En no pocas ocasiones, es más lo hago cada vez que puedo,he manifestado que en los regímenes occidentales de capitalismo avanzado, y perdón por el rodeo lingüístico pero me niego a llamarles lo que no son, es decir los que solemos llamar de nuestro entorno, la democracia, sensu strictu,ni está ni se la espera, puesto que poder, lo que se dice poder, el pueblo, o si se prefiere el más aggiornado término, la ciudadanía, tiene más bien poquito, por no ser absoluto y exacto y decir ninguno. Hay, eso sí, una cierta posibilidad de influir en escoger a los que, aparentemente, van a ejercer el poder. Y califico ese poder como aparente siendo muy consciente de lo que escribo. El poder real, ese que influye directamente en nuestras vidas, no está ni en La carrera de San Jerónimo, ni el Palacio de la Moncloa, ni siquiera en el Palacio de la Zarzuela. Esa posibilidad de elección de quienes, y vuelvo a escribir aparentemente, legislan en nuestro nombre y a su vez eligen a quien gobierna, establece una diferencia importante con los sistemas, en los que el poder real es, exactamente, el mismo pero no existe formalidad electiva alguna. Los que hemos conocido ambos sistemas conocemos perfectamente la diferencia. Las diferencias, habría que decir en propiedad, puesto que hay más de una. Y una de esas diferencias, puede que la más importante, es la existencia de una serie de derechos, individuales y colectivos. Uno de esos derechos es la libertad de expresión. Aquí y ahora tenemos libertad de expresión. ¿Es cierto de manera absoluta? o ¿Es necesario matizar, precisar? Más bien lo segundo. Y mucho me temo que las matizaciones y precisiones, son de tan grueso calibre, que llevan a poner en cuestión la proposición principal.
Veamos.
La bitácora de John Cornford nos pone en la pista al reproducir un artículo de un supuesto periodista del diario Público, a cerca de la deriva adoptada por este diario. Pero no es exactamente de esto de lo que quería hablar. Mi amigo Antonio Flórez ha hecho, al menos, en un par de ocasiones atinadísimos, a mi juicio, análisis sobre la evolución de este diario. Y de esto mi amigote sabe lo suyo, tuvo mucho que ver en aquel proyecto fallido que fue el diario Liberación, y de como lo torpedearon. Ni siquiera me voy a pronunciar sobre si lo escrito en El cuarto estado está realmente escrito por un miembro de la redacción de ese diario. Hay quien ha manifestado su voluntad de profesar como monja de ser cierto, algo que no me gustaría perderme.Da lo mismo.
Lo escrito, que refleja, desde mi punto de vista, fielmente la situación y además pone el dedo en la llaga, nos conduce, un tanto descarnadamente, a la realidad.¿Libertad de expresión?, vale pero...¿Para quién? y sobre todo...¿Para qué?. Que yo, aquí, en este espacio que llamo mi bitácora, pueda expresarme con cierta libertad, aunque haya temas en los que conviene extremar la cautela, puede dar a entender que tengo libertad de expresión, y puede que la tenga, pero suponiendo que lo escribo tuviera la calidad mínima exigida, que es mucho suponer, me encontraría que, de ser periodista, miembro de la redacción de un periódico, de cualquiera de los periódicos, lo que escribo sería matizado, filtrado, corregido, en definitiva censurado hasta hacerlo irreconocible. A la libertad de expresión, teórica, no le sigue una libertad de difusión, práctica. Y la ausencia de esta segunda libertad anula, de facto, la primera. Y siguiendo con el argumento, a mi me parece que impecable, podría firmar que cumpliendo esas condiciones de calidad a las que antes hacía referencia, lo que escribo podría tener cabida en Gramma , pero nunca sería difundido por El Pais o Público ¿Dónde tengo yo, mi libertad de expresión?
En el sistema capitalista los medios de producción están, injustamente, en manos privadas. Los medios de producción de opinión, es decir los medios de comunicación, también. Y esas empresas, ese capital, tiene intereses en mantener un sistema económico como el actual, porque en el alternativo, el socialismo, sus intereses han de ser, como poco, radicalmente cercenados. Por tanto, ni el señor Roures y Mediapro, ni el señor Polanco y PRISA tienen el menor interés en erosionar, básicamente, al sistema. En esencia defienden lo mismo que La Razón, el ABC o El Mundo, un sistema que ellos, cínicamente, llaman "democrático", y yo califico de capitalista y por tanto injusto e insolidario. Y sus discrepancias, esenciales, que existen, están, en definitiva, en lo accesorio, en como gestionar ese sistema, si de una manera más progresista, más garantista de derechos sociales, o de una manera más conservadora poniendo el acento en la libertad, y aquí hay una libertad, del mercado.
En un auto sacramental, en el que se personifican virtudes humanas abstractas la libertad tiene un hueco, puede ser perfectamente un personaje, pero la realidad cotidiana dista mucho de ser un auto calderionano, en el que, en trabajada psicomaquia, la libertad puede charlar, animadamente, con la solidaridad, sobre que hacer con la pobreza, y las tres tienen una ¿personalidad? bien definida, con unos elementos característicos concretos. En la realidad, en el espacio de tres dimensiones en el que nos movemos estos grandes conceptos estan, definitivamente, relativizados, por más que este relativismo ponga nervioso a más de uno, sobre todo con vestimenta talar. Se ponen nerviosos aquellos que necesitan para apuntalar su código de conducta moral un conjunto, no vacío, de verdades absolutas.
Para los escolásticos medievales, que pretendían actualizar el pensamiento de Aristóteles con la aportación de Tomás de Aquino, la libertad era:
Facultas electiva mediorum servato ordine fines
Que, para los damnificados por la LOGSE, viene a decir:
Facultad de escoger los medios para conservar los fines.
¿Y cuáles son los fines?. La salvación eterna. Muchísima gente, sobre todo creyentes en una vida trascendente, asumirían esta definición de libertad sin grandes problemas. Yo no.
Empecé a escribir este post , ayer, que era el día de la libertad de expresión.
¿Libertad para qué? ¿Libertad para quien?
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Las lámparas de techo blancas son un elemento clave tanto en la decoración
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conv...
Hace 2 semanas
4 comentarios:
¿Es que no se puede conjugar Socialismo y Libertad? Así se llamaba la corriente trotskista mejicana que acogió a muchos de los antiguos militantes del POUM.
La idea central de este post, "Libertad ¿para qué?, libertad ¿para quién?", preguntas que el ahora tan recordado Francisco Franco hacía a los que le pedían una liberalización de la dictadura, parte de una falacia. Supone que mientras la libertad no sea inmaculada, mientras no vivamos en un mundo perfecto, no es verdadera libertad (los fachas dirían que es "libertinaje") y por tanto, ¿para qué?. Entonces se puede prescindir de ella, porque no es la auténtica (a veces se la desprecia con el apelativo de "libertades formales", o peor aún, "burguesas"). Yo creo que se trata de ampliar poco a poco el campo de la libertad a más gente, no restringirlo a todos porque esa libertad no es "pura" y "perfecta". Nada de lo humano lo es. Y ese es precisamente el pecado de los idealistas, querer destruir el mundo viejo e injusto para crear uno nuevo, perfecto y feliz. Lo malo es que seguiría estando formado por seres humanos y aunque hubiera igualdad, sin libertad no sería humano, y por tanto tampoco sería un mundo feliz.
Mi querido Paco. Quizás la pregunta, sino hubiera muerto en el Palacio de la Moneda se la habría contestado el compañero Salvador Allende que no restringió ni una sola de las ¿libertades? que permitieron a la derecha chilena, que hoy gana elecciones,preparar el golpe de Estado.
Mi no menos querido Antonio, ¿quien ha hablado de libertad inmaculada?. Yo no. Y le repito la pregunta: Libertad ¿para que? ¿para quien? ¿para Diez Usabiaga, para Ricardo Sáenz de Yniestrillas?. La libertad no es neutral. ¿Tenemos todos los mismos medios económicos, cuestión esencial, para difundir, que no sólo expresar, nuestras ideas? Cuando sea así hablamos de libertades.
Le invito a intentar expresarse en medios de comunicación públicos, como Tele Madrid o RTVE, en lugar de en medios privados, como redprogresista. Seguro que acabará echando de menos los medios privados.
Los medios de comunicación privados dan más posibilidades a las opiniones minoritarias: diagonal, rebelion.org, alba, gara, el boletín de la cnt...
Pero su libertad de expresión no incluye el derecho a obligar a los demás a leerles.
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