Como se esperaba la propaganda sionista se ha puesto en marcha y trata de minimizar las derrotas que se ocultan tras su relativo triunfo militar, a pesar de la enorme superioridad de medios materiales no han conseguido entrar en las ciudades para detener a los principales miembros de
Hamas e incluso alguien tan poco sospechoso de antisemitismo como el
señor Prieto reconoce en su
Twitter que la retirada sin conseguir ese objetivo tiene un cierto aire de fracaso. Es evidente que el Estado de Israel ha cosechado una de sus peores derrotas en el terreno de su imagen ante la opinión pública, hoy en día nadie, en su sano juicio, puede pasar por alto que los métodos, como poco desproporcionados, empleados por el
Tsahal han colocado el Estado de Israel al margen de las naciones civilizadas, y el Estado no es un
ente aislado, está compuesto por personas, y las encuestas dicen que aproximadamente el 80% de la población ha apoyado la actuación de su ejército, lo cual unido a las imágenes de ciudadanos isralíes, provistos de potentes prismáticos, contemplando con evidente cara de felicidad como eran masacrados sus vecinos palestinos. Y que no se intente paralelismo alguno con los estados occidentales porque sencillamente no existe. Cuando en España el gobierno de turno intentó la
guerra sucia contra ETA, a través del GAL, la reacción de la sociedad española fue firme y contundente, sería inimaginable que el gobierno de España
bombardeara Azpeitia, Hernani o cualquier otra localidad cuyos ciudadanos, elección tras elección lo demuestran, apoyan las acciones, que no tengo reparo en calificar como terroristas, de ETA. Ni tampoco los ciudadanos británicos estuviero nunca especialmente orgullosos de acciones poco claras de su ejército en el
Ulster. Para mucha gente, sin entrar a valorar si es verdad o no que
Hamas utilice como escudos a población civil, el Estado de Israel se ha comportado, se comporta, como el policía brutal que en un asalto con rehenes no duda en disparar contra estos con tal de lograr sus objetivos. Se desmonta así el
mantra continuamente repetido por los monjes mediáticos del
Sionismo, tanto el israelí
como el que se cobija al amparo de
Wall Street , el estado de Israel no es, ni de lejos, homologable a los sistemas políticos de la Europa Occidental. Tampoco han salido bien parados a la hora de revalorizar a
Hamas, como un posible representante legítimo de los palestinos de la franja, que al fin y al cabo les habían otorgado su confianza en las urnas. Para muchos que, hasta antes de la agresión, consideraban a
Hamas una organización de carácter
yihadista asimilable a
Al-Qaeda, su calificación actual es, como poco, discutible. Sirve esto de paso para quitar validez a esa especie de
lugar común que dice que todos los terrorismos son iguales y a todos se les combate de la misma forma. Ni todos son iguales, ni todos son terrorismos y si no ¿Porqué son ahora
terroristas los
talibanes que eran patriotas cuando combatían a los soviéticos en Afganistán? ¿Los que lanzan cohetes caseros, que no misiles, sobre el estado de Israel son terroristas o defienden lo que es suyo? ¿Eran terroristas los comandos franceses que, en el desembarco de Normandía, disparaban contra el territorio francés ocupado? Nadie los consideró nunca terroristas sino patriotas. Y por último, hablando en el terreno de la propaganda, su criminal acción ha puesto, ha vuelto a poner, sobre el tapete algo que incluso la propia
Al-Fatah había retirado de la mesa despues de las
conversaciones de Madrid y los
acuerdos de Oslo: El derecho a existir del Estado de Israel. Se ha podido comprobar que aquella importante cesión de la OLP, decisión que implicaba en la práctica el reconocimiento de la injusticia cometida por la ONU en 1948, no ha servido para nada,
pues el Estado de Israel, esté gobernado por el
Likud, en sus diferentes versiones, los laboristas o el mismísimo profeta
Elias en su carro de fuego, no tiene otro objetivo que el recuperar el
Eretz-Israel bíblico. El objetivo coherente y lógico de que se constituyera para la zona un único estado laico, está hoy lejanísimo, es más, a estas alturas parece un objetivo inalcanzable. El conflicto, da la sensación que, sólo terminara cuando uno de los dos derrote al otro. A favor del estado de Israel está su mayor poderío militar y el apoyo occidental. A favor de los palestinos les asiste el tener la razón, que no se si tiene un peso decisivo, pero tambien su peso demográfico, y que no tienen nada que perder.
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