La cuestión religiosa en España siempre ha sido polémica. La influencia de la Iglesia Católica en todos los ámbitos de la vida, no sólo en el terreno moral, ha hecho que la cuestión religiosa haya dividido España en dos partes netamente diferenciadas, los profundos creyentes y los furibundos anticlericales. El cambio táctico que dió la Iglesia Católica en los últimos tiempos del régimen fascista distanciándose de sus acciones, más que nada porque las masas católicas iban situándose paulatinamente en el lugar que le corresponde socialmente, debe ser correctamente valorado por los marxistas. Si bien es cierto que aquel viraje táctico de los años setenta y que podriamos denominar "Espíritu de Tarancón" ha sufrido un fuerte frenazo y hoy la jerarquía católica se identifica plenamente con las capas más reaccionarias de la sociedad, no es menos cierto que, y como consecuencia de aquel viraje táctico, una parte no despreciable de los católicos se alinea sin grandes objeciones de índole moral con los sectores socialmente más progresistas. ¿Cual debe ser, entonces, la posición de los comunistas ante el problema religioso?
Como servidor tiene el nefasto vicio de leer, y además, dentro de lo que cabe goza de una razonable buena memoria, recordé haber leído un artículo de V.I.Lenin al respecto, y después de una intensa busqueda lo encontré y me apresté a leerlo. El artículo completo es de 1909, se titula "Sobre la posición del partido obrero ante la religión" y está publicado en castellano en "Nuestra Bandera, Revista política y teórica del Partido Comunista de España (VIII y IX Congresos)" de 1 de octubre de 1974. Como se trataba de una revista absolutamente clandestina dudo mucho que pueda encontrarse, pero si alguien está interesado se lo puedo mandar escaneado. El artículo es muy largo y voy a tratar de resumirlo:
La socialdemocracia basa toda su concepción del mundo en el socialismo científico, su base filosófica es el materialismo dialéctico, que asimiló plenamente las tradiciones del materialismo francés del XVIII y el de Feuerbach en el siglo IX en Alemania. En el "Anti-Dühring", Engels acusa a Dühring, materialista y ateo, de la falta de consecuencia de su materialismo al dejar rendijas a la filosofía religiosa, le reprocha que hubiera luchado contra la religión para renovarla en vez de para suprimirla. La religión es el opio del pueblo. Esta máxima constituye la piedra angular de toda la concepción marxista en la cuestión religiosa.Todas las organizaciones religiosas son órganos de la reacción burguesa, llamados a defender la explotación y embrutecer a la clase obrera.
Sin embargo el mismo Engels condena a aquellos que querían ser "más izquierdistas" que los socialdemócratas en el tema religioso.Así, en 1874, trata como necios a los blanquistas por su declaración de guerra a la religión, afirmando que ese es el mejor método de avivar el interés por ella, como le ocurrió a Bismarck con la Kulturkampf , "la lucha por la cultura" que abocó al Partido Aleman, el Partido del "Centro", a llevar grandes persecuciones policiacas del catolicismo, aquello no hizo otra cosa que fortalecer el espíritu combativo de los católicos alemanes y perjudicar la causa de la verdadera cultura. Engels exigía del Partido Obrero la capacidad de trabajar con paciencia en la organización e ilustración del proletariado que conducirá a la extinción de la religión, y no lanzarse a la aventura de una guerra política contra ella. En el congreso de Erfurt 1891, la socialdemocracia alemana decidió:"Declarar la religión como asunto privado", si bien el propio Engels un año antes había aclarado;"La socialdemocracia considera a la religión como un asunto privado respecto al Estado, pero no co respecto a si misma, al marxismo y al partido obrero.
Para los que no saben o no quieren reflexionar sobre el marxismo esta historia puede parecer un cúmulo de contradicciones, una mezcla de ateismo consecuente y condescendencia con la religión.Sería un craso error pensar que la aparente "moderación" del marxismo frente a la religión se explica por razones "tácticas en el sentido de "no espantar", etc.Por el contrario la línea política del marxismo está indisolublemente ligado a sus bases filosóficas.
El marxismo es materialismo, pero dialéctico, va más allá de los enciclopedistas o de Feuerbach.Debemos luchar contra la religión es el "abc" del marxismo. Pero debemos ir más allá, ser dialécticos, explicar desde el punto de vista materialista la fuente de la fe, no limitarnos a predicar abstractamente contra la religión, sino que debemos poner esta lucha antirreligiosa en relación con la práctica concreta del movimiento de clases. ¿Porqué se mantiene la religión entre las capas atrasadas del proletariado urbano, así como en la masa campesina? El progresista burgués dirá que es a causa de la ignorancia, por tanto: abajo la religión y viva el ateísmo, pero un marxista dirá que se trata de un planteamiento superficial, una ficción cultural burguesa, un marxista dirá que es aplastamiento social, la aparente impotencia ante las fuerzas del capitalismo, que causa un sentimiento de miedo y angustia superior a la que causarían fenómenos extraordinarios como inundaciones y terremotos, la raiz de la religión de niustros tiempos. "El miedo crea los dioses". Por lo tanto, la propaganda atea de la socialdemocracia debe estar subordinada al desarrollo de la lucha de clases entre explotados y explotadores.
Pero ¿Cómo subordinamos la lucha contra los enemigos de la cultura y el progreso a la lucha de clases? Pongamos un ejemplo: Una fábrica en la que hay obreros más conscientes, socialdemócratas y por tanto ateos, y hay tambien obreros que acuden regularmente a misa, e incluso están afiliados a un sindicato cristiano. Una lucha estrictamente económica ha llevado a la fábrica a la huelga. Para un marxista el movimiento huelguístico tiene prioridad absoluta, y se opondrá con toda decisión a la división entre creyentes y ateos. Y si los obreros han ocupado la fábrica y llega el día de culto, los marxistas procurarán por todos los medios que los creyentes puedan cumplir con sus obligaciones religiosas, pero no por no espantar a las clases más atrasadas o cualquier otra razón oportunista, sino porque el progreso de la lucha de clases conducirá, a largo plazo, a los obreros cristianos hacia la socialdemocracia y el ateismo.
Muchas veces se ha planteado la cuestión de si aceptar un cura en el Partido. Generalmente se contesta que si, pero no se puede declarar que en cualquier condición un sacerdote puede ser miembro del Partido, si cumple con su trabajo y no se manifiesta en contra del progrma del Partido no habrá ningún problema, puesto que la posible contradicción entre sus convicciones religiosas y la base filosófica de nuestro programa no pasaría del ámbito privado. Pero si hace la menor prédica de sus ideas religiosas debe ser inmediatamente expulsado. Por otra parte debemos, no sólo admitir sino atraer a todos los obreros que conservan la fe en dios; somos incondicionalmente contrarios a la más mínima ofensa, pero los atraemos para educarlos en nuestro programa.
No se si hará falta aclarar que cuando V.I.Lenin se refiere a socialdemocracia se refiere a los comunistas de entonces, el terminó se tornó peyorativo posteriormente. Y recordar que está escrito ni más ni menos que en 1909, a pesar de lo cual tiene en algunos aspectos notable vigencia.
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Hace 2 semanas
5 comentarios:
Voy a tratar de resumir lo resumido.... a ver si no me he perdido ... que Lenin cuando se pone ...
Aceptamos a cualquiera dentro del partido, siempre y cuando no nos toque los cojones. Y una vez dentro, trataremos de adoctrinarle en nuestra causa.
Parece filosofía "barata", pero un siglo después, se sigue usando el mismo criterio, incluso a la inversa. Curioso.
Maripuchi:
Yo creo que la posición de Lenin sobre la religión está planteada en unos términos que no valen de mucho hoy a quienes desean reflexionar sobre qué postura adoptar en el mismo terreno.
Lenin tuvo siempre una fuerte tendencia (lógica, en mi opinión) a escribir muy en función de la época histórica que vivió y de los requerimientos político-organizativos que ésta imponía a quienes, como él, estaban embarcados en un movimiento de tanto calado como la preparación de la revolución socialista a escala mundial.
Es por ello que los ejemplos salen fácilmente en su prosa. Está haciendo mitad política, mitad pedagogía revolucionaria. Cuando intenta elevarse a otros niveles no tan pegados a la realidad cotidiana o a la previsible a corto plazo, en mi opinión decrece sustancialmente el valor de sus escritos. Es el caso claro del más emblemático de sus escritos de crítica filosófica: "Materialismo y empiriocriticismo".
Hoy, la religión no significa para el conjunto de la ciudadanía lo mismo que significaba a principios del siglo XX. Hoy la ciudadanía, como creo que dice bien don Javier, es o muy creyente (no sé si practicante) o nada creyente... o moderadamente creyente pero radicalmente anticlerical (añado yo), que también hay muchos casos.
Sea cual sea la posición de cada cual ante la religión, lo cierto, creo, es que es una posición más libre de lo que podía serlo cuando escribía Lenin. Tan sólo hace treinta o cuarenta años, en España, resultaba muy difícil (por no decir imposible) tener esa libertad de posicionamiento.
Y creo que, a partir de las condiciones de hoy en día, quienes buscan un cambio profundo de índole social y económica pueden permitirse el lujo de tratar de forma diferenciada dos realidades que tienen que ver con la religión: la de la religión en sí misma, como creencia filosófica; y la de la religión en tanto que realidad social y -por qué no decirlo- política.
En cuanto a la primera realidad, siempre digo que no debería de haber nada que decir al respecto, porque, considerándome como me considero un agnóstico, pienso que lo que cada cual crea en términos de filosofía religiosa debe traernos al fresco (sin sentido ofensivo). Sólo debe importarnos lo que cada cual haga y lo que no sea capaz de hacer.
En otras palabras, creo que hoy la manera de abordar la cuestión religiosa por parte de quienes no somos religiosos, es un amable pero absoluto desinterés por ella en el plano filosófico, y una actitud de vigilancia sobre las influencias que en el plano político y social pueda representar esa cuestión, con vistas a defender la realidad laica del Estado y de todo lo que de él depende.
Si está claro. Pocas cosas, sacadas de contexto (en todos los ámbitos, geográfico, político, tiempo) continúan teniendo el valor con el que fueron concebidas.
Lo que me resulta curioso es que un siglo después, esta filosofía sigue teniendo vigencia, pese a que no se aplique al adoctrinamiento para la causa socialista, ni siquiera a la religión.
Vamos, que es marketing puro.
La vigencia que creo que tiene el artículo estriba esencialmente, a mi juicio, por supuesto, es que no debemos, es necio afirma el autor del artículo, hacer de la cuestión religiosa el eje de nuestra actividad ni política ni filosófica. No nos lleva a ningún sitio, y a veces, y yo me incluyo, cogemos una especie de furor antirreligioso un tanto infantil. Claro que la COPE y Fedeguico el glande tienen algo que ver.
“Durante muchos años el error de la izquierda marxista ha sido pensar que las armas del pasado sirven para ganar las batallas del presente. Como la teoría no se ha renovado, la práctica ha perdido el rumbo. El pragmatismo hizo el resto, y el oportunismo terminó el trabajo.”
José Saramago.
Puede ser más útil hoy citar menos, e intentar comprender la realidad, un poquito más.
Anticlericales, disidentes y transgresores de ayer y de hoy.
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