Puede ser difícil, no digo que sea imposible, encontrar una campaña tan infamante como exitosa, como la que medios de prensa , presumiblemente progresistas entonces y en franca decadencia, afortunadamente, ahora, lanzaron en contra de Julio Anguita en primera instancia, pero que tenía como objetivo último Izquierda Unida y sobre todo un PCE que comenzaba a ir quitándose de encima la pesada losa de oportunismo y posibilismo tacticista que Santiago Carrillo , utilizando sin control los métodos estalinistas que decía combatir, había dejado caer sobre un partido al que, en el fondo, siempre fue ajeno. Todavía con motivo de la IX Asamblea de IU el que fuera editorialista de EL PAÍS Javier Pradera insistía en la existencia de una pinza, LA PINZA, urdida por José María Aznar y el ex-alcalde cordobés, para acabar con el reinado de Felipe I de Suresnnes, emperador de la OTAN por la gracia de Dios. Nunca existió tal pinza, ni siquiera se pasó por la cabeza de nadie, por más que la obscenidad exhibida por la que se dio en llamar beatiful people, un notable grupo de arribistas que se hicieron de oro bajo el paraguas del PSOE, lo hubiera justificado sobradamente simplemente aplicando criterios de honradez y decencia, desde la propia formalidad democrática burguesa. Era un gobierno de corruptos que no sólo se había corrompido a gusto y conciencia, sino que además daba la sensación de que se sentían orgullosos de sus fechorías. La exhibición ante la puerta de la cárcel de Guadalajara, en la que iban a cumplir condena por terrorismo de estado, mediante unas prácticas que, incluyendo enterramientos en cal viva, ni siquiera la administración norteamericana se ha atrevido a llevar a cabo en Guantánamo, fue una exhibición de chulesca solidaridad impropia de un partido que otrora había defendido, con dignidad, la legalidad republicana tanto en 1934, como en el periodo 1936-39. Que esa banda de forajidos y malhechores detentara, y utilizo el verbo consciente de su auténtica acepción gramatical, el gobierno pudo parecer un sarcasmo, pero en realidad fue un drama para la izquierda española que quedó definitivamente marcada por esos personajes. Pero ni así cayó en la tentación, tal y como señala Javier Ortiz ni Anguita ni nadie de IU ni del PCE, de hacer pacto alguno con el PP. La actitud política del grupo parlamentario federal de IU, fue irreprochable, apoyando todas y cada una de las medidas de carácter progresista que nacían de La Moncloa. No fue igual, ni mucho menos la actitud ni del gobierno, ni del grupo municipal que les sustentaba, siempre pendientes de agradar a los convergentes Jordi Pujol. Y peor fue aún su actitud a nivel municipal, negándose en redondo a pactar un programa que permitiera gobiernos de progreso, lo que significó la perdida de alcaldías importantes como Málaga o Córdoba. Puede que cometieramos un error táctico al permitir el acceso del PP en algunas importantes alcaldias, pero tampoco se iba a aceptar, sin más, ningún trágala prepotente que era lo que pretendían los jerifaltes de Ferraz.
Es curioso que los que ayer se llevaban las manos a la cabeza por no apoyar, de hoz y coz, un gobierno de malhechores, ven hoy con normalidad la posibilidad de gobernar en Vascongadas, no siendo la lista más votada, con el apoyo explícito del PP, y con el acojonante argumento de que los vascos han votado un cambio, es decir han votado en el mismo sentido los que lo han hecho al PP que los que lo han hecho al PSE-EE, si eso no es corrobar que ambos conforman las dos orillas de un mismo río que venga dios y lo vea. Era repugnante el pacto que nunca existió entre IU y el PP, es positivo el que puedan, solo la posibilidad es, en si mismo, perversa, sentarse a hablar con el PP. Curiosa vara de medir.
Iluminación de la vivienda con lámparas de techo blancas
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Las lámparas de techo blancas son un elemento clave tanto en la decoración
como en la iluminación de una vivienda. Su simplicidad y versatilidad las
conv...
Hace 3 semanas
19 comentarios:
Totalmente de acuerdo, ya lo sabe.
Le debo un limón, no me olvido...
Escribo sobre el último párrafo, el resto es una narración histórica que trae usted aquí y que no aporta nada al tema de las elecciones vascas.
Pues bien, a este respecto ni admitiendo la mala voluntad de su sesgada interpretación se sostiene la racionalidad en su argumento.
NO, no es un rio donde se colocan los votantes del PP y del PSE, todos ellos se colocan al mismo lado y contra el nacionalismo independentista excluyente.
Le repugna que el PP apoye un cambio en Euskadi y no le repugna que EB se colocara del lado del tripartito, y cuando llegó el caso algún representante se abstuviera de condenar asesinos y asesinatos de convecinos. ¡Era más importante la consejería de vivienda que el ayuntamiento andaluz¡ (esta historia si concierne a Euskadi, y es más reciente que las andaluzas.)
Un respeto para Santiago Carrillo, luchador y republicano, más comunista que todos los Anguitas pedrojoteros del mundo, por más que os cueste aceptar a algunos que no le llegais ni a la suela del zapato. Un respeto por un hombre que se exilió de su tierra por defender las ideas comunistas y republicanas, aunque sólo fuera por la pura vergüenza de lo fácil que ha sido para Anguita, y otros como él, hacer oposición pegaditos a la derecha, mientras que a Carrillo, y al PC de los años de la dictadura, se le encarcelaba, torturaba o exiliaba. Sólo por eso, la pinza, que ahora pretendeis negar con tanto fervor, nunca, jamás, debió existir o sospecharse siquiera.
Y ese es el problema del PC actual, bueno... mejor dicho: uno de sus problemas. Hay otros: los Frutos, Alcaraces y demás patulea que no deja respirar a nadie que se aleje lo más mínimo de sus postulados, postulados que tampoco tienen los huevos de decir cuáles son.
Me intriga el argumento de don Spook, argumento que con ligeras variantes he leído ya en otros blogs: "(...) Le repugna que el PP apoye un cambio en Euskadi y no le repugna que EB se colocara del lado del tripartito (...)".
Yo no veo la contradicción por ningún lado, son cuestiones de naturaleza diferente. Veamos, si no: EB-B formaba parte del gobierno tripartito, lo cual hace muy coherente el hecho de que, al menos ocasionalmente, se ponga de su parte. Sin embargo, el PP propone y apoya cosas diferentes de las que propone y apoya el PSE. No es, pues, natural, que uno se poaye en el otro.
¿O lo que quieren decir quienes utilizan este argumento es que el PSE y el PP sí que tienen más o menos el mismo programa?
Un saludo.
Se escribe en esta entrada de pactos y me viene a la memoria una entrada anterior en que el señor Centeno me aleccionaba en rotunda declaración sobre la, según él, eterna ley marxista de fuerzas activas en la historia. En dicho anterior comentario me lanzada su dogma: “el motor de las transformaciones, única y exclusivamente, la lucha de clases”.
Pues bien, señor Centeno, siendo así que el PP y el PNV representan ambos a la clase empresarial y ante el imposible acuerdo de ambos partidos para ocupar la lehendakaritza parece que su “ley de hierro” de fuerzas históricas necesita una revisión. Como yo mismo le indicaba la acción política es más compleja.
Más de lo mismo.
Leo en Público el siguiente titular: “Anguita encabeza los firmantes de una carta de solidaridad con Madrazo”…y
considerando el apoyo del señor Madrazo y EB (representante de la clase obrera) al PNV (representante de los empresarios)
concluyo que tampoco Anguita se ajusta a la supuesta ley que nos propone el señor Centeno.
Me tengo por persona razonablemente educada y poco amigo de la censura, por lo cual en esta humilde bitácora opina todo el mundo, con la única condición de no ser anónimo, más que nada porque me gusta contestar a algo concreto anque sea un apodo. Sin embargo de ahí a que se me exija, como hace doña Madeleine, que respete a quien , a mi juicio, no se lo merece, va un trecho, y no es corto. Y desde luego a mi Santiago Carrillo Solares no sólo no me merece ningún respeto, sino que lo considero uno de los individuos más execrables, repugnantes y traidores con los que a lo largo de mi vida política he tenido la desgracia de cruzarme. Y no precisamente por los dichosos sucesos de Paracuellos del Jarama, incidente de guerra del que no fue responsable y del que no hay porque avergonzarse, sino por el particular Paracuellos que organizó para desmantelar el PCE y traicionar a sus militantes. Intentar hacer pasar a semejante vividor por un infatigable luchador es directamente mentira. La lamentable situación que vivimos dentro del PCE es consecuencia directa de la pérdida de señas de identidad a la que nos condujo la política entreguista que va desde la reconciliación nacional a la dictatorial imposición de tener que exhibir en los locales del Partido la bandera bicolor franquista, lo cual ocasionó lágrimas como puños en muchos militantes comunistas, ellos sí, con años de cárcel, torturas y represión a sus espaldas. A todo ese proceso liquidacionista, trufado de estúpidos eslóganes del tipo de Socialismo en Libertad y jalonado de estrategias destinadas a entregar la dirección del movimiento popular antifascista, que habíamos ganado los comunistas con nuestro trabajo y sacrificio, a las fuerzas de la burguesía interesadas en que el fín del franquismo no fuera acompañado de un desmantelamiento del sistema capitalista, creando fantasmagóricas Juntas Democráticas que solo sirvieron para dar cancha política a individuos de escasa representación social, a todo este conjunto, repito, tuvo la ocurrencia de darle un nombre. Eurocomunismo, incluso intentó dotarle de entidad ideológico a través de un panfletillo llamado Eurocomunismo y Estado.De los tres partidos que abrazaron esta curiosa reformulación del viejo menchviquismo, uno, el PCI, ha desparecido, otro, el PCF languidece, y nosotros casi agonizamos agarrándonos a IU. Compárese con la influencia social y electoral que, sin salirse de la Península Ibérica, tiene el PCP. Todo este aggiornamiento, para adecuarse a los usos y maneras de la democracia capitalista, fue acompañado del abuso de una mano férrea en la gestión del Partido, expulsando, marginando o apartando a todos aquellos que osaron oponerse a la política carrillista. Empezando con la desvergüenza de apartar de la dirección a Fernando Claudín y Federico Sánchez (decisión correcta puesto que estaban en contra de los acuerdos del VI Congreso), para, sin solución de continuidad, apropiarse, sin pudor, de la política que estos propugnaban.
Cuando en 1968, sin reunir ni al Comité Central ni siquiera al Comité Ejecutivo , hace pública una resolución condenando la intervención del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia, un nutrido número de miembros del CE y del CC, encabezados por Eduardo García (a) Manolo, secretario de organización, Agustín Gómez, y otros camaradas, reclaman la convocatoria del VIII Congreso, puesto que la citada resolución significaba, de hecho, un cambio, en cuanto a la consideración de la Unión Soviética como la piedra de toque que referenciaba el internacionalismo proletario en el PCE, la respuesta del signor Carrillo fue inequívocamente democrática expulsando sin contemplaciones a los que solicitaban la convocatoria del citado VIII Congreso. Y esto no me lo tiene que contar nadie, lo viví directamente a través de mi hermano, José García Centeno que fue uno de los damnificados, y de hecho yo me vinculé políticamente a estos camaradas, que acabaron organizándose como PCE VIII-IX), y editando Mundo Obrero , con título en rojo (No confundir con el PCOE de Enrique Líster, que inicialmente se sumó a los que reclamaban la convocatoria del congreso pero pronto decidió seguir en solitario). Estos camaradas, yo entre ellos, fuímos unos de los convocantes, hace veinticinco años, del Congreso Estatal de Unidad Comunista, que dió lugar al PC• , posteriormente PCPE. Sólo he empezado a militar en el PCE, digamos oficial, cuando Santiago Carrillo ha sido, por fin, expulsado del Partido. Todo ello sin entrar en decisiones como la de mandar a Julián Grimau al interior, decisión que terminó costándole la vida. En cerca de cuarenta años de militancia comunista, con frecuentes altibajos en actividad miltante, puedo decir con orgullo que nunca he militado con el signor Carrillo, ni siquiera le he votado nunca, y pude hacerlo ya en 1977 con 21 años cumplidos.
Queda claro que este individuo no me merece respeto alguno, ni su ideología, que nunca confiesa, ni su trayectoría, y estoy en mi bitácora y en mi derecho. Y el día que reviente de una puta vez no seré yo el que derrame ni una sóla lágrima.
Le gusta al señor Spook polemizar consigo mismo, y entonces, para no aparentar ser un esquizofrénico, pone en boca de otro un argumento que él, sin complicarse demasiado la vida, pueda desmontar con facilidad. En esta ocasión, y utilizando el eje fundamental de la dialéctica marxista, porque está elaborado, analizado y sostenido por Karl Marx y no por mí, consistente en considerar la lucha de clases como el motor de la historia y por tanto la palanca desde la que hacer progresar la sociedad hacia el socialismo, pone en mi boca, o en lo que escribo, cosas que no he dicho ni pienso. Aplicar línealmente la dialéctica de la lucha de clases a la mecánica electoral es perverso, incluso podría llevarnos a tener que romper los pactos, y no son pocos, con el PSOE que no tiene política de clase alguna al haberse convertido en una maquinaria electoral con una componente social transversal y muy pocos trabajadores en sus filas. Cuando los marxistas hablamos de lucha de clases hablamos de toma efectiva del poder no de aritmética electoral que admite muchas variantes, como por que EB-B haya entrado a formar parte de gobiernos del PNV, susceptibles de análisis. Lo que no se puede ser es oportunista y contradictorio, denostar un pacto con el PNV que es un partido, ciertamente conservador pero de uso y costumbres democráticos según los parámetros de la democracia occidental, y aplaudir uno con el PP, que es el partido neofascista heredero del franquismo. Y para que le quede claro, y de una vez por todas, NI SOY, NI QUIERO SER, LO QUE USTED LLAMA DEMOCRATA. Yo no me alegré de la caida del muro de Berlin
¿Debo pedirle perdón con considerarle demócrata?? Pues sea, disculpe si en anterior ocasión le he calificado con tan ominoso adjetivo.
Y cumplida con la elegancia que usted merece la obligada excusa maticemos otras referencias que tiene a bien dedicarme en su anterior comentario.
NO, no señor, no pongo en su pluma ningún invento, me limito a COPIAR literalmente (con copy/paste) su expresión.
SU muy peculiar marxismo cuando habla de toma efectiva de poder excluye la formación EFECTIVA de gobiernos EFECTIVOS…pues muy bien, allá usted con SU marxismo.
NO, usted no debe temer aparentar esquizofrenia, enfermedad que me atribuye y de dificultoso tratamiento, su deficiencia es diferente.
Don Javier se refiere a una conocida máxima marxista (bonita aliteración) referida a lo que mueve la Historia (con mayúscula), a lo que la transforma. Usted, Don Spook, parece creer que por Historia se entiende una cosa tan pequeña y limitada en el tiempo como pueda ser el pacto o no pacto de cara a formar un gobierno tras unas elecciones. Está en su derecho a creerlo, pero si lo hace debe contar con que está usted equivocado.
Lo digo por si le sirve para algo en otras facetas de la vida.
Un saludo.
Escribe el señor Centeno: ” Yo no me alegré de la caida del muro de Berlin"así, literalmente, y en párrafo entero, sin manipular, sin suprimir ni añadir nada por mi cuenta, directamente su discurso.
Raro, muy raro es un marxista simpatizante del Muro de Berlín. De haber existido tal impedimento a la libertad Karl Marx no hubiese podido vivir en Inglaterra, ni estudiar en las bibliotecas inglesas, ni usted habría podido leer Das Kapital. No dudo lo haya leído, afirmo que no lo ha entendido.
Ningún argumento, ninguna razón, no es posible (desde el más elemental raciocinio) imaginar motivo que justifique la existencia de una barrera física que impida la libre comunicación y movimiento entre convecinos de una ciudad.
Su manifestación es un grave ataque a los más elementales derechos humanos. SU marxismo no es el de Karl Marx, Su marxismo es enemigo de los derechos humanos más elementales, SU marxismo es intrínsicamente, radicalmente perverso, SU marxismo no propone la sociedad libre, al impedir la libre comunicación SU marxismo hunde ala persona en la más profunda alienación, en el aislamiento entre seres humanos.
Para AF:
Desconozco si el señor Centeno acepta/necesita de su ayuda para interpretarle.
En cualquier caso, la cita a la que usted se refiere no es correcta. El señor Centeno, tal y como queda subrayado en mi comentario, añade de su propia cosecha los términos “única y exclusivamente”, que no son precisamente un añadido baladí.
NO, no soy yo el que trae aquí los, para usted, despreciables pactos. Si se hubiese molestado en leer al menos el título de la entrada se hubiera evitado ridiculizar HISTÓRICAMENTE a su defendido, pues de él es la propiedad del título “Aquellas pinzas y aquestos PACTOS”, y al mismo debe atribuirse las múltiples referencias a pactos electorales que tan abundamente ha distribuido en los varios comentarios de esta entrada.
Puede que como usted dice yo esté equivocado, pero será en otras cosas, de momento y en esta entrada, los errores no son mios.
Se lo digo por si le sirve para algo en otros comentarios de su vida.
para A F (continuación)
En el anterior comentario se me pasó responder a la interpelación que AF me dirigía en su comentario 5 DE MARZO DE 2009 0:17( estaba sin comer y tenía prisa).
Manifestaba entonces A F su intriga por mi argumentación y exponía así su razonamiento:
” no veo la contradicción por ningún lado, son cuestiones de naturaleza diferente. Veamos, si no: EB-B formaba parte del gobierno tripartito, lo cual hace muy coherente el hecho de que, al menos ocasionalmente, se ponga de su parte. Sin embargo, el PP propone y apoya cosas diferentes de las que propone y apoya el PSE. No es, pues, natural, que uno se poaye en el otro”
Conviene en este punto del debate aclarar que de acuerdo a la legislación las decisiones de un gobierno son responsabilidad de todos los consejeros.
Sentado este principio se manifiesta evidente (a mi vista, ¿a la suya??) que la complicidad de EB con los hechos citados en mi comentario 3 DE MARZO DE 2009 15:33 pueden ser de naturaleza diferente al apoyo del PP a un gobierno del PSE. Pero, sea de igual o de diferente naturaleza, la sensación por las responsabilidades de EB en los deplorables hechos por mi citados debe ser de más (mucha más) repugnancia que el apoyo limitado a la investidura del lehendakari.
Escribe A F de HISTORIA con mayúsculas. Pues bien…
hablemos de HISTORIA con mayúsculas y de la lucha de clases a la que se refiere Karl Marx.
Supongo su desacuerdo, pero el famoso escrito de Engels sobre el origen de las instituciones de poder (la familia, la propiedad privada y el estado) es más un bonito mito que un discurso científico.
Igualmente, cuando Marx escribe sobre historia no conocía ni podía conocer el devenir histórico de culturas, grupos y sociedades que colonizaron Asia durante milenios. En tiempos de Marx no exístian estudios serios y rigurosos de aquella época por ello necesariamente hubo de inventar. Queda ahora hacer la crítica de su acierto o error en el desarrollo de sus intuiciones.
Veamos:
Expresé anteriormente la validez del análisis que hace Karl Marx del sistema capitalista. Era un sistema en plena expansión y del que tuvo experiencia directa en la Inglaterra de su tiempo. Chapeau por tal análisis.
Pero su discurso socio-histórico es más flojo. Hace un análisis de las estructuras sociales existentes en Europa de aquella época y a falta de mejores estudios, inexistentes entonces, los proyecta hacia atrás en el tiempo y los aplica a todo el espacio mundial. Ese método conduce a errores.
Si solamente aceptamos como “motores de la historia” la lucha de clases (clases económicas según la acepción de K Marx) hemos de acepatr que hechos como:
- La Revolución Francesa de 1789 (la comuna es posterior y diferente)
- La formación del Imperio Central de Asia
- La conquista de derechos de la mujer, conseguida hoy al menos en occidente
- Los declaración de derechos humanos
- La formación del Imperio Turco y ruina de Bizancio
- La abolición del exclavismo
En estos y otros muchos hechos históricos la lucha de clases no forma parte determiante en su origen ni desarrollo, pero ¿no creen ustedes, señores A F y Centeno, que han sido motores de la historia? ¿cree usted señor A F que se puede hablar de HISTORIA con mayúsculas si prescindimos de estos hechos?
perdón por exclavismo, lean "esclavitud"
Mire usted don Spook, es muy útil en esto de los comentarios centrarse todo lo que se pueda en el origen de los mismos y, a ser posible, incrementar el esfuerzo de concentración mencionado a medida que se van desarrollando los comentarios y respuestas a éstos. De lo contrario, ocurre lo que le pasa a usted ahora, que en mi opinión pasa de comentar una entrada (y los comentarios acordes con la misma, como los dos míos) sobre Euskadi, los pactos que allí pueden o no hacerse, etc., a hablar de una mezcla de antropología, sociología, política e historia un poco abigarrada para el escaso espacio de que disponemos en la práctica.
No se vaya por las ramas y discuta, si lo desea, sobre lo que yo digo: y digo que las dos cosas que usted compara son incomparables porque son de naturaleza diferente, y lo mantengo. Que una de ellas le parezca a usted más repugnante, despreciable, infumable... que la otra, pues es cosa suya. Yo, que no he usado para nada el calificativo "despreciable" para referirme a los posibles pactos de Patxi López, como usted me adjudica si no le entiendo mal, creo que éstos son infumables, pero no repugnantes. Y no lo digo por quitar hierro al asunto, sino porque repugnante es una categoría que acaba teniendo demasiadas referencias a los gustos y pocas a la política. Y yo los gustos, cuando hablo de política, me los dejo en el cajón.
Por otro lado, las cosas que tan extensamente menciona usted en la Historia (nótese el uso de mayúscula en la primera letra, el resto es redundante y un poco pretencioso) podría aumentarse, con su mismo criterio, con una colección casi inacabable de otras cosas, sucesos, etc., que naturalmente han influido en el devenir de esa Historia de la que hablamos. Pero una cosa es influir (yo mismo y usted influimos, seguramente, en ello) y otra transformar.
Cuando Marx escribió la parte de su discurso y su teoría referida al análisis del funcionamiento de la economía capitalista descubrió que un elemento capital (perdón por la broma) de la misma podía verse presente, en parte, en las relaciones sociales y económicas de casi toda la historia conocida. Como usted bien dice, Engels y otros ensayaron mucho sobre la base de estas teorías e intentaron dilucidar en qué manera se habían dado esas relaciones sociales y económicas en el pasado, incluso el más remoto, y pretendieron entresacar de ellas una similitud con la crítica de aquel presente en el que escribían. Es algo que ocurrió con coetáneos de Marx y también con marxistas de muchas décadas después (algunas de las cosas que usted menciona, como la importancia del fin de la esclavitud, el modo de producción asiático, etc., fueron estudiadas e informadas por antropólogos, etnólogos y sociólogos posteriores a Marx, pero marxistas en su mayoría).
Lo científico de las observaciones realizadas por Engels en su famoso opúsculo no voy a defenderlo, pero tampoco defendería el 80% de las teorías sociológicas o psicológicas modernas, y no lo haría por la misma razón: creo que si por científico entendemos algo basado en hechos incontrovertibles porque se ha estudiado el tema sobre el que se trata (y se muestra ese estudio a los ojos de los demás, para que lo comprueben) y se ha visto qiue se pueden extraer conclusiones permanentes, mensurables y reproducibles, entonces ni Engels ni ningún antropólogo social pueden ser tildados de científicos.
En cualquier caso, Marx (y hasta donde yo sé, también Engels en este aspecto) dieron tal centralidad a la contradicción entre capital y trabajo y entendieron que la resolución de dicha contradicción de manera favorable para el trabajo implicaría un cambio tan radical con toda la historia de la humanidad, que cuando hablaron de transformar la Historia se refirieron a un cambio total de dirección, a algo no conocido hasta entonces.
Particularmente, creo que pecaron de ingenuos al pensar que era posible, allí y entonces, producir ese cambio, o cuanto menos sentar unas sólidas bases para hacerlo en breve. Pero la ingenuidad respecto a los resultados de una lucha cuyo final esta en el futuro más o menos lejano es algo poco criticable a toro pasado. En mi opinión, lo que debe quedar como estimable y aun utilizable es la noción de cambio histórico que ellos manejaban, porque yo también creo (y quizas esta época es más proclive a ver esto con claridad) que ese cambio en el que ellos pensaban, ese socialismo auténtico (excuso mencionar las insalvables diferencias con esta nada graciosa caricatura que se llama con el mismo nombre), de llegar, cambiaría la vida presente y futura de las gentes del momento en que se culminase tal cambio.
Eso es la transformación a la que se refería Marx, no las naturales y relativamente pequeñas (relativamente, digo) transformaciones de distinta entidad y naturaleza que, cómo no, han ido cambiando la historia a lo largo de los siglos.
No sé si es también esa transformación la que don javier invocaba y, bien dice usted, no sé si él necesita de mi concurrencia en esta discusión (más bien creo que no) en su "ayuda", pero cuando alguien opina como otro no es que le quiera ayudar, es que piensa igual.
Un saludo.
para A F
¡Vaya¡ parece que es posible acercarse si prescindimos de máximas, maximalismos y dogmas, sean estos religiosos civiles o mediopensionistas.
Como creo que ha entendido, no es mi pretensión condensar en un comentario un tratado de historia, economía y sociología. Simplemente he mencionado algunos hechos para refutar la bonita aliteración por usted mencionada. No me voy por las ramas, me limito a seguirle.
No entiendo su alusión al término “despreciable”. Vuelvo a leer mi comentario y lo más parecido que encuentro es “deplorable” y no en referencia a los posibles pactos del PP, sino calificando la negativa, por mi citada, de algunos responsables de EB a condenar asesinatos y asesinos de convecinos.
Es símpatica su pretendida diferencia entre transformación histórica e influencia histórica. Si admitimos, como buen marxista usted estará de acuerdo, que la historia tiene un discurso, el mismo discurrir es, en si mismo, transformación en el que influyen múltiples variables. Si quiere aplicar el término transformación a las transformaciones mayores, a las revoluciones, es un reduccionismo que podemos utilizar provisionalmente para entendernos.
Como le señalé en mi anterior comentario han existido varias transformaciones históricas revolucionarias sin que el origen ni el desarrollo tenga la lucha de clases como principal protagonista, ergo la lucha de clases no es (ni ha sido) el motor único de la historia.
Que la lucha de clases, en la definición marxista de las mismas, pueda ser protagonista de “otra revolución” no se lo voy a discutir. Que tal posible revolución sea un ideal imposible o una utopía realizable tampoco lo voy a discutir.
Espero que tampoco usted me discuta que la revolución francesa ha sido la transformación más grande, radical y eficaz en el desarrollo de la sociedad y en la autonomía de la persona.
Permítame una cita de un historiador marxista, su autoridad como historiador la avalo yo, espero que usted avale su autoridad como marxista, me refiero a Eric Hobsbawm. Le cito textualmente: ”Los filósofos pueden ser considerados en justicia los responsables de la revolución”en referencia a la Revolución francesa (página 67,,La era de la revolución 1789-1948,,Editorial Crítica,, noviembre 2003)
Un saludo cordial
Don Spook, para empezar por lo menos importante y así quitárnoslo de encima: en su comentario del 5 de marzo a las 15:05 h., en el párrafo encabezado "Para AF", en las líneas 8 y 9, dice usted: "NO, no soy yo el que trae aquí los, para usted, despreciables pactos". Pues eso.
En cuanto al resto, partiendo de la alegría que me produce su percepción como simpática de la jerarquización que establezco entre unas transformaciones y otras, o entre influencias y transformaciones, me permito precisarle unas cosillas.
La primera, que esa jerarquía no es fácil materializarla en una fotografía. Si así se hiciese, seguramente sería una foto borrosa porque las cosas, como los hechos humanos, están en movimiento y, por tanto, son difíciles de fotografiar. Debido a ello, la jerarquía que establezco es dúctil, y tan pronto se puede hablar, en mi forma de ver las cosas, de influencias como de tansformaciones mucho más allá de la simple influencia, incluso de auténticas revoluciones. Me acogeré aquí descaradamente a mi derecho a cambiar sobre la marcha de forma de expresarme y a desdecirme, y diré que será más ajustado, para expresar mi opinión, reunir todas esos hechos que usted menciona en la categoría de transformadores y dejar lo que Marx anunciaba en la categoría más elevada de "motor" de la Historia, acertadamente traído por usted a colación. Porque se me antoja que una cosa es mover a la Historia y otra, realizar cambios en su dirección.
Pero si se fija usted, estamos hablando de lenguaje. Mi pobre capacidad para usarlo hace que se vuelva a veces (o a menudo) farragoso el intento de precisar lo que tengo en la cabeza, pero si renuncio al excesivo matiz terminaré diciendo: la lucha de clases subyace y mueve todos cambios realmente transformadores que en la Historia han sido.
Otra cosa: para mí la Revolución Francesa fue un acontecimiento de extraordinaria relevancia para la marcha de la humanidad, pero con todo y haber significado la primera ruptura con ataduras filosóficas y políticas con siglos de existencia, fue mucho menos definitiva para los hombres y mujeres que la Revolución Rusa de 1917. La razón que alego para pensar así es que en la Francesa se rompió con el pasado, pero bien poco se construyó del futuro a largo plazo. La Rusa fue más allá preciamente porque usó las herramientas del marxismo para ubicarse, para saber dónde estaba y contra qué y quién luchaba. Y precisamente por eso su planteamiento (que no su logro final) llevaba consigo la transformación de toda la sociedad humana. Esto supone el paso definitivo que la Revolución Francesa posibilitó, pero que no se planteó dar ella misma.
Y para terminar, no sólo considero a Hobsbawm un historiador autorizado, sino también un marxista casi diría que clásico.
Un saludo.
Pero, de todas formas, insisto en que la entrada de don Javier iba sobre los pactos en Euskadi (por mucho que para opinar sobre ellos se remonte a otros hechos anteriores), y no sbre el marxismo en general, la lucha de clases y su importancia en la historia de la humanidad.
Un saludo.
Acepto, como no, que E Hobsbawm tiene un pensamiento marxista clásico y entonces usted...
es neo-clásico, neo-marxista...
porque el E H relativiza mucho la revolución soviética desde su perspectiva histórica. basta leer el capítulo preliminar "vista panorámica del siglo XX" de su ya clásica "Historia del siglo XX" (pag 18 y 19 de la edición en editorial Crítica (1995).
En cuanto a los posibles apoyos que pueda recabar P López para ser nombrado lehendakari pues eso, son unos apoyos como otros, consecuencia de un sistema parlamentario. Si nuestro sistema fuera presidencialista con segunda vuelta no tendría esta particularidad, tendría otras mejores ?? peores?? pues según y como. Mire usted, en Galicia el socialista Touriño se buscó el apoyo del, según D Javier izquierdista BNG y ahí tiene el resultado. La pérdida de las elecciones sólo es el final, han sido cuatro años de penoso arrastrar un teórico poder presidencial que sus supuestos apoyos nacionalistas ridiculizaban diariamente publicitando por todos los medios su oposición y/o desacato del presidente. Cuatro años de uso y abuso del poder negociado con el Psoe- PSG en un ejercicio de ejemplar nepotismo y clientelismo. Ignoro cual será el precio del apoyo del PP, si llega a producirse en Euskadi, dificil será que alcance el precio que ha pagado toda la ciudadanía de galicia al pacto bipartito socialita-nacionalista (eso si de izquierdas)
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