miércoles, 22 de octubre de 2008

Delenda est Torino, y encima pleno

Andaba uno todo eufórico después de haber ganado el sábado a la orilla del río como más le puede gustar a un madridista: de penalty y en el descuento, aunque todo hay que decirlo, a mí me hubiera gustado más que el penalty hubiera sido claramente injusto, y aunque a mi pareció en primera instancia que Drenthe se tiró a la piscina, y me lo sigue pareciendo, todos coinciden en afirmar que fue claro. El escenario ideal para mí se hubiera completado si los goles que le anularon a los blancos se los hubieran anulado al Kun Agüero (por cierto que lo de Kun, Kun, Kun ya le ha costado al equipo del río dos partidos de suspensión y una fuerte multa, y yo debo ser el único madridista no hipócrita que suscribe los criterios del gran Michel Platini ), pero nadie es feliz del todo y a tenor de lo leído y escuchado (tiendo a no hacer caso de mis impresiones al estar trufadas de forofo subjetivismo) la victoria de los blancos fue incontestable, y bien que lo siento, pues a mi me gustan triunfos polémicos, que dejen bien claro una realidad que a algunos les escuece y es que el Madrí tié que ganar porque sí, y cuestiones absolutamente secundarias como jugar mejor o correr más tienen una importancia relativa, aunque a los madridistas, con el buen gusto que demostramos, nos agradan, más la primera que la segunda, máxime teniendo en cuenta que nuestro referente futbolístico es don Alfredo Di Stéfano, que en si mismo demuestra la imposibilidad de existencia de un ser superior, creador de todo, al asegurar la metafísica que nadie puede crear algo superior a sí mismo, y es inconcebible un dios superior al gran don Alfredo. Si Tomás de Aquino hubiera siquiera imaginado la futura existencia del insigne argentino, hubiera desistido de intentar demostrar, a través de sus archiconocidas vias, la existencia de un primer motor, causa eficiente primera, ser absolutamente necesario, ser perfectísimo o ser inteligente que dirija todas las cosas naturales, o si acaso hubiera atribuido tales cualidades a quien realmente lo merece. Pensaba ya el domingo escribir una entrada al respecto cuando tuve conocimiento de que para el martés 21 mi nada apreciada petarda nos había convocado un pleno extraordinario, por sorpresa, como le gusta a ella para que la oposición no tenga tiempo material de hacer nada, y me di cuenta de que la coincidencia del pleno con el Juve-Madrid no auguraba nada bueno. En efecto, perdimos, hecho que obviamente no voy a comentar, y ni mucho menos entrar en razonamientos como los de Pedja Mijatovic, que se ha atrevido a afirmar que: "El Madrid mereció ganar", como si eso tuviese una real importancia, y lo dice precisamente él, que marcó el gol que nos trajo la séptima, en una posición más que discutible (todavía siento un intenso placer cuando recuerdo la cara de impotencia de los juventinos mirando al auxiliar, linier, que tuvo el buen sentido de no levantar la bandera). Y es que nada puede salir bien en un día que comenzó con un enfrentamiento entre la alcalda y un servidor a cuenta del correcto uso de la lengua española o castellana, lengua que el PP dice defender de los ataques de que es objeto desde la periferia nacionalista al tiempo que su máxima dirigente en Alpedrete maltrata sin premeditación, ni alevosía, ni nocturnidad ni desprecio de sexo, simplemente por manifiesta incultura y tozudo paletismo. Tenía el pleno relativa importancia, o gran importancia según se mire, porque abordaba un tema muy escurridizo para el PP, la subida de impuestos. Porqué no les ha quedado otro remedio que subir los impuestos, despues de haber elaborado, en su momento, unos presupuestos de la señorita Pepis. Como quiera que al tomar la palabra protesté por el hecho de recibir la documentación sin apenas tiempo para estudiarla, por el hecho de tener que fotocopiármela yo mismo, cosa que no hice ante la prohibición de la señora alcalda de hacer fotocopias sin permiso de la señora secretaria, se encontraba haciendo uso de su merecido descanso semanal, y por el hecho, en parte derivado del hecho anterior, de que al carecer de un lugar digno donde ejercer mi labor de concejal, tuve que leer la documentación original en los soportales del ayuntamiento donde instalamos, incluidos los sábados, nuestra mesa de trabajo, la señora alcalda contestó de forma desabrida, porque es inherente a su forma de ser y comportarse, que mi comportamiento había sido inresponsable e inregular por haber sacado documentación a la calle. Con mi natural educación y cumpliendo escrupulosamente la obra de misericordia que nos sugiere corregir al que yerra, quise, al tiempo que manifestaba la incontestable realidad de que quien provoca las irregularidades e irresponsabilidades es quien nos priva de un lugar digno donde trabajar, sacarla de tamaña bofetada a la gramática española. Y se lo tomó a mal, muy a mal, probablemente por culpa mía, a lo mejor no supe quedarme en la sutil ironía, traspasé la difusa frontera del sarcasmo y no descarto que pudiera llegar al franco cachondeo. Contestóme la iletrada primer edil, que (sic) "...en mis cincuenta años nunca había habido un maestro que la dijera como tenía que hablar...", afirmación a la que no tuve, por obvia y evidente, más remedio que asentir, y al darle la razón, simplemente con la cabeza, se ofendió aún más llegando a preguntarme si me creía el más listo de los que estábamos allí, y ahí tengo que alegrarme de que no tuviera la capacidad de leer el pensamiento. La tensión del pleno no decreció por más que en el siguientes punto yo permanecí callado, y fue Fernando Jiménez, el portavoz del grupo, el encargado de desmenuzar las partidas afectadas por la modificación presupuestaria, pues de eso trataba el punto, poniendo de manifiesto quizás con más contundencia que yo, que el presupuesto que elaboró el equipo de gobierno era absurdo e irreal, con desfases de 30.000 € en capítulos como el consumo de energía, 57.000€ en los toros de Santa Quiteria, 88.000 € en actividades extraescolares por no hablar de los 65.000 € , de salarios de tramitación por la tozudez en perder juicios con los trabajadores más 13.500 de intereses por contumacia en la tozudez al recurrir lo irrecurrible. Y a lo mejor, después de que Fernando triturara con oficio de maestro las diferentes partidas sujetas a modificación, el que anunciara que íbamos a votar en sentido afirmativo, conscientes de que hay que pagar lo que se debe aunque con el lógico temor que produce que los pagos se hacen con el remanente de caja , que es dinero que en realidad está pero no está, debió sentarles aún peor, porque su cara no demostró el debido agradecimiento. Lógico es que empezando así el día acabara perdiendo el Madrid.

3 comentarios:

RGAlmazán dijo...

D. Bolche es usted un tipo cabreante e irrespetuoso, no sólo con la petarda --cosa que podría entender.
Le sobra la primera mitad de la entrada, la futbolera. Lo otro es más o menos simpático. Y lo mejor es que me ha recordado que el RAnieri (ese entrenador tan vulgar) les haya pasado por la piedra.

Oiga y no saque documentos públicos a la calle. Habilite un cuarto en su casa, que seguro que tiene un palacio. Por ejemplo donde yacen sus múltiples animales.

Salud y República

Angel Adanero dijo...

Le puedo pasar que sea merengón hasta la médula. Por cierto, que si quiere usted ver la décima este año, gustosamente le regalo un termómetro. Pero eso de "franco" cachondeo... Que quiere que le diga, son dos palabras que no me casan. Es como si usted me hablase de la radiante claridad de la noche o, volviendo al inicio, mezclar buen fútbol y Real Madrid.
Que hay cosas que no.

Un saludo.

J. G Centeno dijo...

El objetivo de la primera parte del post, querido kabileño, no era otro que cabrear a los colchoneros quitandoos vuestro argumento favorito que no es otro que afirmar que "al Madrid le ayudan, los árbitros, los gobiernos(aunque el presidente sea 'cule'), la iglesia e incluso el mismísimo dios resucitado". Reconociendo que es verdad, que para ganar vale todo y que además nos sentimos orgullosos de ello conseguimos cabrearos aún más.
En cuanto a Adanero, que quiere que le diga, puede que en algún momento yo haya afirmado que a mi me gusta el fútbol, en realidad el fútbol, y el deporte en general me gustan más bien poco, algo verlos desde el sillón (si juega el Madrid y va ganando) y absolutamente nada practicarlos, y si de mí dependiera destinaría los polideportivos a lugares donde practicar botellón. A mi me coloca usted un partido como el Brasil-Italia de Mexico'70 y me ha dado la tarde, me aburro como un hongo, si acaso un Madrid-Valladolid en el que a los diez minutos ganaramos 3 o 4 a cero podría aguntarlo un rato. Si en algún momento, por las alusiones al gran don Alfredo ha dado la sensación de que yo soy amante del buen fútbol quiero sacarle del error. Quizás lo que más me guste de él es como se lo mangamos al Barça, delicioso.