivos últimos (quizás habría que escribir primeros o previos) que provocaron el abandono del puesto de trabajo y no una huelga.

Anónimo dijo...

Perdón por repetir mandando comentario pero no deja de llamarme la atención (no me sorprende) que entre las gentes del PCE (aquí igual debería escribir PCE e IU) se siga caracterizando al PSOE y sus gobiernos como izquierda o, al menos, dándoles crédito como si en algún momento tuvieran o hubieran tenido la intención de realizar una verdadera gestión gubernamental de izquierda. ¿Es una manera de confundir deseos y realidades al respecto de votos prestados o algo de ese estilo?.