martes, 6 de abril de 2010

¿Que será de Bujarin?

Cuando en mi adolescencia, casi en mi infancia, allá por los inicios de los años setenta, comencé a tener una cierta actividad política, una de las cosas que más me molestaban eran las reuniones dedicadas a formación política, a estudio teórico, fundamentalmente porque las consideraba una pérdida de tiempo, creía que consumíamos, inutilmente, energías y que corríamos riesgos, en aquellos momentos cualquier reunión era un riesgo, simplemente para aprender cosas que, a mi juicio de entonces, tenían poca utilidad a la hora de enfrentarnos a la dictadura. Sin embargo, el sentido de la disciplina militante, que siempre me ha acompañado quizás por lo intesamente que lo he mamado, hacía que fallara en muy pocas ocasiones, y siempre con justificación argumentada. En aquellas densísimas reuniones de jóvenes , invariablemente, algún camarada, que a mí entonces me parecía veterano y cargado de autoridad, nos ilustraba sobre los aspectos básicos del marxismo-leninismo. Como es lógico, toda ortodoxia genera herejes, y una de las herejías más gordas era el bujarinismo, para algunos camaradas sinónimo de titoismo, aunque lejos de la traición histórica que había supuesto el trotskismo y la más reciente, causante de la ruptura del movimiento comunista internacional, el maoísmo. Había camaradas que defendían, y no mucho después, cuando ya no estaba bajo la disciplina del PCE "oficial" escribí para Estrella Roja, una revista de los jóvenes comunistas disidentes, un artículo en el mismo sentido, que todos esos ismos: bujarinismo, comorerismo, trotskismo, maoismo y también, ¿porqué no?, el carrillismo eran diferentes versiones de un mismo tronco revisionista que no buscaba otra cosa que la destrucción del Partido, Partido con p mayúscula. Y el Partido por excelencia, por antonomasia, no era otro que el Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS, que antes fue el Partido Comunista de Rusia (bolchevique), y en plena revolución, el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (bolchevique). Y si en ese momento eran, para mí, Santiago Carrillo y Mao-Tsé-Tung, no existía entonces Mao Zedong, los grandes traidores, antes lo había sido Josip Broz, Tito, como anteriormente lo fueron Leon Davidovich Bronstein, Trotski, Zinoviev, Kamenev y Bujarin, todos a mogollón, en un totum revolutum un tanto peculiar, continuadores de Martov o Plejanov y en definitiva en la corriente revisionista de Bernstein o Kautsky. El silogismo es un clásico en dAtIsI:

Todos los que están contra la línea del Partido son criminales contrarrevolucionarios.

Bujarin, Zinoviev...etc, están contra línea del Partido.

luego

Bujarin, Zinoviev...etc, son criminales contrarrevolucionarios.
Más claro el agua.
Evidentemente no era un prodigio de formación, y en algunos aspectos tenía más de desinformación que otra cosa. Le obligaba a uno a circular por caminos muy sectarios, y desambarazarse de ese sectarismo no es tarea sencilla. Es algo que algunos ni han intentado, y que yo mismo no he conseguido del todo, y soy consciente de ello, y en parte, si soy sincero conmigo mismo, me agrada. Poniendo un razonable grado de perspectiva algunas afirmaciones de entonces pueden causar, como poco, sonrisa. Calificar a Carrillo como trotskista, algo que yo defendí en su día con argumentos, que a mí me parecían, de peso, pero que hoy no utilizaría ni siquiera en parte, era una clara muestra de sectarismo que hube de corregir. Sin embargo, y entonces no conocía las posiciones de Nicolai Bujarin en relación al papel del mercado en el camino hacia el socialismo, si en alguna ocasión acusé a Santiago Carrillo de bujarinista, aunque fuera de casualidad, puede que acertara, tengo mis dudas. Quizás me ha ocurrido como a aquel que llevaba toda la vida hablando en prosa sin saberlo. Sin embargo, a día de hoy no repitiría con tanta alegría el aserto de que el dirigente ruso era un elemento antipartido, pero la obsesión del nonagenario asturiano por acabar con el PCE y al tiempo con IU, la pone de manifiesto Gregorio Gordo en su bitácora.
¿Que será de Bujarin? Sabido es que fue asesinado, un asesinato legal, pero de vivir no creo que estuviera haciendo anticomunismo barato en la cadena SER. Puede que Carrillo sea un bujarinista, pero Bujarin nunca hubiera sido carrillista.

1 comentario:

Librería Roja dijo...

Sos bastantes boludos (o gillipollas, creo que les dicen en España) las atrocidades del Stalinismo fueron bastantes evidentes para no darte cuenta, los que criticaron al Stalinismo tuvieron razón y merecen el mayor de los respectos y no que cualquier boludo los etiqueten de traidores, abri el cerebro!