Contraponer libertad a dictadura, y preferir esta última, es un ejercicio teórico complicado, y su praxis, a la vista del derrumbe del campo socialista europeo, con la URSS a la cabeza, tampoco parece sencilla.
¿Dictadura? ¡Ni la del proletariado! exclamó más de un dirigente de aquel PCE de la transición, deseoso de que el sistema, y el que no sepa a que o quien me refiero es mejor que no siga, le concediera la etiqueta de "demócrata". Una etiqueta a la que, ni por asomo, podría acceder Leonid Ilich Brezhnev, pongamos por caso, pero tampoco Ho Chi Minh , fundador del Partido Comunista de Indochina , máximo inspirador de la guerra antiimperialista que dió lugar a la reunificación vietnamita en un Estado Socialista, guerra que supuso la mayor, en realidad casi la única, derrota de la prepotencia gringa desde que en Little Big Horn el general George A. Custer, gran demócrata que respetaba la Constitución de los EEUU, fue aplastado por una conjunción de 7 tribus:
Unkpapas Lakota, Oglala Sioux, Pies Negros, Cheyenne, San Arc, Miniconjou y Brule, incomprensiblemente, molestos porque el Gobierno Federal Norteamericano, elegido democráticamente, como todo el mundo sabe, o debería saber, había tomado la más que democrática decisión de no respetar los acuerdos firmados con ellos, sin darse cuenta de que, al fin y al cabo, eran unos salvajes de tomo y lomoy ni Tasunka witko, (Caballo Loco), ni Tatanka Iyotake, (Toro Sentado) ni Makhpyia-luta, (Nube Roja) fueron elegidos de acuerdo a las normas vigentes en cualquier sociedad aseada y pulcra que se precie.
Tiene muy mala prensa la palabra dictadura, en cambio la palabra libertad se vende sola.La Verdad os hará libres, gritan aquellos que vitorean a Presbíteros, Obispos, Cardenales y Papas, olvidando, sin duda involuntariamente, que se refieren a su verdad , y ésta, que es suya porque está revelada por Él
es incompatible con cualquier otra verdad subjetiva, relativismo moral, lo llaman. No es baladí la libertad de enseñanza, que suelen reclamar los mismos aclamadores de vestiduras talares, tras la que hay un objetivo ni siquiera oculto: que entre todos paguemos la educación privada de algunos. Desde nuestro inefable Partido Popular madrileño nos ofertan ahora una libertad más, ¡están que lo tiran!, la de elección de nuestro médico, y algunos mal pensados, entre los que, ¡como no!, me encuentro, piensan, pensamos, que no se trata más que de la antesala a la privatización, al menos parcial de la sanidad. Pero la libertad por antonomasia, la que defienden a capa y espada, a la que bajo ningún concepto están dispuestos a renunciar es la libertad de mercado, elemento básico del sistema capitalista. Es hasta tal punto importante, que incluso aquellos, como el dirigente rumano Nicolae Ceaucescu , que en principio se podrían asimilar al soviético de pobladas cejas,comenzaron a ser vistos con cierto grado de simpatía, porque junto a un distanciamiento político del mundo socialista, se producía una conveniente apertura económica. Esta simpatía acabó no sirviéndole de mucho a Nicolae y Elena, y es que, al fin y al cabo, Roma no paga traidores. En estas sociedades, tan democráticas ellas, tan respetuosas ellas con los derechos humanos, esas libertades y, repito, sobre todo el libre mercado, adquieren tal magnitud que pueden, si la necesidad, su necesidad, lo exige, llegar a conculcar los mecanismos, supuesta y formalmente democráticos, con los que ellos mismos, y a estas alturas quienes no sepan quienes son ellos pueden irlo dejando, nos venden las maravillas de un sistema que es "el peor, si exceptuamos todos los demás", en originalísima ocurrencia del ultrarreaccionario militarista británico Winston S. Churchill que tambien definió a la democracia como el sistema en el que "si llaman a la puerta a las seis de la mañana, se trata del lechero". El gobierno títere de Rodríguez Zapatero, plegándose a las exigencias del FMI y otras instancias económicas , ha puesto de manifiesto hasta que punto el libre mercado no es más que la dictadura de la clase dominante, detentadora absoluta de los medios financieros y de producción. Algo más que formulado y reformulado por aquellos que analizamos los fenómenos y estructuras sociales desde la perspectiva de la lucha de clases, al considerar ésta como la contradicción principal de la sociedad, mientras la sociedad esté dividida en clases, es decir por los marxistas.
En efecto a la dictadura de la burguesía, dictadura que puede ir, perfectamente, revestida de métodos, aparentemente, democráticos Marx opone la del proletariado como una forma avanzada de democracia, la democracia socialista, y podemos considerar a la Comuna de Paris, como el primer ensayo de democracia proletaria, de dictadura del proletariado, y V. I. Ulianov (Lenin), deja claro que la clase obrera sólo puede ejercer el poder del estado en el marco de instituciones estatales de un tipo diferente a las del estado burgués, es decir, instituciones fundadas en consejos de trabajadores (soviets) soberanos y democráticamente elegidos y centralizados. En opinión de Lenin los intentos de avanzar hacia el socialismo utilizando, exclusivamente, la ocupación pacífica, mediante elecciones celebradas con sus reglas, de áreas de poder democrático-burguesas, son infructuosos. Lo afirmaba el dirigente ruso a principios del siglo XX, y sin grandes modificaciones podríamos reafirmarlo ahora. Conviene relativizar la importancia de los resultados electorales, sin negarla de modo absoluto. Quizás por ello me muestro, al mismo tiempo, tranquilo y escéptico a medida que los institutos demoscópicos dan un 6 , un 7 o un 8 por ciento a Izquierda Unida , porque para los comunistas, conocedores y sabedores de que con sus reglas es imposible ganar, y si ganaramos, como ellos siguen detentando el poder fáctico, las dificultades serían de tal calibre que sólo con una gran movilización popular se podría mantener lo conquistado en las urnas, y los ejemplos de Venezuela, o Bolivia, están en la mente de todos, el recuerdo de Chile también. Los comunistas no despreciamos las urnas, las utilizamos, conocemos su importancia tanto para dar a conocer nuestro mensaje, como para minimizar, en lo posible, las agresiones de la burguesía monopolista, pero sabemos que es imposible crear islas de sostenibilidad o socialismo en el marco del sistema capitalista. La transformación de la sociedad exige un cambio, no solo del sistema económico capitalista sino también de sus estructuras políticas.
Termino con la definición de dictadura del proletariado que aparecía en la Enciclopedia Soviética:
Poder estatal del proletariado; se establece como resultado de liquidar el régimen capitalista y destruir la máquina del Estado burgués. La dictadura del proletariado constituye el principal contenido de la revolución socialista, de cuya victoria es condición necesaria y principal resultado. De ahí que la teoría de la dictadura del proletariado forme una parte capitalísima del marxismo-leninismo. El proletariado hace uso de su poder para aplastar la resistencia de los explotadores, consolidar la victoria de la revolución, conjurar a tiempo las tentativas de restaurar el poder de la burguesía y defenderse contra las acciones agresoras de la reacción internacional. Sin embargo, la dictadura del proletariado no significa solamente violencia; por el contrario, no es éste su significado esencial. Su función principal es creadora, constructiva. La dictadura sirve al proletariado para atraer a su lado a las amplias masas trabajadoras e incorporarlas a la edificación socialista, para transformar revolucionariarnente todas las esferas de la vida social: economía, cultura y género de vida, para educar en un sentido comunista a los trabajadores y establecer una sociedad nueva, sin clases. La dictadura del Proletariado constituye el instrumento capital para la edificación del socialismo, es la condición necesaria de la victoria de éste. Su base y principio supremo radican en la alianza de la clase obrera con el campesinado, bajo la dirección de la primera. En el transcurso de la edificación socialista, la base social de la dictadura del proletariado se amplía y se fortalece, se forma la unidad política, social e ideológica de la sociedad. La principal fuerza rectora y orientadora en el sistema de la dictadura del proletariado es el destacamento avanzado de la clase obrera: el partido de los comunistas. En el sistema de la dictadura del proletariado entran distintas organizaciones de masas de los trabajadores: órganos de representación popular, cooperativas, asociaciones juveniles y otras agrupaciones sirven de eslabones de unión entre el Estado socialista y las masas trabajadoras. Históricamente, la primera forma de dictadura del proletariado fue la Comuna de París, la cual enriqueció al marxismo con una experiencia valiosísima, que permitió a Marx llegar a una conclusión acerca de la forma estatal de la futura sociedad socialista. Los soviets constituyen una nueva forma de dictadura del proletariado, descubierta por Lenin al estudiar la experiencia de dos revoluciones rusas. Finalmente, la novísima experiencia revolucionaria, ha dado origen aun a otra forma de aquella dictadura: la democracia popular. La dictadura del proletariado no es un fin en sí mismo, sino el medio históricamente necesario y el único posible para pasar a la sociedad sin dictadura y sin clases. «Después de haber asegurado la plena y definitiva victoria del socialismo –primera fase del comunismo– y el paso de la sociedad a la amplia edificación del comunismo, la dictadura del proletariado –se señala en el programa del P.C.U.S.– ha cumplido su misión histórica y desde el punto de vista de las tareas propias del desarrollo interno, ha dejado de ser necesaria en la U.R.S.S. («Documentos del XXII Congreso del P.C.U.S.», pág. 396). La conclusión en el sentido de que el Estado de la dictadura proletaria se ha transformado en Estado de todo el pueblo, constituye una relevante aportación al desarrollo creador del marxismo-leninismo, a la doctrina que trata de las leyes de la transformación de la sociedad al pasar del capitalismo al comunismo.
El debate sobre la evolución de la URSS y su derrumbe, junto con el conjunto del campo socialista, para otra entrada, pero no lo rehuyo, que conste.
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1 comentario:
Señor Centeno, casi me emociona su artículo. Por cierto, ¿a usted le aguantan en el PCE?. No se yo; vudú si que le harán, seguro. O igual pasan. En IU debe tener un club de fans, me atrevo a suponer.
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