sábado, 6 de noviembre de 2010

Dos clases de españoles

El Espia Otomano opina:
La Constitución Española, esa que gusta tan poquito al dueño de esta bitácora, puede tener, a juicio de este espía, y de hecho tiene, aspectos positivos; uno de esas cuestiones, indudablemente, positivas, es en la garantía de que no existirán discriminaciones entre españoles por motivo de sexo, raza o, ¡atención!, creencias religiosas. Los enemigos de todo aquello que no sea la configuración de España como Una, Grande y Libre, recurren, con cierta ligereza, a este precepto constitucional cuando, y fundamentalmente en cuestiones lingüísticas se niegan a que sus hijos se eduquen en la lengua propia de la nación o región en la que viven. Argumentan que siendo españoles, por encima de cualquier otra consideración, tienen el mismo derecho a que sus hijos sean educados en español como el resto de los españoles, y a esa postura de, a criterio de este espía, díficil defensa tienen la desfachatez de llamarla defensa del bilingüismo, curiosa defensa ésta que pretende ciudadanos formados en una sola lengua, y por ende conocedores y usuarios únicamente de una sola lengua como elemento vehicular; mayor canto al monolingüismo castellano va a ser difícil de encontrar. Sin embargo los escandalizados por esta supuesta discriminación, suelen no decir esta boca es mía ante, y esta es objetiva e incontestable, la discriminación que se produce por el hecho que unos contribuyentes españoles, y da lo mismo que sean muchos o pocos, por el hecho de practicar una determinada religión, tienen el privilegio de destinar una parte de sus impuestos, en concreto el 0,7%, a lo que ellos quieren. Para este otomano, que ve con preocupación como el gran avance hacia el laicismo que supuso la revolución de Mustapha Kemal Ataturk está seriamente amenazado en la Turquia actual, esta situación en el pais que tiene el honor de espiar es incomprensible, máxime cuando la Europa Occidental desdeña la candiatura turca a la UE con el argumento de la influencia religiosa en la política de esa República. Y quiere aprovechar este otomano, sin que se me malentienda, la visita pastoral de Joseph Ratzinger, ex-miembro de las Juventudes Hitlerianas, a España para recordar a un compatriota Mehmet Ali Agca, con el que no me une nada, del que nada justifico y menos un intento de asesinato, que cumplió diecinueve años de cárcel por un intento, y solo intento, de asesinato. Muchos que han perpetrado muchísimos más crímenes han pagado menos. Cuestión de influencia, supongo.

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