han utilizado armas especialmente crueles y dañinas para la población civil, como el fósforo blanco . Con lo cual, y siguiendo su lógica irracional se sienten legitimados para continuar con sus prácticas de terrorismo de estado con todo lo que tengan a su alcance.
Si tenemos en cuenta la posibilidad más que hipotética de que Israel sea ya una potencia nuclear, el que la comunidad internacional tome cartas en el asunto es una prioridad, máxime si tenemos en cuenta que el síndrome de pueblo elegido por Dios anida, debidamente alimentado por los apóstoles del sionismo, en los corazones de la mayoría de la población israelí, y muy especialmente en los que no son sabra (צבר) , es decir, en los emigrados recientes, mayoritariamente de los países exsocialistas, furibundos reaccionarios capaces de terminar con la humanidad sin mover un músculo.
Ha sido importante la reacción producida contra la brutalidad israelí tanto dentro del mundo islámico
como en el resto, y particularmente en España
Incluso en la siempre aséptica europa occidental, celosa de que se le recuerde como su innacción permitió el holocausto, como permitió y consintió el triunfo del franquismo en la guerra y que se perpetuara durante cuarenta años ha habido importantes protestas.
Y ahora, ¿qué hacemos ahora?, una vez que cesa la efervescencia en la protesta, una vez que se calma la indignación por tanto sufrimiento, no podemos volver a la vida cotidiana con una especie de íntima satisfacción por el deber cumplido, ni mucho menos, el drama continua, la injusticia permanece, el peligor es palpable: Un estado teocrático, armado hasta los dientes, con un demostrada indiferencia ante el sufrimiento humano, el sufrimiento de los gentiles , según su racista terminología, amenaza a la humanidad en su conjunto desde su atalaya de pueblo elegido por Dios con el que tiene una alianza. Hoy, junto con LOS MUCHOS MILES DE JUDIOS que deploran y aborrecen lo que, en su nombre, usurpado como propio por el sionismo, perpetra el estado de Israel, debemos continuar la campaña para desenmascarar la verdadera cara del sionismo, infame ideología racista y mentirosa. Esto no ha teminado.
1 comentario:
Escribe usted ”LOS MUCHOS MILES DE JUDIOS que deploran y aborrecen lo que, en su nombre, usurpado como propio por el sionismo, perpetra el estado de Israel,”.
Yo no los he contado, conozco alguno, pero la inmensa mayoría de los judios aprueban “el todo vale” no sólo contra el terrorismo de Hamas, también apoyan la ILEGAL OCUPACIÓN de TIERRAS expoliadas a los palestinos en la guerra de 1967, y apoyan la existencia de un muro que divide en parcelas incomunicadas a los palestinos.
¿Cuántos judios se manifiestan objetores para no secundar las bárbaras operaciones militares?
Si, hay personas que naciendo judías repudian la historia moderna de Israel. Sí, nacieron judíos, pero la sociedad judía les rechaza como tales.
Usted sabe que los bombardeos y asesinatos de palestinos provocados desde mediados de diciembre tienen como causa, si no primera sí muy importante, las próximas elecciones israelies. El actual partido de Olmert (Kadima) ha emprendido esta atroz represalia para que el partido Likud no le acuse de “blando”. La sociedad judía vota al partido más bárbaro, al que promete más víctimas.
Sionismo e Israel, son actualmente dos términos equivalentes.
Si me permite le copio algún párrafo de un artículo de Marc Carrillo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat Pompeu Fabra en Barcelona
” (palestino) un pueblo que en la desesperación, responde a la opresión con el derecho a la resistencia, un derecho humano básico, reconocido en el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
El Estado de Israel lleva incumplidas un buen número de resoluciones de la ONU relativas al conflicto de Oriente medio. La primera, la Resolución 181 de la Asamblea General en 1947, que estableció el Plan de partición de Palestina, por el que se proponía una unión económica entre un estado árabe y otro judío. A pesar de que los regímenes árabes declaraban que iban a echar a los judíos al mar, la realidad es que el único estado que hoy existe es Israel. Tras la guerra de los seis días de 1967, el Consejo de Seguridad en su resolución 242, declaraba inadmisible la adquisición de territorio mediante la guerra y pedía la retirada de las fuerzas armadas de Israel de los territorios ocupados.
Pero lo cierto es que Estado palestino no existe. A lo que ha coadyuvado la proliferación de asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania. La resolución 446 del Consejo de Seguridad de 1979 denunciaba queel establecimiento de asentamientos, no tiene validez legal y constituyen un serio obstáculo para la paz. Además, en 1968 la resolución 2443 de la Asamblea General instaba a Israel a dejar de destruir las casas de la población civil árabe en las áreas ocupadas. Y en 1978, la ONU condenaba la cooperación militar entre Israel y el, entonces, régimen racista de Sudáfrica. En su resolución de 24 de septiembre de 1982, la Asamblea General condenaba la masacre criminal de palestinos y otros civiles en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, en Beirut, a manos de las falanges cristiano-libanesas y ante la deliberada pasividad del Thasal, comandado por el provocador y fascistoide ministro de defensa Ariel Sharon. La matanza suscitó una reacción internacional y en la izquierda israelita, hasta el punto que el gobierno de M. Begin tuvo que admitir la constitución de la Comisión de investigación Kahan, que consideró que Sharon «faltó a sus obligaciones». Hubo de cesar pero ello no impidió que la sociedad israelí admitiese después que llegase a Primer Ministro.
El Tribunal Supremo es una de las piezas esenciales del régimen israelí. Pero tampoco queda libre de censura en cuanto al respeto a los derechos de los palestinos. En una sentencia de 1999, avaló el uso de métodos rigurosos de interrogatorio (sacudidas de corriente, privación del sueño, golpes y patadas, retorcimiento brusco de la cabeza, etc.) siempre que fuese en circunstancias extremas de la responsabilidad penal y en casos de estado de necesidad. Por tanto, al admitir límites al derecho a la integridad física o psíquica -único supuesto de derecho ilimitado- el Tribunal aceptaba lisa y llanamente la tortura, prohibida por el Cuarto Convenio de Ginebra (arts. 3 y 32).
Con el argumento de garantizar la seguridad, el Gobierno de Sharon empezó a construir un muro de más 600 kilómetros que deja aislados a los palestinos de Cisjordania. La Corte Internacional de la Haya emitió un dictamen en 2004 declarando su ilegalidad. No obstante, Israel ha proseguido con la construcción, si bien, tras las demandas de aldeanos palestinos expropiados, el Tribunal Supremo ordenó el cambio de un tramo de 30 kilómetros en este nuevo muro de la vergüenza. Seguramente ello fue un gran éxito para la hermenéutica jurídica a fin de resolver el conflicto entre libertad y seguridad. Para los súbditos palestinos, poco habrá cambiado su misérrima vida”
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