viernes, 12 de noviembre de 2010

Sahara en el corazón

Les robamos los productos de su subsuelo.
Intentamos esquilmar su rico banco pesquero.
Les convencimos de que eran españoles como nosotros, había pintorescos procuradores en las Cortes de la dictadura.
Llegado el momento el glorioso ejército español, comandado ya por el motor del cambio hizo lo mejor sabe hacer, cuando no se trata de enfrentarse a su propio pueblo, salir, cobardemente corriendo, y les dejamos tirados.
Hoy la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha declarado que las relaciones con Marruecos son una cuestión de Estado .
Ser español no es solo celebrar el gol de Iniesta, o los triunfos de Nadal o Fernando Alonso.
Hay días, muchos más de los deseables, que ser español da asco, hoy es uno de ellos.
Por lo menos no soy militante del PSOE. Algo es algo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien Don Javier, comparto plenamente su escrito, en el que quizás pudiera figurar la traición en 1975 del hoy rey Borbón (y entonces Jefe del Estado interino por la enfermedad del dictador que felizmente retiró al asesino del mundo de los vivos), no sólo al pueblo saharaui, sino al Estado español, que perdió una amada provincia africana (según la terminología franquista) o un protectorado (según la definición de la ONU) de unos 200 mil kilómetros cuadrados. Y para colmo, los pobres hermanos saharauis cayeron en manos de Felipe González Marquez pocos años después, quien promesa tras promesa logró que el Frente Polisario fuera plenamente admitido en la mal llamada Internacional socialista tras el abandono de la lucha armada. ¿Se podrá decir que hay pueblos con mala suerte?. No lo creo, simplemente la burguesía española descubrió los fosfatos hace tantos años que los saharauis no han podido aún recuperarse del honor de ser "casi" españoles. Y lo siguen pagando.

Unknown dijo...

No sólo hay todo tipo de argumentos geopolíticos falaces por parte de los sucesivos gobiernos de España y Francia a favor de la inexistencia de un posible estado Saharahui independiente y la integración total y absoluta en Marruecos de territorio y personas (o sumisas o aquellos que puedan sobrevivir), sino que la historia del último siglo en el norte de África esconde tal cúmulo de sinvergonzonerías, corrupción, inmoralidad, sobornos y estómagos agradecidos que a muchos próceres y personalidades (del franquismo, de la transición, del tardofranquismo, de la supuesta democracia, ...) les convendría enterrar bajo las arenas del desierto todo lo relacionado con el Sáhara. Los interesados pueden investigar en internet y deducir facilmente quiénes quieren callar y olvidar, empezando por aquel que recibió grandes cantidades de dinero por parte de Arabia saudí y Marruecos para comenzar su democrático reinado con garantías económicas.