El principio de incertidumbre de
Heisenberg marca hasta que que punto puede llegar a ser inexacta la ciencia, en este caso la
mecánica cuántica, a la hora de hacer medidas. Tras la formulación matématica que fríamente relaciona dos magnítudes de las llamadas
canónicas, que bien pueden ser la
posición y el
momento líneal, o mejor la
Energía de un proceso y el
momento temporal en el que se produce ese proceso, con una magnitud constante, la
constante de Planck, de manera que el producto de esas dos magnitudes
canónicas es siempre igual o mayor a la mitad de esa constante, tras esa formulación, hay una explicación
cualitativa bastante más intuitiva. Pensando en lo que sería la medida de la posición y velocidad de un electrón. Para poder
ver el electrón, es necesario que un fotón de luz choque con el electrón, modificando, inevitablemente, su posición y velocidad. Resumiendo, al realizar la medida, modificamos los datos, introducimos errores que no podemos eliminar por muy perfectos que sean nuestros instrumentos. En la física clásica
newtoniana esta incertidumbre no tenía sentido, ningún objeto macroscópico modifica de forma apreciable su energía, o posición, por interacción con un fotón. Esta, y otras indeterminaciones o incertidumbres que rodean una ciencia cuasi exacta como la física, cuando tenemos que trabajar a escala atómica o sub-atómica, permiten elaborar, sin demasiado rigor, paradojas como la que permite al gato de
Schrödinger estar vivo y muerto al mismo tiempo.
A mi me gusta, porque puede convertirse en un experimento agradable, incluso divertido, intentar aplicar estos humildes, y más que limitados, conocimientos que poseo de física clásica, cuántica o relativista, al mundo cotidiano, a esos acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor todos los dias de todos los meses de todos los años.
Por ejemplo ¿qué ocurre si aplicamos nuestros conocimientos de física, digamos...al PSOE?. Para la física clásica, tanto teórica como aplicada, no hay discusión posible. El Partido Socialista Obrero Español, el PSOE, es un partido de izquierda, con una base socioelectoral de izquierda, una militancia de izquierda y que aspira a una sociedad más justa, más solidaria y más equilibrada. Cualquier dirigente del PSOE, cualquier militante del PSOE, cualquier votante del PSOE puede reconocerse en esa clásica definición de partido de la izquierda. Pero..., y empezamos con los peros, si comenzamos a estudiar a este partido más finamente, yendo a su estructura, aplicando...digamos la
política cuántica, comienzan las incertidumbres e indeterminaciones que, con demasiada frecuencia, suelen terminar en estupefacciones, desengaños y desilusiones. Ciertamente, en no pocas ocasiones, y como ocurría con el gato del experimento, el PSOE es, al mismo tiempo un partido de izquierda y de derecha. Pueden coexistir los
estados cuánticos de
izquierda y
derecha, como coexistían los de
vivo o
muerto en el caso del gato, mientras la caja permanece cerrada y la incertidumbre tiene vigencia, pero al abrirse la caja se acaba la indeterminación, se agota la incertidumbre. El gato está muerto. El PSOE está instalado en la derecha. En el caso del experimento de
Schrödinger, la apertura de la caja se produce, de forma evidente, al levantar la tapa de la misma. Puede no ser tan obvia la apertura de la caja en nuestro experimento sociopolítico. Pero haremos un rodeo argumental que nos resultará útil. Si la apertura de la caja, en el fondo, lo que supone es acabar con la indeterminación, no hace falta ser demasiado perspicaz para percatarse de que cada vez que el PSOE ha tenido que romper esa indeterminación que le permitía ser
cuánticamente de
derechas y de
izquierdas, de forma simultánea, lo ha hecho para caer, de forma sistemática, en el campo de la
derecha más tradicional. Así ocurrió con los gobiernos de
Felipe González, y para la historia queda la infame felonía del
referendum OTAN junto a un desmantelamiento industrial que no hubiera asumido la propia
derecha,junto a un intento de reforma laboral al que hubo que responder con
Huelgas Generales, y junto a un intento de
guerra sucia contra ETA, los GAL, que no hubieran tenido reparos en practicar los generales
Pinochet o
Videla. Y así está ocurriendo con los gobiernos de
José Luis Rodríguez Zapatero, incapaz de aprovechar una situación objetivamente favorable, como es la crisis estructural del sistema capitalista, para crear las condiciones subjetivas que permitan avanzar en la superación de ese sistema, un sistema, el económico capitalista, que hace mucho que ha agotado las posibilidades de progreso social. Con unos votantes claramente de
izquierda y la mayoría de su militancia (lo de
Pepe Bono,
Paco Vázquez o
Joaquín Leguina sólo son anécdotas), honestamente de
izquierda, el PSOE es un partido de la derecha, porque como tal se comporta y actúa.
La cosa se complica, y de que modo, si nos adentramos en los vericuetos de la
mecánica relativista, heredera evidente de la
Teoría de la Relatividad .
Sin entrar en una descripción que podríamos llamar
einsteniana de los conceptos básicos de la física relativista, tanto general como especial, y que nos llevaría a detenernos en cuestiones de dificil divulgación asequible como pueden ser el
principio de covarianza, los
sistemas de referencia de
Poincaré y
Lorentz, o el
espacio-tiempo de
Minkowski. Quedándonos sólo en lo más básico del relativismo, y que de una forma, si se quiere intuitiva, viene a decir que dos observadores en movimiento, se percibe más claramente si lo hacen a velocidades cercanas a la de la luz, obtienen distintas medidas de espacio y tiempo para el mismo acontecimiento. Si bien el
pincipio de covarianza determina que las ecuaciones que relacionan las magnitudes físicas tienen la misma forma, independientemente del estado de movimiento. Estas consideraciones de índole relativista, aplicadas a nuestra realidad sociopolítica, y teniendo en cuenta que la
derecha española, mayoritariamente nucleada en torno al
Partido Popular, está anclada en posiciones que, con alguna dificultad, asumirían los
neanderthales que en su día poblaron
Atapuerca, hace que pueda parecer que el PSOE hace, elabora, construye, políticas de
izquierda. En ese contexto, teniendo por oponentes políticos a
Rouco Varela,
María San Gil,
Francisco José Alcaraz o
Jaime Mayor Oreja, en ese contexto, mezcla irrespirable de caspa y nafatalina, en ese contexto, con esos oponentes, prácticamente cualquier medida puede parecer
izquierdista e incluso
carbonaria.
A velocidades cercanas a la de la luz, la ecuación de onda de
Schrödinger deja de ser efectiva, habría que adentrarse en el complicado mundo de la
cuántica relativista, con dificil traslación a nuestra realidad circundante. No merece la pena perder, ahí, el tiempo.
Esta característica del PSOE, como formación sociológicamente de
izquierda con comportamientos erráticos e incluso en algunos casos, definitivamente reaccionarios, tiene, o debe tener, mucha importancia para los que se plantean la
Refundación, que quier impulsar
Izquierda Unida, como una
Refundación del conjunto de la izquierda, puesto que hay que buscar la manera de atraer a esos
compañeros, hoy en la órbita del PSOE, a ese proceso. Y esa atracción, a mi juicio y esto puede resultar controvertido, sólo será posible tras un desastre irreversible del PSOE, con todo lo que implica. Para los que apuestan por una
Refundación de Izquierda Unida, aunque sea con otro nombre, que excluya a ese sector de la
izquierda tampoco deja de ser importante la situación del PSOE. Con ellos hay que contar.
Compleja queda la situación, como complejas son todas las situaciones que plantea la Física cuando abandonamos los sistemas ideales, cuando ya no estamos en condiciones normales de presión y temperatura.
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