lunes, 22 de noviembre de 2010

III Republica




Hemos celebrado, este pasado sábado 20-N, significativo día, la Conferencia Republicana del PCM, previa a la del PCE que se celebrará el 27 de noviembre en el Auditorio del Centro Cultural Moncloa, tal y como aparece en el cartel que ilustra el inicio de esta entrada. La celebración de esta Conferencia se acordó en el XVIII Congreso del PCE y ha de servir, debería, para sentar las bases y estructura de lo que los Comunistas entendemos como III República que, puedo adelantar, no puede ser una repetición, más o menos actualizada o evolucionada, de lo que significó la II, por más que utilicemos los símbolos de esta, bandera tricolor e Himno de Riego, para destacar nuestro carácter inequívocamente republicano. En este sentido, el de nuestro irrenunciable republicanismo, cabe recordar que nuestro Partido, el PCE, ha sido el único que ha analizado críticamente, asumiendo evidentes errores al tiempo que destacaba sus, igualmente evidentes, aciertos, su papel en la transición. Las demás fuerzas políticas activas en aquel momento, ¡que hábiles fueron!, debieron, todas ellas, adoptar políticas y estrategias adecuadas . Solo los comunistas, como gustan de señalar desde la izquierda revolucionaria en posesión de la verdad revelada por Marx y Engels, somos los responsables de la deriva de la transición. Por ello los colectivos del tipo ¡mecachis que rojo soy! insisten, obstinadamente, en intentar hacernos una autocrítica desde fuera. En lo que a mi respecta cabe aplicar el dicho, sin duda poco, o nada, científico, de ¡Vas dao Menelao!. Estoy, siempre hemos estado, dispuesto a hacer los análisis pertinentes, y muy rigurosos, sobre la línea política de este Partido en cada momento histórico, desde su fundación en 1920, o 1921, hasta hoy mismo. Pero empiezo a estar un poco más que harto que desde la extremísima izquierda pequeño-burguesa e infantil, quieran marcarnos el paso.
Nuestra apuesta por la III República, hay que insistir, no es una actualización de la II, ésta murió con la derrota de 1939, pero no cabe duda de que de sus errores y sus aciertos tenemos que aprender. La apuesta republicana no puede ser una política aislada en nuestra estrategia general anticapitalista. Deberíamos conseguir transformar la lucha por cambiar las estructuras sociales, lucha, en estos momentos, determinada por combartir las agresivas acciones de las estucturas de poder que caracterizan el capitalismo, en la lucha por cambiar las estructuras políticas. Porque solo el cambio político puede asegurar el cambio social. En definitiva, no aspiramos a una república que conserve íntegras las estructuras del capitalismo, cambiando un rey por un presidente electo, añadiendo una franja más a la bandera y ahorrándonos la tortura de tener que soportar el chundachunda, que algunos llaman Marcha Real, cada vez que un deportista gana una competición. Para ese viaje no hacen falta alforjas, respondería a la máxima lampedusiana de facilitar cambios para que las cosas sigan igual. La República, para nosotros, conviene no olvidarlo, es una etapa más en el camino hacia el socialismo y el comunismo. Y en ese camino, con esos objetivos finales, nos acercaremos, más o menos a ellos, en función de la correlación de fuerzas que apuestan por ella. Por eso los comunistas, que tenemos muy presente el error de 1931: ¡Abajo la República, Vivan los Soviets! proclamabamos aque 14 de abril, no ponemos más apellidos que los de Federal y Laica., pero con el objetivo confeso de que se trate de una República que nos acerque lo más posible al socialismo. Y no nos volvamos locos a la hora de caracterizar el socialismo que no es, a mi juicio ni viejo, ni nuevo, ni del siglo XXI ni del XIX, es simplemente científico, con la, fundamental, característica de que los medios de producción dejan de estar en manos privadas, para pasar a manos públicas.
A esa especie de Estados Generales que deberan fijar las características del Estado Republicano, los comunistas deberemos acudir con ideas claras de lo que queremos. Para acordar esas líneas maestras hemos convocado esta Conferencia Republicana. Nada más, y nada menos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De nuevo ha dado usted en el clavo: los comunistas son los culpables de todo lo sucedido por estos lares desde que aquel oso se torció un tobillo y la lió con el hijo de don Pelayo. Y no sólo eso, sino que con la manía que tienen de analizar, criticar y comprenderlo todo, ya le están dando dolor de cabeza a los iluminados revolucionarios de salón que tanto proliferan por el bloggerespacio, lo que puede ser bueno porque igual así van y nos dicen de una vez por todas en que ventanilla dan día y hora para hacer la revolución.

Anónimo dijo...

¿Quién es entonces el Partido?
¿Vive entre cuatro paredes?
¿Está prisionero en las cárceles?
¿Escucha en el auricular de los teléfonos?
¿Son sus pensamientos secretos
sus conclusiones desconocidas?

¿Quién es entonces el Partido?
El partido somos nosotros,
Tú, yo, y nosotros, nosotros todos.
Se viste con tu ropa
Y piensa en tu cabeza.
Donde nosotros estemos,
allí estará el Partido,
donde se le ataca allí combate.

Muéstranos el camino que debemos seguir y nosotros lo seguiremos contigo. Pero no sigas sin nosotros el camino, sin nosotros ese camino es el peor, no te separes de nosotros, podemos equivocarnos y tú tener razón, luego, no te alejes de nosotros.

Nadie lo niega, vale más el camino corto que el largo, pero si uno de nosotros lo conoce y no lo puede demostrar ¿de qué nos sirve su sabiduría? Sé sabio, pero sé sabio con nosotros. No te alejes jamás de nosotros.

Bertolt Brecht